sábado, 23 de enero de 2010

Un País para Santiago

Un País para Santiago

Recargué mi espalda en el aire denso,

Levanté la cabeza y no vi nada, solo humo,

Se perdieron de mi vista las estrellas

Y clavaron el pico los pájaros sin alas.



El smog hurtó el color a la tierra de mis padres,

Las flores solo pueden verse en los libros y las fotos viejas.

Toda la tierra se ha vuelto un camposanto

Y todos los ojos se han vaciado de tristeza y llenado de sal.



Los niños, a la hora del recreo, son todos iguales,

Su mirada ingenua y carente de culpa,

Y la sonrisa espontánea, escondidas quedan en la máscara

Infame que los protege del “aire”.



¿Dónde va a crecer Santiago? La Tierra escape

No tiene. Salida de emergencia no hay.

Antes un oasis era de agua; en la era de Santiago

Son de aire, son pocos y la tierra rebosa de gente amarilla.



¿Qué hicimos mal? ¿Cómo la Tierra secó su piel?

¿Dónde sus pulmones perdieron el verde?

¿Cuándo el concreto cual mortal lápida

Cubrió como epitafio la conciencia de los pueblos?



Yo quedaré apisonado por la culpa de mi propio epitafio,

Y por el flagelo de mi oscura eternidad que se llevó el color

De la Tierra. ¿Por qué destruimos la casa de nuestros hijos?

¿Por qué agotamos su herencia? ¿Por qué les robamos el aire?



Yo quiero un país para Santiago, limpio como un oasis,

Verde como el coraje, blanco como su alma,

Quiero dejarle un país como yo lo recibí

Y quiero pedirle perdón si no me alcanza el tiempo para corregir.



CERP/Querétaro/Enero, 2011.