sábado, 29 de enero de 2011

Globalización de la Educación

La semana pasada, al final de mi artículo “Educación o Condena Económica”, le comenté que continuaría con el tema de la educación, haciendo referencia a China, Finlandia e India, cuyas características educativas son descritas con precisión, le recuerdo, por Andrés Oppenheimer en su libro ¡Basta de Historias!, el cual, nuevamente, le recomiendo que lea con esmero y espíritu crítico. Permítame, por cuestiones geográficas, iniciar con Finlandia.
Mire usted las medallas que ostenta Finlandia, un país que apenas rebasa los 5 millones de habitantes. Según el Foro Económico Mundial, está entre los primeros lugares de competitividad internacional; la organización Freedom House le asigna el primer lugar entre los países más democráticos del mundo; por último, para no apantallar de más, Transparencia Internacional lo califica como el país menos corrupto del planeta. En el aspecto educativo, la organización PISA, que se ocupa de medir los conocimientos de los estudiantes quinceañeros en matemáticas, ciencias y lenguaje, los ubica en primer lugar y, las Naciones Unidas, mediante su Indice de Desarrollo Humano, asegura que es el país con mayor número de investigadores científicos per cápita. Todo lindo si no fuera porque tan solo con escribir “Finlandia”, me da frío. El caso es que Finlandia pasó de ser un país exportador de madera a exportador de tecnología. ¿Le suena Nokia?

En Finlandia la educación es gratuita. Los maestros gozan de un gran respeto y estatus social y económico. Y como no, ¡si para ser maestro de kinder se necesita una licenciatura y, para enseñar en primaria, hay que acreditar una maestría! Les pagan muy bien (los que empiezan reciben unos 40,000 dólares al año) pero solo uno de cada 10 aspirantes logra el trabajo de maestro. En promedio, hay un maestro por 20 alumnos en activo, pero en la nómina hay uno por cada 12, ya que siempre se tienen maestros o maestras con licencia por maternidad o porque están haciendo estudios de postgrado y porque en cada grupo hay una maestra titular y otra asistente, además de las maestras “especiales” que no tienen alumnos regulares y que se encargan de nivelar a aquellos que muestran dificultades para aprender lo que se enseña al grupo. De esta forma evitan que los alumnos repitan año, eso no existe en Finlandia.

Algo más: los maestros finlandeses, están en contacto permanente con los padres de sus alumnos, mediante un programa de computación, que les permite evaluarlos conjuntamente y, bueno, también vigilarlos para que no inventen irse de pinta o puch-escuela. La Universidad tiene una enorme presencia nacional como lo indica el hecho de que ocupa un lugar en el corazón de la capital, compartiendo con el Palacio de Gobierno, la Catedral y otros organismos públicos. El Instituto Tecnológico de Helsinki cuenta con el 8% de profesores extranjeros en su planta docente y en los próximos 10 años esperan llegar al 25% y todos estos profesores impartiendo sus clases en inglés. Su apuesta por el inglés y este idioma sale de las aulas al pueblo mediante la televisión con programas para niños y películas para adultos. Por lo tanto, no hay más remedio que aprender inglés.

India se ha puesto de moda entre los analistas económicos y políticos. Después de China es el país más poblado de la tierra con cerca de 1,090 millones de habitantes, es decir, 10 veces más que México o 20% de la población mundial o pisándole los talones a China que registra 1,330 millones de habitantes. Entre los dos países se despachan casi la mitad de la población mundial (44 o 45%) y, a ese paso, muy pronto usted estará hablando en chino y yo escribiendo en mandarín.

Lo cierto es que India viene creciendo casi al 9% anual (más del doble que Latinoamérica cuya población es cercana a los 600 millones de habitantes de los cuales más del 80% son pobres) y con ello han sacado de la pobreza a más de ¡100 millones de personas en los últimos 15 años! ¿Cual es el secreto? Pues otra vez el mismo: la educación. La India ha generado una enorme población de ingenieros, técnicos y científicos altamente preparados, que hablan inglés y cuyo costo salarial es una fracción de lo que gana un profesional equivalente en los países industrializados. Otro dato contundente: un tercio de la población indú tiene menos de 15 años, lo cual la hace tener una población mucho más joven que la China.

La siembra en educación no es nueva. Arranca desde 1951 con un programa impulsado por Nerhu que consistió en crear universidades tecnológicas indias copiando a las mejores universidades del mundo y que cada una tuviera un convenio integral con su institución modelo. De aquí se sigue el fomento a una cultura familiar de inversión por la educación que hace que la gente ahorre toda su vida para pagar a sus hijos las mejores universidades del país y, de ser posible, del extranjero. En la práctica, se muestra una conciencia total en padres y abuelos de que no hay otra vía para mejorar el nivel de vida de los jóvenes, si no es por medio del estudio.

Desde luego, los impactos de pequeños cambios en poblaciones de la magnitud de la India, son abrumadores. Por ejemplo, “solo” una minoría del 5% habla inglés, pero ese porcentaje ¡equivale a 55 millones de personas! ¿Cómo sería la situación de México si la mitad del país hablara inglés? Ingrese a Internet e investigue un poco sobre tecnología en sistemas de cómputo en la India y, en especial, conozca Bangalore, se sorprenderá.

En México, el capitalismo es rampante. Se sabe que los mejores negocios son los que hace la iniciativa privada con el gobierno. Estos se reparten las utilidades y el pueblo las paga. En China, al parecer, la economía se maneja con el criterio de un capitalismo de estado. Es casi lo mismo, los negocios del sector privado se hacen con el gobierno, pero las utilidades se dividen con el pueblo y el funcionario que se descarrile, lo fusilan y punto.

China crece y se desarrolla y, ¿qué lo sustenta? De nueva cuenta la educación. Alguien tiene que saber cómo construir y administrar el desarrollo. Existen ya 126 escuelas de negocios, con maestría, entre las que se cuentan 35 escuelas de negocios de Estados Unidos y Europa, que en conjunto están graduando a 20,000 gerentes por año.

La apertura económica de China iniciada por Den Xiaoping en 1978, se basó en una estrategia de adquirir conocimientos y se apuntaló con tres columnas: estimular la inversión extranjera para atraer tecnología internacional y capital humano: estimular que los mejores estudiantes del país realizaran sus licenciaturas y maestrías en el extranjero e invitar a universidades de otros países a establecerse en China de manera permanente. El resultado ha sido sacar de la pobreza a la mayor cantidad de personas en la historia reciente de la humanidad: ¡500 millones en 30 años!

Sin darnos apenas cuenta de la magnitud de los cambios, se puede decir paradójicamente que hoy China es el paraíso de los capitalistas. Observe este dato: en 1978, el sector privado representaba menos del 1% de la economía; en 2005, la proporción llegó al ¡65%! Seguramente hoy, es mayor.

Como en la India, los chinos también están obsesionados por la educación, pero en este caso, la obsesión se acrecienta debido a la política poblacional de que solo se puede tener un hijo por pareja. Esto significa que hay seis personas que ahorran para que uno estudie: cuatro abuelos y dos papás. También se da una mayor vigilancia en esa persona, y así es frecuente que en un salón de clases estén los abuelos observando los avances en el aprendizaje del nieto y, después de sus clases obligatorias, 3 veces por semana en las tardes, en lugar de llevarlo a un campo deportivo, lo llevan a una escuela particular a reforzar sus conocimientos en matemáticas e inglés. Caray, nunca los vamos a alcanzar, ya que ellos descansan pegando tabiques.

Estimado Lector, estando así las cosas de la educación en el mundo, me parece que sería más correcto que en vez de hacerle caso a la maestra Elba, se lo hagamos a Confucio: “Si quieres progresar un año, siembra trigo; si quieres progresar 10 años, siembra árboles; si quieres progresar 100 años, educa a tus hijos”.





sábado, 22 de enero de 2011

Educación o Condena Económica

Antes de iniciar el tema de la educación, permítame hacer hincapié sobre la situación en Haití: se estima en un millón de personas los damnificados que viven en la calle. ¿Será muy difícil que 100 países hospeden a 10,000 haitianos cada uno, por uno o dos años, hasta que les reconstruyan sus casas? Roma va a hospedar a un millón de visitantes con motivo de la beatificación de Paulo VI o, como magia, cualquier país que organice una Copa del Mundo, en dos patadas genera capacidad para hospedar a 300 o 400 mil visitantes con apoyo de sus gobiernos. De ser posible lo anterior no habría cólera, ni hambre, ni promiscuidad, ni violaciones, ni asaltos. Ojalá.

Sin una educación de calidad estamos condenados a vivir en la pobreza. Nunca he reseñado un libro o una película. Pero hay casos, que por sus consecuencias sociales e impacto en la generación de bienestar económico para todo un pueblo, resulta indispensable recomendarlo, promoverlo, difundirlo a los cuatro vientos, meterlo como tema de plática con los amigos, en el café, en las escuelas, en el club, en el trabajo, vamos, ¡en los sindicatos y en los cursos para estudiar la Biblia!, entre otros muchos lugares.

Se trata del libro, de reciente publicación del periodista argentino Andrés Oppenheimer, titulado ¡Basta de historias! (DEBATE, Octubre, 2010, México, DF). Fundamentalmente se sustenta en un análisis de la correlación entre el bienestar económico y la educación de calidad. Léalo, por favor, usted hará suyas las ideas vertidas en ese libro y empujará a favor de que nuestros hijos reciban una educación de calidad, tal como ha sido y sigue siendo por muchas décadas, el anhelo legítimo de todo mexicano.

Estamos, como sociedad, atados a los mitos más arraigados a nuestra conciencia colectiva. No sabemos porque somos pobres en tanto que Japón y Suiza son ricos y no tienen ni de lejos los recursos naturales que nos abundan; porqué Nueva Zelandia y Australia que son países más jóvenes (unos 150 años) son mucho más ricos que nosotros; ¿porqué Singapur que es un país pequeñito y hasta hace muy poco era pobre y atrasado, hoy tiene un ingreso por habitante (8° lugar) superior al de los EE.UU mientras que el nuestro (82 avo. puesto) arrastra la cobija de la pobreza?; y ni decir que somos muy tontejos y flojotes, porque los estudiantes mexicanos y los trabajadores que emigran al extranjero destacan en esos lares por su inteligencia, capacidad de trabajo y responsabilidad. ¿Cuál es la mentira? ¡Pues que somos un pueblo conquistado y sometido con un tremendo complejo de inferioridad que aún no podemos superar!

Concediendo sin aceptar, como dicen los abogados, algo ha de haber de cierto en ello, en la medida que la mirada oficial de nuestros gobiernos, principales universidades e investigadores, entre otros pensadores con influencia nacional, están profusamente dirigidas hacia el pasado, hacia la búsqueda de los hechos claves que viertan luz sobre nuestra mexicanidad, en tanto que los países que he mencionado, emplean la mayor parte de su energía humana, en prepararse para enfrentar los retos que depara el futuro y la lucha, por demás ferozmente competitiva, en una economía mundial cada vez más globalizada. Para México y la mayor parte de América Latina, esta retro visión equivale a navegar sin levantar el ancla.

Como ejemplo de lo anterior, Oppenheimer destaca lo ocurrido en la Cumbre de la Américas 2009, llevada a cabo en Trinidad y Tobago. El 17 de abril de ese año, Cristina Kirchner, Presidenta de Argentina, utilizó su tiempo de 10 minutos en exponer un repaso histórico en el que sugería que la culpa del atraso de América Latina era de los gringos. A continuación, el compañero Daniel Ortega, con su habitual falta de respeto por el tiempo de los demás, se lanzó durante 52 minutos a relatar las injerencias de USA en América Latina y el Caribe, desde principios de los años 1800. Cerró el día, el político de moda, Barak Obama, quien en solo 8 minutos reconoció lo malo que había hecho su país como también las cosas buenas, precisando que había llegado el momento de hacer a un lado (que no es lo mismo que olvidar, ya que las cosas por sabidas se callan pero por calladas se olvidan), los debates sobre el pasado y concentrarse en el futuro. Textualmente dijo: “No he venido aquí para debatir el pasado. He venido aquí a lidiar con el futuro”.

En mucho tiempo, estimado Lector, no he sabido de otra oportunidad tan grande para que nuestros gobiernos se sienten a negociar con los primos y plantearles objetivos concretos que conduzcan a eliminar la pobreza y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida, que no es la misma cosa. Hay mucho por hacer y tiene que ser rápido, para insertarnos como Continente en la economía global. Solos, aislados y peleándonos, la competencia de los asiáticos y otros bloques económicos, nos van a hacer pedazos y más pobres.

Vea usted: el sector manufacturero de México, que ha sido tradicionalmente uno de los grandes motores de su crecimiento, ha sido materialmente arrasado por la industria china. En el año 2000, China exportaba unos 200 de los 500 productos que México colocaba en los Estados Unidos; cinco años después, China ya exportaba 500 de esos mismos productos a USA (p. 56) y muchos más al propio México. Resultado: China le ha comido el pastel a México y eso que somos vecinos. Siga usted viendo: si en el aspecto económico nos están aislando, en el educativo, solitos nos aislamos. Mientras que China e India tienden alfombra roja a las universidades extranjeras para que abran sucursales en sus países y compitan con sus propias universidades, en la mayoría de los países latinoamericanos ponen todo tipo de trabas para que dichas universidades no puedan instalarse y expedir títulos en su territorio (p. 43). Y aunque usted no lo crea, China comunista tiene más de 170 universidades extranjeras autorizadas para expedir diplomas válidos en el país. India tiene 61 universidades extranjeras en su territorio, 23 son de Gran Bretaña y 15 de los Estados Unidos. Asombroso, ¿no?

¿Cómo se puede explicar el rezago económico que tiene nuestro país, sin abonarse en el análisis marxista de la lucha de clases y la acumulación originaria? ¿Que pasó desde 1750 en que todos los americanos eran más o menos iguales, es decir, pobres y México instauró la primera universidad en América Latina que, además, es más antigua que la de Harvard?

¿Qué hicimos mal? Porque si de dominación y sometimiento se trata, pues, caray, también Nueva Zelanda y Singapur fueron sometidos y hoy están entre los países más ricos del mundo.

Terminaré esta primera entrega sobre el tema de la educación, transcribiendo las declaraciones del premio Nobel, Oscar Arias, citado en el libro ¡Basta de historias!: Arias se pregunta, ¿qué hicimos mal? Y se responde: “Entre otras cosas relegar la educación, ya que el promedio de educación de AL es de apenas 7 años, el índice de recaudación impositiva es uno de los más bajos del mundo y gasta la absurda cifra de 50,000 millones de dólares al año en armas y otros gastos militares (p. 42). ¿Quién es nuestro enemigo? … es la falta de educación. Es el analfabetismo” (p. 42 y 43). La próxima semana volveré sobre este tema y revisaremos que están haciendo en China, Finlandia y la India.

Columnista

sábado, 15 de enero de 2011

Haití, a un año del terremoto

Usted, como yo, debió estar profundamente consternado por la tragedia que envuelve a nuestros hermanos de Haití, debido al macro sismo ocurrido el 12 enero del 210. Confieso que antes de este demoledor terremoto, he seguido con atención y pesar los más recientes y dramáticos sucesos ocurridos en lejanas tierras como los de Turkía y Afganistán, entre otros, o el tsunami asesino que devastó extensas zonas de la costa asiática, con saldos lacerantes en pérdidas humanas y materiales y que, con profunda pena lo escribo, no me produjeron el dolor tan grande que en ocasión del caso haitiano, he vivido como muchos otros mexicanos. No es una expiación ni mucho menos, pero en este caso la pena tan sentida, tal vez se deba a la cercanía de nuestros pueblos.

Haití, no cabe duda, se levantará de esta catástrofe. La solidaridad y compromiso de muchas naciones reconstruirán el país y le darán una nueva cara, mejor infraestructura, mejor urbanización, nuevas casas y edificios y un pueblo que encontrará nuevos caminos para unirse. Lo que llevará mucho más tiempo reconstruir será la resignación colectiva de la sociedad por la inaceptable pérdida de sus seres queridos, en especial de sus niños y jóvenes y de los que, en el caso de los primeros, quedan en la orfandad y el desamparo.

Por lo pronto, a un año de tan trágico suceso, todos los que compartimos la pena de esta enorme destrucción sufrida por el pueblo haitiano, debemos continuar colaborando con lo más urgente y, cada quien en la medida de sus posibilidades, aportar agua, alimentos y medicinas básicas para mantener las condiciones mínimas de sobrevivencia, en tanto se reorganiza la sociedad y llega la ayuda internacional en serio. Pero por lo que ha ocurrido en este largo año, es algo que aún se mira lejos, debido a la corrupción e ineficacia de su gobierno y la lucha por el poder que se recrudece entre unos 25 partidos políticos.

Quede claro, antes de continuar y no me malentienda, por favor, que en el caso de que usted se pregunte como puede ser posible que aboguemos por causas de ayuda humanitaria para otros países, cuando en nuestro propio país tenemos estados como el de Veracruz, verdaderamente damnificados por causas de los recientes temporales. Mi respuesta es que debemos mirar y ayudar a hacia ambos lados y señalar la dimensión de cada problema. En nuestro caso, la población afectada tal vez sea del 1%, por lo que para un país como México debiera ser relativamente fácil, reponer lo perdido. En Haití, en el tiempo que dura un semáforo, se destruyó el 70% del PIB y 40% de las casas, con un saldo de 300,000 mil muertos y un millón de personas viviendo en la calle bajo un toldo de plástico.

¿Que esta pasando? Pues lo que al burro del hortelano, cargado de agua y muriendo de sed. Dinero para la reconstrucción lo tienen: los países miembros de la ONU comprometieron 10,000 millones de euros para ejercerse durante 10 años, siendo los primeros 5,000 millones para los primeros 3 años. Este año se han ejercido apenas 1000 millones en tareas para suministrar agua y letrinas a los campamentos, armarlos, asignar servicios médicos y emplear a cientos de jóvenes con pala y pico para hacer labores de limpieza de escombros, a razón de 5 dólares al día por una por una jornada de 8 horas. El avance de dicha limpieza es apenas del 5%.

El Comité Internacional encargado de aplicar los recursos, argumenta que no puede avanzar porque los terrenos y calles de la ciudad siguen ocupados por los escombros; porque no les dan terrenos nuevos en la periferia de la ciudad, que son propiedad de unos cuantos terratenientes; porque no pueden expropiar dichos terrenos debido a que los diputados no se ponen de acuerdo. ¡Increíble!, ¿no? Cuando lo único que se necesita es levantar la mano y en eso los diputados son expertos. Por cierto, tampoco saben como armar y aprobar las nuevas reglas de construcción para el país. Entre tanto el dinero esta disponible y durmiendo sin prisa en los bancos suizos. ¿Qué más pasa?

Pues que la UNICEF debió de organizar un sistema Fast-Track de adopción para todos los niños desamparados y huérfanos a modo de que pudieran ser recibidos por familias de su propio país y del extranjero, a fin de evitar tajantemente, que pueda surgir algún tipo de tráfico de infantes. La UNICEF no avanza porque intervinieron los diputados que ahora están trabados con las cuotas de cuantos niños y cuantas niñas y bajo que garantías de cuidado y protección, deben asignarse a cada país receptor.

¿Le recuerdo una desgracia más para nuestros isleños hermanos? La epidemia del cólera que ellos desconocían y de la que culpan a cascos azules asiáticos de haberla traído. El cólera avanza a un ritmo de 40 muertos diarios y deja ya 3.700 muertos y más de 200.000 afectados. Las ONG coinciden en que la situación empieza a estar controlada.

Por si fuera poco, los cascos azules son ineficaces para detener a las bandas que merodean los campamentos en las noches con el propósito de atrapar a las mujeres, incluyendo niñas, que son impunemente violadas y a las que la justicia, cuando algunas de ellas denuncian el asalto, les dice que no pueden hacer nada. Algo más entre tanta desgracia sufrida por un pueblo hermano, tiene que ver con el hambre, ya que no ha sido posible organizarse para dar de comer 3 veces al día a una población de 1 millón de personas. Periodistas, entre ellos Jacobo García, de El Mundo de Madrid y diversas ONG, documentan que existe un hambre voraz que hace difícil conciliar el sueño. Las “actividades” inician a las seis de la mañana con la primera comida del día y. lo que hay en la casa que visitó García, es un vaso de agua y tres rodajas de plátano frito. En el lugar más pobre y, posiblemente, más triste del continente americano, media hora más tarde es un hervidero de gente sin oficio ni ingresos. Unos se enjabonan desnudos a la vista de todos, otros cocinan, otros adecentan la mugre, otros rezan, otros rebuscan entre los restos y los más afortunados terminan de dar forma a las trenzas de los más pequeños antes de salir hacia la escuela. Los más combativos recorren varias oficinas para dejar un currículum, escrito a mano, donde sólo aparece su nombre, teléfonos y profesión: albañil. ¡Es paradójico no encontrar trabajo en un país en reconstrucción! A las seis de la tarde cae la noche y se recrudece el hambre. Un hambre voraz. La cena será una revoltura de zanahoria con repollo y más agua. Por ello no faltan declaraciones de haitianos que aseguran que prefieren quedarse en la cama por debilidad en vez de salir a robar a nadie, aunque después de varios días sin comer les pase cualquier barbaridad por la cabeza.

Finalmente, apreciado Lector, aunque sea con latas de atún tenemos que seguir ayudando al pueblo haitiano, pues por la ineficacia de su gobierno para organizar y liderar la ayuda internacional, a un año del terremoto están en “punto muerto" y el pueblo muerto de hambre.

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domingo, 9 de enero de 2011

Ganadores y Perdedores: 2010 y 2011

Muy apreciado Lector: ya estoy de vuelta después de un período vacacional que pasé muy a gusto acompañado de todos los que me son cercanos y queridos pero, el incomodo e inevitable pero de siempre, tengo que confesarle que lo extrañé. Así que, aprovecho, en esta mi primera colaboración del 2011, sumar mis mejores deseos y parabienes a sus proyectos para este nuevo año, deseándole éxito y salud en unión de su apreciable familia.

Pues bien o mejor dicho, pues mal, ya terminamos el año 2010 y la mayoría de los mexicanos damos gracias a la Guadalupana no por lo bien que nos fue en dicho año si no por haber sobrevivido a las balas que fue la única abundancia que se registró durante este año calientito que cerró con 15,564 ejecuciones (según algunas fuentes de información), que fueron todo un record, ya que solo en ese año hubieron más asesinatos que en el sexenio anterior.

Entre las pocas personas que en el 2010 les fue bien, destacan algunas que les fue escandalosamente bien, como es el caso del joven Mark Zuckerberg que a los 26 años acumula una fortuna personal estimada en unos ¡12,000 millones de dólares! En tanto que su empresa, Facebook, ha sido valuada en ¡¡50,000 millones de dólares!!, a la cual favorecen, ni más ni menos, 500 millones de usuarios en todo el planeta.

¿En donde está el escándalo? En la inmoralidad que va implícita en el desarrollo de la empresa capitalista que no distingue fronteras y genera profundas desigualdades entre los países y entre sus habitantes. El avalúo de Facebook supera con mucho el Producto Interno Bruto de Haití (6.4 MMD) o de Bolivia (9.5 MMD); Honduras (15.9 MMD), Nicaragua (7.3 MMD) y El Salvador (25.0 MMD). ¿A que otras tantas cosas puede equivaler el monto de Facebook? Por ejemplo, a casi tres veces el presupuesto total para la educación en México. Lo dicho, la riqueza de el joven Mark, es escandalosa.

Otro que le fue superbién fue a Don Juan, no al tenorio, si no a Don Juan Silva Meza, flamante Presidente de la Suprema Corte de Justicia. Aunque poca gente sabe quien es, en la práctica es el representante de uno de los tres poderes de la unión, el Poder Judicial, así como el Presidente Calderón lo es del Poder Ejecutivo. Bueno, pues en su tiempo, Don Benito Juárez ocupó también dicho cargo y a la par nos dejó un mensaje tan bueno como el archiconocido “El derecho al respeto ajeno, es la paz”. Tal mensaje sentencia: “Los funcionarios públicos deben vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la Ley le señala”. El caso es que el ministro Silva Meza, deberá de agradecerle al Poder Legislativo, que le haya metido mano a las percepciones de los jueces y con ello romper todos los equilibrios asociados a la “honrada medianía” de Juárez, con la venia de la Suprema Corte de Justicia, porque a mi no me parece que los ingresos que recibirá el señor Silva Meza, sean medianos: 500 mil pesos al mes o 6 millones de pesos al año o ¡24 millones de pesos por el período de 4 años para el que fue elegido!

¿A quién más le fue bien? A los inversionistas extranjeros que se la “rifaron” con México al canalizar a la Bolsa Mexicana de Valores algo más de 156 mil millones de dólares y a cambio de ese valor espartano recibieron un rendimiento del 26.83% durante el histórico año del 2010, como lo calificó la propia Bolsa de Valores en su reporte anual, a pesar de que en dicho año prevaleció la volatilidad de los mercados internacionales y la incertidumbre sobre la economía mundial, apuntando además, que el principal indicador de la Bolsa superó en 41 ocasiones sus registros máximos históricos. Aunque no es lo mismo en términos de riesgo, a usted y a mí nos pagan un 3 o 4% anual por los ahorros que pudiéramos depositar en un banco.

Todo lo anterior ya es historia. Pero si volteamos al futuro inmediato, le aseguro aunque me quemen en leña verde por adivinar el porvenir, que si bien nos va, nos va a ir de la changada: la mayoría nos felicitaremos por el apoyo de la Guadalupana para sobrevivir a los balazos entre policías y ladrones (parece una tautología pero no es así, hay sus honrosas diferencias) y, con mayúscula envidia volveremos a ver que el chavo de Facebook aumentará su fortuna, que el ministro Silva cobrará otros 6 millones de pesotes y que los inversionistas extranjeros se llevarán otra buena tajada del producto elaborado con el sudor de la frente del trabajador mexicano. Pero no es todo, lo acabado de mencionar es la adivinanza fácil, hay otra todavía más fácil: la crisis seguirá en el 2011.

Algunos analistas con profundos conocimientos sobre las cuestiones económicas, han dicho que esta última crisis financiera, cuya pus explotó en el verano del 2007, es la peor que ha sufrido el mundo desde los años 30 del siglo pasado y la tercera mega crisis si se incluye la de 1873. Claro, si aceptamos que ha sido la peor, entonces no puede terminar tan rápido si las otras han durado períodos de alrededor de 10 años. Lo más grave de estos casos es que tienen como común denominador la producción de un alto desempleo de larga duración, que suele acompañarse además de una nueva redistribución o mejor dicho de una nueva concentración de la riqueza, de cambios tecnológicos que son, esencialmente, ahorradores de mano de obra. Ese es el sentido real del progreso.

En un artículo pasado mencionamos el caso de Grecia y en días muy recientes hemos podido constatar que las consecuencias de la crisis para el trabajador aún no se frenan. Hemos comprobado como las agencias calificadoras del riesgo país y los banqueros, exigen la aplicación de medidas tajantes de austeridad a cambo de préstamos del extranjero para ayudar al gobierno a cubrir sus deudas. Sabemos bien que austeridad significa exprimir a sus asalariados mediante recortes de personal, disminuciones de salario y aumentos de precio en los servicios del Estado, entre otras acciones.

Como Grecia, son varios los estados de Europa a los que su “deuda soberana” se les empieza a ser inmanejable. El término soberana, que denota independencia y autonomía de gestión en cada país, ahora ya es un término de risa en la medida de que la “deuda soberana” se ha convertido en una soberana deuda y que tienen su origen –lo dice Pepe Blanco, no yo-, en el “rescate” de los agentes más zánganos del planeta: los banqueros.

El descarrilamiento de la economía y, en consecuencia de las pérdidas de fuentes de trabajo, parece inevitable en la medida de que el capital financiero especulativo prevalezca sobre el capital productivo. Cuanto más se tarden los gobiernos en establecer las reglas que inviertan el proceso, es decir, que se someta el capital financiero especulativo al capital productivo, más seguro será el estallido de una crisis de proporciones catastróficas. Parecería que los gobiernos prefieren el suicidio antes que tocar los poderosos intereses del capital especulativo, ya que casi sería como reglamentar la muerte del rentista, la muerte del que vive del trabajo duro y tupido de los demás.

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