sábado, 24 de abril de 2010

WOW!

A veces no se si ponerme a rezar o a maldecir. Particularmente cuando me invade el desconcierto porque se empiezan a reiterar cosas que no comprendo como pueden pasar, cosas que cuando ocurren nos brota de manera espontánea una exclamación del tipo de: ¡No puede ser! Cosas que agravian nuestra mexicanidad y que en el cotidiano parece que son trivialidades y que cuando se exhibe la falta nos responden con un “exageras”, cuando el ánimo del interpelado es condescendiente o con un “estas chocheando”, cuando la respuesta llega con aire de fastidio.

Dicho comentario viene a cuento porque desde hace algún tiempo he venido observando con pesar y desconcierto, como ya advertí, que los jóvenes, los no tan jóvenes, los cultos, los no tan cultos, los presuntuosos y los medio presuntuosos, cada vez más y con mayor naturalidad y desenfado utilizan la expresión ¡WOW¡ para denotar un asombro extraordinario por algo que generalmente comentan entre ellos:

- No es cierto, estas estrenando coche, ¡WOW!, ¡dime que sí!

- ¡WOW! Lupita, te ves super …

- ¡WOW! Pepito, sacaste 10 en inglés, eres un genio, ese es m’hijo.

Así, nos podemos seguir sin freno porque ya se volvió parte de nuestro cotidiano hablar. Al principio yo escuchaba la expresión de asombro sin captarla. Yo oía algo como ¡guau!. No la entendía y realmente no sabía ni su significado ni su aplicación y mucho menos que la paternidad de la palabrita era gringa. Bueno, al tiempo la entendí, reconozco mis limitaciones, busqué en el diccionario y encontré que significa increíble. Hasta ese momento pensaba, sin darle mayor importancia, que eran modas coloquiales entre los jóvenes.

Sin embargo, tal perspectiva cambió cuando en una sesión de trabajo colectivo, reunidos por orden del director general más de 100 funcionarios de una empresa, provenientes de casi cualquier parte del país, les presentaron al nuevo director de calidad (o algo así) que a su vez presentó, ante tan nutrida audiencia, su programa de trabajo. Fue en ese inesperado momento cuando me atacó la más vil de las bilirrubinas, poniéndome en la encrucijada de no saber si ponerme a rezar o a maldecir como les comenté al principio.

Ni más ni menos se trataba de que la calidad de los servicios ofrecidos a los queridos Clientes, llevara a éstos a exclamar ¡WOW! Si el Cliente expulsaba un ¡WOW! desde lo más hondo de su corazón, eso significaba que estaría feliz con los servicios de la empresa. Bien, continúo con el desarrollo del programa de trabajo del nuevo director de calidad (o algo así). La clasificación de sus indicadores para medir la calidad de los servicios, más o menos iba de Mala, Regular, Buena, Excelente (hasta aquí era lo normal, como cualquier clasificación razonablemente castiza que todos los mexicaltzin entendemos) y, aunque usted no lo crea, se sacó de la manga el ¡Nivel WOW!, o sea, lo mejor de los mejor pero mejorando lo mejor (?).

La cuestión del idioma es un tema delicado, porque las palabras no solo son un medio para comunicar nuestros propósitos, si no también y, principalmente, porque conllevan una carga emocional y cultural única, que da sentido de lugar y pertenencia, que produce un legítimo orgullo y la grata sensación de identificar a un paisano allende las fronteras, cuando las circunstancias nos alejan de la tierra que nos cobijó al nacer, de las hamacas, de las huayas y caimitos, de los panuchos, del tinhoroch y de todas estas ya casi nostálgicas palabras que dan sentido a la palabra Patria.

Para no ir muy lejos, el jueves 22 de abril pasando las 8 de la mañana, sonó mi teléfono y leí un mensaje de Telmex promocionando un concurso para ir a Sudáfrica en ocasión del Mundial de Futbol, que iniciaba, si, adivinó usted o también le llegó, con la palabra ¡WOW! en mayúscula. Supongo que los publicistas de Telmex suponen ingeniosamente que todos los mexicanos con teléfono, han hecho suya esa palabra.

Pero que les cuento, ya todos nos hemos dado cuanta de la sutileza con que los modismos, principalmente anglicanos, se infiltran en nuestro diario quehacer y de la velocidad con que vamos perdiendo nuestra personalidad como país, nuestro estilo, nuestro idioma y lo peor es que no encontramos la manera de revertir este proceso. De verdad, en este caso que como ejemplo les comento, es una lástima que se vaya perdiendo nuestra muy profunda, popular y significativa manera de expresar ante lo increíble, nuestro asombro: ¡Órale! (en el centro del país) o ¡Mare! (en la Península). Pero bueno, parece que no hubiera sido muy elegante promover el Nivel Órale o el Nivel Mare. Así están las cosas a 200 años de nuestra “Independencia”.

sábado, 17 de abril de 2010

Democracia Imperfecta o Tercera Vía

Tratándose de política casi siempre el agua esta turbia, pero observándola en las proximidades de campañas electorales, la chicoleada es tan fuerte que el agua turbia se vuelve fango. Y no digamos a que huele, porque la confianza que usted me dispensa tiene límites. Pero yo, como veo doy, pongo a su disposición una información que elaboré con cifras del INEGI, que contiene datos muy duros:


DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO POR DECILES DE POBLACIÓN (2005)

Población: 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 = 100 % (Total: 104 millones de habitantes)

Ingreso: 2 3 4 5 6 7 9 12 16 36 = 100%

Fuente: Elaborado con datos del INEGI. OCEI, Toluca, 28 de Nov- del 2006, Héctor Ruiz R.


No voy a entrar a los laberintos de la teoría económica. Me limitaré a comentar la vulgar y absoluta sencillez de la realidad que muestran estas encueradas cifras que ofenden y denigran a nuestro pueblo y cuestionan severamente los motivos para celebrar el Bicentenario o el Centenario. Veamos: el primer 10% de la población recibe apenas el 2% de los ingresos generados en el país durante todo un año. Digámoslo así: de cada 100 pesos que producen los mexicanos, 2 pesos son para la gente más pobre, mientras que en la otra punta, el último 10% de la población, los más ricos, reciben 36 pesos de esos mismos 100.

Si observamos los primeros dos deciles, podemos decir que hay cerca de 20 millones de mexicanos que están en la pobreza extrema, en la miseria, pues. Si abarcamos hasta el quinto decil, entonces más o menos 50 millones de mexicanos viven en la pobreza ya que solo reciben el 20% del ingreso nacional. Sexto, séptimo y octavo decil, puede decirse que es lo que queda de la clase media del país, unos 30 millones de habitantes que se embolsan el 28% del producto nacional. Digamos que salen tablas y más o menos alcanza para cubrir todas las necesidades. Pero agárrese usted: los dos últimos deciles, alrededor de 20 millones de habitantes, se apropian, sí, he dicho bien, se apropian, aunque sea legal y el sistema económico, político y social este diseñado para eso, ¡del 52% de la riqueza que cada año se produce en México! En general, para que las cosas no empeoren, nuestra nación exige producir 8 pobres para lograr 2 ricos. Aritmética elemental y hasta aquí la grave realidad económica que vivimos.

Por otra parte observamos también que los políticos del color que sean, abrazan las mismas causas e iguales banderas: todos ofrecen resolver las carencias y necesidades del pueblo, es decir, empleo seguro y bien remunerado, educación accesible, salud sin restricciones ni burocracia, esparcimiento y seguridad, entre otros requerimientos vitales. Desde luego, todos los partidos piden el voto a cambio de solucionar dichas necesidades y el ciudadano ejerce el voto no por una propuesta, ya que todas se parecen, si no por el que habló mejor, el que hizo más ruido, el que repartió más souvenirs, bueno, más parecen campañas escolares que políticas.

Lo anterior viene a cuento, porque vemos la febril actividad que desarrollan los candidatos y sus seguidores, en busca del poder. Porque miramos el agua en ocasiones turbia y en otras fangosa, debido a las alianzas entre partidos antagónicos, a los acuerdos y coerciones internas, a la sobrevivencia de la dedocracia y la meritocracia, a las promesas de concesiones a cambio de financiar campañas, a la diatriba y ofensa fácil, a la calumnia y la infamia pública. Así se preparan y se enfrentan los partidos y a ese sistema se le llama democracia. En todo caso más propio sería llamarlo partidocracia, como algunos ya lo hacen.

Lo que no veo, es que en vísperas de elecciones se prepare la sociedad, que la sociedad participe y haga presente sus intereses y que ese movimiento sea el que genere candidatos auténticos que vivan y representen el sentir y el pensar de cada grupo social. Esa expresión participativa de la sociedad que no la veo, repito, es la esencia del proceso democrático. Como aún no se da y solo tenemos la de los partidos, entonces tenemos una democracia imperfecta que no busca el bien común sino el poder efectivo.

¿Poder para que? ¿Para que las cosas cambien y el pueblo viva mejor? Después de las cifras que hemos mostrado al principio y que son el resultado de los últimos 200 años, parece que la lucha por obtener el poder queda muy clara: ¡la lucha por el poder es para que las cosas no cambien! Para que todo siga igual y el 20% de la población más rica de este país continúe conservando sus privilegios. Que quede claro: no queremos un país sin ricos, para nada, lo que impulsamos es un país rico, poderoso, con un pueblo sano, educado y con muy alto nivel de ingreso, pero actualmente se pierde el tiempo buscando el voto mediante la promesa fácil y no veo propuestas políticas serias que expliquen COMO y CUANDO van a cumplir con la palabra empeñada, como aquella no muy lejana que decía: seré el Presidente del empleo.

Que nos queda. Echemos una mirada miope, cortita, sin pretensiones de visión aguda como la de águila o la de lince. Cerquita. Recordemos el desenlace de los grandes sistemas económicos y políticos que rigen el desarrollo de las sociedades en los últimos años. El sistema capitalista ha fracasado, si me acepta usted calificarlo así a partir de la enorme desigualdad y concentración de la riqueza que actualmente impera en el mundo. La más grande concentración de todos los tiempos, aunada la pobreza de las ¾ partes de la humanidad y la destrucción y muerte producto de las guerras entre potencias y países del mal llamado tercer mundo. El capitalismo no encontró caminos para hacer realidad los nobles propósitos de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

La esperanza de un mundo más justo que ofreció el sistema socialista (al comunista nunca se llegó), igualmente ha desembocado en un fracaso, ya que en los ciudadanos de esos países se generalizaron los términos de la pobreza y, de la misma forma, no encontraron los caminos para hacer realidad los ideales de la Revolución Francesa. Caído el muro de Berlín, fraccionada la Unión Soviética y varios de los países del ex-bloque socialista, el éxodo de su gente buscando trabajo en el resto de Europa, cubanos y chinos empecinados en que están en la ruta correcta, no dejan tampoco lugar para negar que el sistema socialista también ha fracasado.

Que nos queda. Un capitalismo rampante, un socialismo quebrado y de ellos una democracia imperfecta. Y en México y, por ende, en el Estado de Quintana Roo, unos partidos políticos sin timón y a mar abierto (parafraseando a Joaquín Pacheco en Maretazo), a veces golpeándose, otras intercambiando salvas y recientemente sumándose para crear una armada invencible que atraque sus naves en las suaves aguas de la Bahía de Chetumal. Todo puede ocurrir en busca del poder para que nada cambie, para que todo siga igual. Sin embargo, hay un mayor nivel de madurez en el colectivo de la sociedad que esta en espera de un detonante que permita enfrentar con seriedad los problemas que por siglos nos aquejan.

Ni capitalismo ni socialismo. Hay que trabajar para encontrar una Tercera Vía. Los políticos en campaña tienen hoy una gran oportunidad para promover la participación ciudadana y sumarse a los esfuerzos de la gente que en todas partes del mundo están trabajando para lograr un sistema económico y social más justo, integracionista, equilibrado y cuyo propósito es distribuir una riqueza nacional que se crea socialmente pero cuyos beneficios se concentran en pocas manos.

Por lo pronto habrá que seguir a los candidatos que los partidos nos impongan para elegir, eventualmente, al que nos gobernará los próximos años. Como ciudadanos hagamos al menos el ejercicio de cuestionar sus promesas induciéndolos a que nos digan COMO lo van a hacer y CUANDO van a cumplir con ellas ya que, en el camino a la gran elección, la ciudadanía les aportará ideas y soluciones que a ellos les ayudarán a realizar un buen gobierno.

sábado, 10 de abril de 2010

Las Empresas Aseguradoras

Seguro que a usted ya le pasó algo desagradable con una empresa de seguros, porque lo único seguro es que si usted llegó a necesitar el seguro de dicha empresa, le aseguro que, al menos en principio, sufrió de una negativa, malos tratos, indefinición de responsables y jugaron con usted pasa la bola. Seguro.

Enfrentarse a una compañía de seguros, es como enfrentarse a un equipo de futbol americano, no solo por su gran tamaño y amenazador aspecto, si no porque tienen dos equipos en acción. Me explicó: tienen un equipo de atacantes que lo forman las líneas de ventas, integrado con gente agradable, amable y simpática, irresponsables en su mayoría, que le ofrecen el cielo y las estrellas y todo tipo de seguridad y confianza para que les compren una póliza, cobren su comisión y solo se vuelvan a acordar de uno cuando dicha póliza está por vencer.

Por otra parte, si usted sufre algún percance le indican que se ponga en contacto con Servicio a Clientes. Bueno, pues este departamento equivale al equipo defensivo de las aseguradoras, quienes harán todo lo posible por evitar el pago del seguro, aludiendo a la vigencia de su póliza, las coberturas a las que tiene derecho, en fin, un vía crucis que, en caso de rechazo, lo marca a usted como prospecto de fraude, ya que les “huele” mal que usted haya querido “sorprender” a la aseguradora por el simple hecho de solicitar que lo apoyen. Se pueden relatar varios ejemplos. Pero veamos uno solo en esta ocasión, que me describió un amigo:

El asegurado acude al médico por un problema respiratorio. Tiene más de 15 años pagando una póliza de gastos médicos mayores. Diez de ellos cubiertos en una póliza familiar y los últimos 5 con una póliza individual. El médico diagnóstica una obstrucción nasal por crecimiento de cornetes y pronostica su curación mediante una intervención quirúrgica. El paciente aprueba la recomendación del médico y éste acepta operarlo mediante el pago que determine la compañía de seguros indicándole al paciente los comprobantes que deben acompañar su solicitud para una cirugía programada.

El paciente, con todo y el susto de saberse material de quirófano, vuela por los comprobantes necesarios y, al día siguiente, un jueves, se presenta a las 3 de la tarde a la oficina correspondiente, donde le informan que a esa hora ya no se reciben solicitudes. Vuelve a la ventanilla el viernes a primera hora, le reciben los documentos y le informan que tendrá respuesta ¡en 5 días hábiles! En menos de 24 horas el Cliente ha recibido 2 ganchos al hígado, sin contar que los días condicionados se vuelven 7 por el sábado y el domingo, ya que para el Cliente todos los días son largos y suman a su desasosiego.

El jueves previo a la entrega del resultado, presa ya de los nervios por la dilatada espera, habla a la oficina de trámites y le dicen que hable precisamente el viernes. El viernes pues, habla de nuevo y le informan que su solicitud ha sido rechazada porque la póliza no está pagada. El Cliente recibe un recto al mentón y un rodillazo a los bajos que no vio el árbitro y solo alcanza a decir que la póliza se cobra trimestralmente, de manera automática con cargo a una tarjeta de crédito. Les hace ver su desatención e ineficacia remarcándoles que emplearon ¡una semana para darse cuenta que la póliza no esta pagada! Respuesta fulminante: “Hable usted con su Agente”.

Bueno, pues lo que sigue aumentó el desconcierto, ya que después de varios intentos le informaron que el Agente estaba en una convención y regresaría 3 días después. A la postre se demostró que la póliza estaba debidamente pagada, a lo que el médico de la oficina de trámites para cirugías programadas, contestó que esas cosas pasan porque ¡No es conveniente hacer pagos parciales! Sin comentarios.

El tremendo equipo defensivo de la aseguradora, no solo no se ablandó si no que volvió a la carga: después de los consabidos días de espera el Cliente olvidó el miedo de la operación por el terror a la cinismocracia cuando le informaron que nuevamente su solicitud fue rechazada y esta vez por que no cumplía con el período mínimo de espera de 2 años. El Cliente, imploró y aportó pruebas de que eso no era posible puesto que tenía 15 años pagando la póliza y que, en todo caso, les observó que el incumplimiento de tal requisito debieron habérselo hecho junto con el de la supuesta falta de pago.

A punto de tirar la toalla y cancelar su póliza ante esta nueva andanada de golpes con impactos en la zona del bajo vientre, el Cliente con apoyo del Agente, demostró mediante una carta tramitada ante la oficina matriz, la validez de la solicitud en cuestión con lo que tres semanas después se autorizó la operación.

En este caso, el Cliente ganó la pelea, y como en los cuentos de hadas, se recuperó del malestar en las vías respiratorias, aunque, dicen los que me contaron esta historia, que por los corajes sufridos, los ganchos al hígado y los rodillazos en zona baja, adquirió una alergia crónica a las compañías de seguros que se refleja en las ingles cuando le recuerdan puntual y eficazmente, que esta por vencer el pago de la póliza.

sábado, 3 de abril de 2010

SALUD: MAS VALE PREVENIR QUE CURAR

La Primera Feria Latinoamericana de Innovación e Invención en Salud, (FLAIISA), se efectuó en la Facultad de Medicina de la UNAM, el 24 de marzo recién pasado. Destaca entre sus principales promotores, un querido amigo nacido en Guatemala, el Dr. Rolando Collado Ardón, quien ha puesto su vida, su pensamiento y obra al servicio de la salud pública de Latinoamérica y de México en particular.

Hace muchos años, casi 40, también fue mi jefe y maestro en la propia UNAM. Mi trabajo fue, entre otras tareas, aplicar un cuestionario a una muestra de médicos de los sectores público y privado y, por mi cuenta, ya de paso, a curanderos, chamanes y médicos prácticos en pueblos y ciudades del sureste mexicano, desde Veracruz hasta Quintana Roo. Para un estudiante de economía como yo, este choque con las carencias, con el dolor y con el aislamiento de la gente pobre que me fue transmitido por los médicos y “brujos” entrevistados, resultó dramático y una vivencia que me comprometió para siempre con la búsqueda de la salud y la felicidad de nuestro pueblo.

Hace casi 40 años, la tesis de Rolando Collado era muy sencilla: el Estado debe orientar su presupuesto en salud, hacia la prevención de las enfermedades, a gestar un pueblo sano, ya que la medicina curativa consume grandes porciones del presupuesto con muy poco impacto o alcance, entre quienes más lo necesitan. Hoy, tristemente, se puede decir que nuestro país se quedó congelado en los años 70, cuando conocí de cerca el dolor y las carencias de atención y medicinas de la mayoría de la población. Hoy, parece que lo único que ha avanzado es el rezago en la cobertura médica de nuestros pueblos y ciudades, el deterioro del equipo, la carencia de medicinas, la extenuante espera para la consulta externa y la resignada vigilia de los enfermos graves que aguardan por una esperanza, ya no digo de recuperación, si no al menos de atención tardía. ¿Irónico, o no?

¿Qué podemos hacer de frente hacia el futuro para que no pasen otros 40 años de suplicio en materia de salud? Pues de manera inmediata aplicar lo que el Dr. Collado y sus colegas proponen, recogen y difunden en los diversos foros de América Latina: hacer realidad el sueño de integrar una COMISIÓN LATINOAMERICANA EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA LA SALUD (ULACYTS), que sirva como un aporte más hacia la estructuración de una UNIÓN LATINOAMERICANA como, a modo de semejanza, ya se tiene en plena consolidación, una UNION EUROPEA.

Al respecto, citaré como un ejemplo histórico, que dicha Unión Europea evolucionó desde 1951, en París, con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), misma que en 1952 se trocó en la Comunidad Europea de Defensa (CED); al tiempo, en 1957, en Roma, se transformó, ni más ni menos, en la Comunidad Económica Europea. Después Maastricht en 1993 que dio cuerpo al Mercado Común Europeo y Bruselas en 2002 donde se consolidó el Banco Central Europeo para que, flamantemente, en 2009, el Tratado de Lisboa se constituyera en el acta de nacimiento de la Unión Europea como ahora la conocemos. ¡Casí 60 años! ¿Y nosotros que hicimos con el capital humano y económico, decíamos, de los últimos 40 años?

Tenemos pues que apoyar sin pérdida de más tiempo, los trabajos actuales de FLAIISA, Promover centenares de ferias periódicas de carácter Subregionales. Nacionales, Estatales, Departamentales, Municipales, Locales e involucrar a la juventud (solo así el Proyecto tendrá continuidad), a la Sociedad Civil con sus cuatro motores: Universidad, Gobierno, Empresa Privada y organismos no gubernamentales.

Tenemos que alertar sobre temas como las infecciones comunitarias que por gérmenes resistentes a los antibióticos constituyen una amenaza para América Latina que debe ser estudiada y prevenida. Y que este anuncio sea bastante para que cuando se decida construir la salud, todos los recursos de una nación deban ponerse a su servicio. Julio Collado-Vides asegura, y con que grande razón, que TODO MINISTRO DEBE SER MINISTRO DE SALUD.

Tenemos que demostrar que los latinoamericanos podemos no solo generar ideas sino construir caminos que las hagan realidad y que somos también capaces de heredar un mejor futuro a las generaciones venideras.

Tenemos que aprovechar la magia de Cancún que es un punto en el plano coordenado, que se conoce en todo el mundo, para promover e impulsar desde aquí, el programa latinoamericano de salud y, a la postre, los avances necesarios para la integración de América Latina. Con aportes cuestionables y magros resultados, acabamos de observar aquí, la Cumbre de las Américas, en la que una vez más se obvió, como materia de fondo, la solución frontal al problema de la salud. Retomemos la Cumbre y coronémosla con la bandera de la salud.

Termino citando a R. Cabrera, R. Morelos y R. Collado, con una frase que taladra el vetusto paradigma que asocia la salud con los médicos. Dicen ellos y yo me adhiero: LA SALUD ES DEMASIADO IMPORTANTE PARA DEJARLA EN MANOS DE LOS MEDICOS.