sábado, 4 de diciembre de 2010

El Teletón: ¿Negocio o Verdad?

El Teletón es un evento que se realiza desde hace 14 años, a partir de diciembre de 1997, cuyo objetivo es construir centros de rehabilitación denominados CRIT, destinados fundamentalmente a la atención de niños discapacitados de bajos recursos económicos. La empresa TELEVISA, que es la promotora de este evento, ha estado durante todos estos años bajo la fuerte sospecha de que atrás de su aspecto filantrópico, humanista y de solidaridad social, se encubre el verdadero propósito de practicar una estrategia fiscal que la conduce, en la práctica, a evadir impuestos.

El mecanismo al que más se alude para realizar dicha evasión (en términos formales se debe decir deducibilidad), se apoya en el artículo 31 de la propia Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR), que permite a las empresas hacer deducible todo el dinero que aporten para la construcción de obras que debería de hacer el gobierno, tales como hospitales y centros de rehabilitación entre otras posibilidades.

El mencionado mecanismo funciona más o menos así: la empresa TELEVISA recoge a través del “boteo” en las calles, centros de trabajo y escolares, entre otros, así como depósitos en bancos, dinero en efectivo a cuyos donadores no se les expide el comprobante correspondiente de deducibilidad de impuesto, debido, principalmente, a que los propios donadores no lo solicitan ya sea por pena (“no voy a pedir comprobante por una cantidad tan pequeña” -pensarían las personas-), por desconocimiento, por la dificultad que puede representar su trámite o porque, en las empresas donde aplican descuentos voluntarios para el Teletón, no le van a pedir a su patrón dicho comprobante a riesgo de herir susceptibilidades.

Los millones de pesos así recaudados, TELEVISA los dona a su vez mediante un solo cheque a la Fundación Teletón, empresa hermana sin fines de lucro, que a cambio le entrega un recibo deducible de impuestos y que la televisora si hace efectivo. Pero no para aquí el proceso de estrategia fiscal, no señor, los críticos de esta estrategia fiscal aseveran que en el caso de que el monto del donativo entregado por TELEVISA al Teletón, fuera superior a los impuestos que la empresa debe enterar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), entonces la Secretaría devolverle el excedente monetario en efectivo, con lo que sus ganancias aumentan, no le devuelven a sus donadores ni un peso de este reembolso fiscal y la causa noble y altruista que dio origen al Teletón, queda en entredicho.

Otras críticas relevantes que se hacen al Teletón, es que se cruza con responsabilidades del gobierno que, al quedar en manos del sector privado éste se reserva el derecho de admisión y no queda sujeto a la obligación de informar como y cuando se gastan el dinero ingresado mediante las donaciones de la sociedad. Igualmente, se señala que no hay recato en cuanto a la avalancha publicitaria que se genera durante la transmisión del evento, en el sentido de que las empresas patrocinadoras y donadoras se aprovechan de los sentimientos del público de pesar, lástima y hasta culpa por la desgracia ajena, para aumentar sus ventas (lo cual no implica que mientras más vendan más donan). También, que es reprobable dramatizar y exhibir públicamente a los niños discapacitados y, desde luego, seleccionar a los que más pena y tristeza puedan causar con el fin de manipular y estimular la cooperación monetaria de quienes se pegan al televisor para ver un programa insulso y carente de contenidos educativos.

Sin embargo, aún cuando toda esta andanada de críticas que le he mencionado, pudieran ser verdad, a mi no me consta nada y si tengo la impresión de que algo bueno hay en todo esto porque, así como veo doy, así también, a veces, como siento digo, y por ello onsidero que la mayoría de las críticas pueden venir de gente que no conoce cómo opera la Fundación Teletón o que no han visitado los CRIT y menos convido, aunque sea por poco tiempo, con los niños a los que ahí se atienden.

No quiero caer en el sentimentalismo que esos niños despiertan y que es precisamente uno de los flancos que la crítica más ataca. Pero tengo que decir que la esperanza en la mirada de ellos se convierte en algo sólido, tangible, créame, se puede tocar. Nunca he visto tantas limitaciones de conducta, complejos de inferioridad y sentimientos de baja estima, como en aquellos que están afuera “sanos y completos”. Basta con ver la alegría y el brillo de sus ojos, la sonrisa que se desborda tan solo por un saludo para que uno comprenda que no se esfuerzan por verse “físicamente mejor”, si no porque quieren tener más recursos para hacer más cosas y para llegar más lejos.

Sus padres lo han entendido también y han aprendido que la vida se enfoca desde muchos ángulos y que la inteligencia y la voluntad para transformarla no requiere de estructuras atléticas, pero sí y mucho, de recursos que compensen las limitaciones físicas, que no mentales ni emocionales, que esos niños requieren y que la sociedad a veces olvida.

Por ende, se debe destacar que, chueco o derecho (prefiero pensar que derecho) se han construido 15 de estos centros en diferentes estados de la república, con equipo, tecnología y avanzadas técnicas de entrenamiento que ni las instituciones de salud públicas tienen. Además, debe subrayarse que se ha construido el Instituto Teletón de Estudios Superiores (ITESUR), cuyo propósito es educar, capacitar y profesionalizar a jóvenes para que obtengan nuevas fuentes de trabajo en los centros de rehabilitación de la propia Fundación y de cualquier otra en México y en el mundo. El ITESUR es la única institución en México que otorga títulos en Terapia Física y Ocupacional. Este año, buenas noticias nos trae la navidad, expandirán su ayuda también para niños con cáncer.

Creo que el Teletón, como cada fin de año, seguirá acercando más y mejores recursos para los niños discapacitados. Traerá a sus padres, muchos de ellos en el desamparo económico y social, grandes esperanzas y algo de alegría. Creo también, que en favor de una imagen intachable como debe corresponder a una obra tan altruista como esta, sus promotores deberían pensar ya en dar un paso más sólido en la consecución de esta descomunal tarea y reconocerle su carácter de obra pública, practicar la muy loable rendición de cuentas y transparentar a la sociedad cuanto han hecho y como lo han hecho.

Por lo pronto, aportemos de buena fe, ¡UNA LANA PARA EL TELETON! Y usted, apreciado y paciente Lector, reciba de mi parte un saludo sincero y afectuoso y mis mejores deseos de que pase gratamente y en paz este fin de año. Tendré el gusto de restablecer contacto con usted el sábado 8 de enero del 2011. Un abrazo y feliz año.