sábado, 24 de septiembre de 2011

Con el progreso todo se ha perdido… o casi

Estamos viviendo una época de fantasía para unos y de terror para la mayoría de los pueblos y gentes que los habitan. Se emplean cuantiosas cantidades de dinero y de talento humano para desarrollar tecnologías que lo mismo se avocan a buscar que el ser humano tenga una vida más fácil, segura y cómoda, que a destruirlo con la fabricación de sofisticadas armas de eliminación masiva. En la práctica lo que quieren las grandes empresas globalizadas es lograr una mayor participación de mercado para aumentar su poder y ganancias, eliminar a sus competidores, a sangre y fuego sin importar el método ni la ética. Primero nos invaden de miedo, a todos, y luego nos venden alarmas y sistemas de protección que no todos pueden comprar. “Descubren” nuevas enfermedades y pronto encuentran el medicamento para combatirla. Eso sí, inhumanamente caro. Predicen que la economía de un país puede tener problemas de liquidez o de pagos y a los pocos días tienen a pueblo y gobierno de rodillas.

Hasta la invención de la máquina de vapor, todo era color de rosa y podía concebirse la esperanza de lograr un desarrollo equilibrado y justo para el conjunto de la sociedad, previa toma de conciencia de la importancia que la nueva fuerza obrera significaba para aquella época conocida como la Revolución Industrial. Con el tiempo todo empeoró, porque las máquinas movidas con gasolina o energía nuclear (autos, aviones, barcos, trenes, fábricas, plantas de energía, etc.) han provocado graves consecuencias ecológicas como el recalentamiento de la tierra, la contaminación por derrames de petróleo, ruido, accidentes masivos, contaminación nuclear, deforestación, hambrunas, guerras mundiales, y guerras de invasión como USA a Irak, por ejemplo. Se acusa a los pueblos subdesarrollados de ser los causantes de la contaminación. Pero hay otra forma de verlo: ¿Quiénes y cuántos son los que en todo el mundo poseen la capacidad de tener autos, yates, usar los aviones y todo tipo de transporte, dueños de fábricas y hoteles cuyos deshechos contaminan el aire, los ríos, lagos y mares? Pues es obvio: los ricos que hay en todos los pueblos de la tierra y que no son más del 20% de la población mundial. Visto así, el progreso es un mito. En realidad lo que el desarrollo de la tecnología ha producido es deterioro, muerte y pobreza. Para que unos pocos vivan en un mundo sofisticado, de fantasía, ha sido menester que la mayoría viva en la pobreza y el mundo se deteriore físicamente y el futuro de las generaciones venideras sea, si no catastrófico al menos incierto, inseguro y con pocas oportunidades.

Consecuencias secundarias de la modernización y del progreso, es la pérdida de personalidad o de originalidad de las ciudades. La globalización-civilización arrasa con las costumbres y sentido de pertenencia de los pueblos. En Estados Unidos y Canadá no se nota porque ya nacieron así, “estándar”. En la mal llamada Latino o Hispanoamérica (porque ni hablamos latín ni los españoles saben quiénes somos), aún se conservan rasgos de originalidad en el proceso de crecimiento de sus ciudades, que pronto será frenado por el efecto globalizador. Pero en Europa, ya todo es igual. Si uno visita un pueblo español o italiano, por ejemplo, ya puede decir que conoce todos los pueblos de cada país. Encontrará el mismo sistema de carreteras, de trenes y de señalización. Hallará que todas las urbanizaciones son prácticamente iguales y por ello monótonas hasta el aburrimiento. La mayor parte de la población vive en departamentos que van de 4 a 9 pisos con remates de teja de barro en los techos y pocas variaciones de color. Eso sí, se observa orden, armonía, limpieza, amplios espacios comunales y casi total respeto al peatón y a las instalaciones públicas. En este contexto, ya lo único que queda para diferenciar a los pueblos de Europa es a sus respectivos centros históricos, a sus 20 por 20 calles, a veces menos y en otras un poco más, que están plagados de bellas construcciones, fuentes y puentes, remanentes de fortalezas, monumentos, plazas y jardines, callejuelas y callejones que transportan al visitante entre vaivenes románticos, épicos o nostálgicos; verdaderas obras de arte urbano donde la historia, en ocasiones, tiene un peso milenario. Todo esto dejó de hacerse merced al progreso, la tecnología y la “civilización”, que no es otra cosa que copiarse los peores inventos generados por la humanidad. Homo homini lupus.

Bueno, ya solo por hurgar un poco en la herida, pasa algo similar con solo cruzar en barco el mediterráneo entre España y Marruecos, a la altura del puerto de Tarifa, cercano al legendario Peñón de Gibraltar. Lo primero que se aprecia al aproximarse al puerto de Tánger, es una extensa ciudad de blancos edificios igualmente de 4 a 9 niveles en su mayoría, cuya fachada puede verse por igual en las cercanías de las ciudades de Madrid o Milano. La diferencia es que en Tánger no hay el orden y limpieza que se observa en las ciudades europeas, ni la calidad de las vías de comunicación. Su centro histórico, que es lo único que queda para identificar el ambiente de las películas que vimos en años tan lejanos como la de Casablanca, es un sucio vericueto del que se percibe una sensación de peligro en el que el guía se convierte en el salvoconducto para transitar en esos lugares y salir ileso. Se come bien y solo un milagro lo puede salvar de que no le vendan algo. Todos son expertos, desde niños. De la belleza femenina solo puede apreciarse la que brota de sus ojos. Lo demás como en las cartas: ¡hay que pagar por ver!



Tropezón

La Galería del Coleccionista (Tel.902-107-902 Madrid), puso a la venta a partir del pasado 18 de septiembre, al precio de 59€ más 4€ por envío, las monedas, auténticos reales de a ocho, con la efigie de Carlos III, acuñadas en México en 1783, procedentes del naufragio del bergantín español “El Cazador”, hundido en 1784, monedas que han permanecido en el fondo del mar por cerca de 200 años. Ese tesoro, plata arrancada de las minas mexicanas por manos mexicanas, por una cuestión de honor elemental, ¿no pertenecen a México? ¿Tendrá algo que decir al respecto la señora Secretaria de Relaciones Exteriores? Por lo pronto yo estoy tratando de recuperar una.



Tánger, Septiembre del 2011

ricalmayab@hotmail.com

carlosricalde@elquintanarroense.com

Columnista

lunes, 19 de septiembre de 2011

Once ciudades españolas patrimonio de todos (II)

Pues estamos en lo dicho. Ofrecimos la semana pasada continuar con la descripción sucinta del camino que por el túnel del tiempo regresa al andante al pasado a través de visitar algunas o todas las ciudades españolas que la UNESCO a declarado como Patrimonio de la Humanidad. Le recordamos que en 1993 se creó el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, el cual nos ha servido de guía, y que constituye el organismo que se encarga de su conservación. Continuamos:

6. Mérida fue fundada en el 25 AC con el nombre de Emérita Augusta por Octavio Augusto, para los soldados eméritos licenciados del ejército romano, de dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras. La ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania, hoy Portugal. Se inició así un periodo de gran esplendor del que dan testimonio sus magníficos edificios: el teatro, el anfiteatro, el circo, los templos, los puentes y acueductos. Durante estos últimos veinte siglos, los puentes demostraron ser sólidas y singulares construcciones por su magnífico estado de conservación y, en el caso del puente que salva el Guadiana, por ser una de las obras de la ingeniería romana más importantes todavía en uso.

7. Salamanca. Viene a la mente de inmediato la palabra Universidad y la dura sentencia: “Lo que natura no da, Salamanca no presta”. Ser considerada la ciudad renacentista española por excelencia, la convierte en única, tanto en la estética arquitectónica y urbana de la ciudad que ha llegado hasta nuestros días, como por la especial relevancia de sus palacios, conventos, casonas y plazas y con sus protagonistas, como fray Luís de León o Francisco de Vitoria, que pone de relieve una época de especial impulso en la ciudad. Desde la literatura a la arquitectura con tendencias artísticas tan variadas como el románico, gótico, plateresco y barroco. Quizás por todo esto es que en 2002 fue elegida Capital Europea de la Cultura.

8. Santiago de Compostela, desde su nacimiento en la Edad media, se convierte en el paradigma de ciudad universal por ser meta de peregrinación, no sólo religiosa, sino también cultural. Capital de una comunidad histórica que posee su propia lengua, el gallego, y una floreciente cultura, la ciudad se ha convertido además de meta de peregrinación, en un centro turístico de primera magnitud. Los orígenes de la ciudad se remontan al hallazgo en el año 813 de la tumba del Apóstol Santiago, según cuenta la leyenda, que ocurrió mientras un día paseaba el anacoreta Pelayo por una vieja vía romana en la que confluían en una encrucijada varios caminos y, en las proximidades del bosque de Libredón, percibió unas luces extrañas entre los matorrales. Al verlas y conociendo la historia de Santiago de Zebedeo se acercó y descubrió detrás de los matorrales un cementerio abandonado y en él un edificio funerario. Sin vacilar y convencido de su hallazgo, fue a buscar al obispo Teodomiro, que emprendió las marchas hasta el lugar del descubrimiento, difundiendo la noticia entre los cristianos y obteniendo el apoyo de Alfonso II para la construcción de la primera capilla que, al tiempo, se convirtió en la majestuosa e imponente Catedral que es hoy en día y que, aseguran los que saben, en ella se resumen, en armónico equilibrio, el románico de su más antiguo origen, el gótico, el renacentista, el barroco y el neoclásico. No es poca cosa el Camino de Santiago.

9. Segovia: “En la visión que el viajero se forma de Segovia, rebullen en caos magnífico todos los monumentos de la ciudad. La mente se llena de palacios, capillas, arcos, capiteles, rejas, ventanas, torres, retablos… La imaginación, deslumbrada, en horas de recuerdo va de una maravilla a otra. No podemos poner pronto orden y sosiego en la admiración” (Azorín). Un alto Acueducto romano que cruza las viejas calles medievales, un Alcázar que recuerda a los castillos centroeuropeos, iglesias románicas de atractivo espiritual, la ubicación entre el verdor de la sierra y la parda llanura. Todo en la ciudad castellana es peculiar e inconfundible. Segovia es así porque desde ella Alfonso X estudiaba el firmamento, porque Quevedo se inspiró en sus espacios y sus gentes para escribir el Buscón, porque en esta ciudad fue proclamada Reina de Castilla Isabel I, la Católica, y porque aquí se guarda el primer libro impreso en España, “el Sinodal de Aguilafuente”. Cuando llegue usted a Segovia, coma en el restaurante de Cándido el cochinito o el cordero lechal. Se acordará bien de mí. Tampoco llevo comisión. Lo aseguro.

10. Tarragona: “Si los hados me niegan a Roma como patria, que al menos me sea permitido quedarme aquí …” (Publius Annius Florus). El origen romano de Tarragona dibuja, aún hoy, su fisonomía urbana. Las murallas delimitaron su forma, reconocible incluso donde no se han conservado. El recinto de culto con su templo existe todavía en los muros de la catedral medieval. Algunas calles de la Parte Alta o centro histórico de Tarragona son las que, en época medieval, llenaron de bullicio el espacio donde se alzó la gran plaza pública del Foro de la Provincia. Las bóvedas del Circo romano forman parte, actualmente, de plazas, bajos de viviendas, restaurantes y comercios. Su anfiteatro fue espacio de diversión y castigo, ha sido lugar de culto cristiano e, incluso, prisión.

11. Toledo:“Desde todas partes y en todos sus puntos, Toledo es alucinante y desmesurado” (Ortega y Gasset). Yo creo que este genial hombre de letras, como lo dice, si cobraba comisión. La ciudad ha sabido conservar un patrimonio inigualable que data del año 192 antes de Jesucristo, al ser conquistada por las legiones romanas que la denominaron Toletum y bajo su dominación se construyeron templos, teatros, anfiteatros, circos, murallas y acueducto. Toledo alcanzó su mayor esplendor en el siglo XVI, incluso después del traslado de la capitalidad a Madrid en el año 1561. La única institución importante que quedó en la ciudad fue la iglesia, por lo que llegó a ser considerada como segunda Roma. En ese ambiente, El Greco, produciría sus mejores cuadros, pincelista valorado muy singularmente por las vanguardias artísticas contemporáneas.

Hay en España dos ciudades más que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Ibiza y San Cristóbal (Canarias), pero creo que ahí nunca voy a llegar. Espero que usted sí. Termino este grato recuento con una cita de Ernest Hemingway: “España tiene tanto y tanto patrimonio, que lleva ocho siglos destruyéndolo y aún le queda.”

Madrid, Septiembre del 2011

 

jueves, 15 de septiembre de 2011

Once Ciudades españolas patrimonio de todos (I)

Apenas en 1993 fue creado el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, con la finalidad de actuar de manera conjunta en la defensa del patrimonio histórico y cultural de las ciudades que han sido declaradas por parte de la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Según mencionan los representantes del grupo aludido, ello constituye un honor y, al mismo tiempo, supone una gran responsabilidad de cara a garantizar la protección y conservación de todos esos valores para las generaciones futuras, al tiempo que genera una serie de obligaciones como el mantenimiento de los cascos históricos, la protección medioambiental que en muchos casos ha sido degradada por desafortunadas intervenciones modernas, la restauración y rentabilización de gran cantidad de patrimonio edificado de carácter monumental y todos aquellos problemas que produce el hecho de enfrentar una configuración del pasado con la vida actual.

De tan meritoria organización que, se entiende, es de carácter privado, se han tomado las características que, salvo su mejor opinión, sintetizan en unas pocas líneas la esencia de cada ciudad que sería el motivo por el cual usted, apreciado Lector, haría un viaje con un itinerario especial y recibir a cambio una gran satisfacción estética, cultural y plena de gratas sorpresas, muchas de ellas a nivel de asombro, algo que en mucho se ha perdido. Bueno, pues usted haga la visita en el orden y duración que más le acomode, aquí se las iremos describiendo en orden alfabético.

1. Alcalá de Henares, aquí nació en 1547 y vivió sus primeros años Miguel de Cervantes, el autor del universal Quijote. Su casa natal, magnífico ejemplo de vivienda castellana del siglo XVI, contiene hoy como museo una espléndida colección de ediciones cervantinas. Se ubica en las cercanías de Madrid. Alcalá atesora importantes yacimientos arqueológicos que hablan de la Complutum de los romanos, un excelente entramado urbano medieval que posibilitó la convivencia de tres culturas y tres religiones que permite disfrutar hoy de un conjunto único de soberbias construcciones del Renacimiento y el Barroco, entre las que destaca la gran obra de su Universidad.

2. Ávila es una ciudad muy especial la cual conserva una magnífica muralla, fortificación que evoca historias de yelmos y espadas de caballeros y castillos medievales. Es la ciudad más alta de España, En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos. De estos siglos de caballeros y villanos, de judíos, moros y cristianos, nacieron hermosas leyendas que aún hoy se evocan entre sus tranquilas y sobrias piedras. Todos ellos dejaron su huella y forman parte de su legado cultural. También es la cuna de Santa Teresa de la Cruz. Cuando llegue la hora de comer, hágalo en el restaurante Las Murallas, al pie de la misma, en la puerta de San Vicente. Le aseguro que no llevo comisión.

3. Cáceres, acercarse a la historia de la ciudad es conocer a pequeña escala la Historia de España. Esta tierra, habitada ya desde los tiempos del Paleolítico Superior, relata las distintas etapas por las que los hoy españoles han pasado. Romanos, Almohades, Judíos, Portugueses, Castellanos… cada uno con su cultura y su religión pero que se fundieron en Cáceres para legar un patrimonio histórico-cultural de excepción, lo que permite acceder a la Ciudad Monumental por una puerta romana o por una de estilo Barroco, adentrarse en una judería apenas al salir de una torre almohade o admirar una fachada mudéjar al lado de un palacio renacentista.

4. Córdoba representa una extraordinaria simbiosis de Oriente y Occidente, la Mezquita-Catedral es la protagonista de un mundo urbano en el que han dejado huella las culturas de las que la ciudad fue centro esencial. Dos milenios de historia han dado entidad y espesor al tiempo en Córdoba, ciudad que supo del hombre desde el Paleolítico; los Turdetanos la convirtieron en capital del Imperio de Tartesos; la conquistó para el cartaginés el general Amílcar Barca; fue romana dos siglos antes de Cristo, en la que nacieron y vivieron Séneca y Lucano; luego la dominó Bizancio, como después los visigodos de Leovigildo para ser musulmana con el último Omeya –dinastía de señores y califas de Damasco–, quien se erigió en emir independiente al derrotar en el 773 a Yussuf, emir de Al-Andalus. De todo hay vestigios en la Córdoba de hoy, abierta a la admiración de sus visitantes.

5. Cuenca, agua y piedra confrontaron durante milenios para construir la más formidable atalaya surgida en el territorio que habría de ser ibérico. Le bastaron a la naturaleza dos ríos para trazar sus contornos, abrazarla, ahondar sus hoces y nutrir de verde su horizonte más próximo. Después llegó el hombre. Desde los primitivos hasta los árabes se afanaron en convertirla en hogar y fortaleza. Y finalmente fue musulmana. Se llamó Kunka. Sus habitantes emprendieron la tarea de domesticar el risco y las alturas, para terminar configurando la insólita arquitectura de sus casas colgadas en el abismo. El Casco Antiguo de Cuenca y sus seculares barrios aledaños permanecen con idéntica fisonomía a la que en aquella época adquirieran. Recorrer sus estrechas y empinadas calles, reconocer sus recoletos rincones, apagar la sed en sus fuentes, compartir la mágica atmósfera de sus plazas con sus habituales ocupantes, habrá de ser una experiencia que le obligará al regreso.

En la próxima entrega completaremos este mágico recorrido.

Madrid, Septiembre del 2011

ricalmayab@hotmail.com

carlosricalde@elquintanarroense.com

Columnista

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Qué se juega en Libia?

La llamada primavera árabe, viento que alienta esperanzas y exigencias democráticas, acaba de anotarse otra victoria: antes cayeron Moubarak y Ben Alí, longevos y agobiantes dictadores, abriendo con ello nuevos horizontes a sus oprimidos pueblos, Egipto y Túnez; hoy toca turno a Gadafi que desde hace siete meses se opuso a sangre y fuego a deponer el poder. Se estima que esa obcecación, que había durado 42 años, costó en dichos meses, 20,000 vidas al pueblo libio. Esa sangre deberá abonar con creces los frutos de la libertad que se asienta en Libia. Sigue pendiente la caída de otros déspotas como los de Siria, Yemen y Oman, entre otros. Estas luchas en demanda de libertad y democracia, merecen al menos un par de someras reflexiones y Libia puede ser un buen ejemplo.

Primero, ¿cuál es el interés de las potencias mundiales para intervenir en un país de apenas 6 millones de habitantes? Desde luego garantizar los contratos de petróleo firmados con Gadafi y que ahora dicen que fueron negociados con el país y no con el sátrapa; las urgentes necesidades de la nueva Libia que requerirá en su reconstrucción y desarrollo, miles de millones de dólares que, obviamente, según ha declarado el líder de las fuerzas rebeldes, asignará los contratos correspondientes a las empresas de los países que ayudaron a su liberalización, siendo los más involucrados Francia e Inglaterra; el descongelamiento de fondos que estarán acordando los líderes de la OTAN, la Unión Europea, la Liga Arabe y la Unión Africana, acumulados por los Gadafi y que se pondrán a disposición del nuevo gobierno de Libia. Reconstruir lo destruido se vuelve un asunto de dinero, un negocio para quienes efectuarán los trabajos.

Segundo, ¿cómo dar valor moral a las potencias que un día apoyan a un dictador y otro lo arrinconan y derrocan? La intervención militar de las potencias ha sido abierta, ya que el objetivo, según sus promotores, era justo: combatir a un tirano contra el que ya se había alzado su propio pueblo y que estaba aplastando la rebelión con medios militares, además de que la ejecución era legal al ser aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pero como entender esto si, por ejemplo, Sarkozy era cuate de Gadafi al grado de que éste lo amenazó con revelar (y lo hizo) que había contribuido a financiar su campaña presidencial o, el caso de Aznar, que calificaba de "amigo" al dictador libio en una conferencia en Nueva York. Lo que se aprecia en estos antecedentes es una actitud política incoherente y vergonzosa que lo mismo avala una cosa que a su contraria, es decir, que a cambio de gas y petróleo y control de la inmigración, alentaban a los cercanos dictadores a reprimir y saquear a sus pueblos.

Pero 42 años de tiranía de un régimen autocrático no es poca cosa. En ese `plazo no ha habido manera de practicar algunos fundamentos de democracia, no hay instituciones ni se tiene una Constitución, no han habido espacios para desarrollar liderazgos o practicar gestiones legislativas, de procuración de justicia, organización de elecciones ni formación de partidos, etc. Dicho de otra manera, en un país que nace de la nada, puede generarse un ambiente de ingobernabilidad y así desatarse una guerra intestina por el poder entre los distintos grupos que conforman la sociedad, también puede suceder que se salga de control, afloren ánimos de venganza o fuerzas extremistas que hagan de Libia una réplica de Irán o de Irak, posiblemente, más parecido a esta última nación. En el periódico El País (27/09/2011) se lee “el Consejo Nacional de Transición (CNT), basado en Bengasi, ejerce desde marzo el poder de facto en la mitad este de Libia y quiere mudarse ahora a Trípoli, la capital nacional. Pero en las horas finales de Gadafi, a la comunidad internacional le ha entrado el vértigo. ¿Será el CNT capaz de pilotar una transición pacífica? Mayte Rico, reportera del periódico, escribe:
Tropezón

Un padrasto asesinó a golpes a gemelos de 10 años en La Coruña. Brutalidad inconcebible. La Policía y la jueza que lleva el caso, descartaron que se trate de un delito de violencia de género. ¿Acaso habrá agresión mayor contra una mujer, una madre, que privar de la vida a sus hijos?

Madrid, Septiembre del 2011