sábado, 4 de diciembre de 2010

El Teletón: ¿Negocio o Verdad?

El Teletón es un evento que se realiza desde hace 14 años, a partir de diciembre de 1997, cuyo objetivo es construir centros de rehabilitación denominados CRIT, destinados fundamentalmente a la atención de niños discapacitados de bajos recursos económicos. La empresa TELEVISA, que es la promotora de este evento, ha estado durante todos estos años bajo la fuerte sospecha de que atrás de su aspecto filantrópico, humanista y de solidaridad social, se encubre el verdadero propósito de practicar una estrategia fiscal que la conduce, en la práctica, a evadir impuestos.

El mecanismo al que más se alude para realizar dicha evasión (en términos formales se debe decir deducibilidad), se apoya en el artículo 31 de la propia Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR), que permite a las empresas hacer deducible todo el dinero que aporten para la construcción de obras que debería de hacer el gobierno, tales como hospitales y centros de rehabilitación entre otras posibilidades.

El mencionado mecanismo funciona más o menos así: la empresa TELEVISA recoge a través del “boteo” en las calles, centros de trabajo y escolares, entre otros, así como depósitos en bancos, dinero en efectivo a cuyos donadores no se les expide el comprobante correspondiente de deducibilidad de impuesto, debido, principalmente, a que los propios donadores no lo solicitan ya sea por pena (“no voy a pedir comprobante por una cantidad tan pequeña” -pensarían las personas-), por desconocimiento, por la dificultad que puede representar su trámite o porque, en las empresas donde aplican descuentos voluntarios para el Teletón, no le van a pedir a su patrón dicho comprobante a riesgo de herir susceptibilidades.

Los millones de pesos así recaudados, TELEVISA los dona a su vez mediante un solo cheque a la Fundación Teletón, empresa hermana sin fines de lucro, que a cambio le entrega un recibo deducible de impuestos y que la televisora si hace efectivo. Pero no para aquí el proceso de estrategia fiscal, no señor, los críticos de esta estrategia fiscal aseveran que en el caso de que el monto del donativo entregado por TELEVISA al Teletón, fuera superior a los impuestos que la empresa debe enterar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), entonces la Secretaría devolverle el excedente monetario en efectivo, con lo que sus ganancias aumentan, no le devuelven a sus donadores ni un peso de este reembolso fiscal y la causa noble y altruista que dio origen al Teletón, queda en entredicho.

Otras críticas relevantes que se hacen al Teletón, es que se cruza con responsabilidades del gobierno que, al quedar en manos del sector privado éste se reserva el derecho de admisión y no queda sujeto a la obligación de informar como y cuando se gastan el dinero ingresado mediante las donaciones de la sociedad. Igualmente, se señala que no hay recato en cuanto a la avalancha publicitaria que se genera durante la transmisión del evento, en el sentido de que las empresas patrocinadoras y donadoras se aprovechan de los sentimientos del público de pesar, lástima y hasta culpa por la desgracia ajena, para aumentar sus ventas (lo cual no implica que mientras más vendan más donan). También, que es reprobable dramatizar y exhibir públicamente a los niños discapacitados y, desde luego, seleccionar a los que más pena y tristeza puedan causar con el fin de manipular y estimular la cooperación monetaria de quienes se pegan al televisor para ver un programa insulso y carente de contenidos educativos.

Sin embargo, aún cuando toda esta andanada de críticas que le he mencionado, pudieran ser verdad, a mi no me consta nada y si tengo la impresión de que algo bueno hay en todo esto porque, así como veo doy, así también, a veces, como siento digo, y por ello onsidero que la mayoría de las críticas pueden venir de gente que no conoce cómo opera la Fundación Teletón o que no han visitado los CRIT y menos convido, aunque sea por poco tiempo, con los niños a los que ahí se atienden.

No quiero caer en el sentimentalismo que esos niños despiertan y que es precisamente uno de los flancos que la crítica más ataca. Pero tengo que decir que la esperanza en la mirada de ellos se convierte en algo sólido, tangible, créame, se puede tocar. Nunca he visto tantas limitaciones de conducta, complejos de inferioridad y sentimientos de baja estima, como en aquellos que están afuera “sanos y completos”. Basta con ver la alegría y el brillo de sus ojos, la sonrisa que se desborda tan solo por un saludo para que uno comprenda que no se esfuerzan por verse “físicamente mejor”, si no porque quieren tener más recursos para hacer más cosas y para llegar más lejos.

Sus padres lo han entendido también y han aprendido que la vida se enfoca desde muchos ángulos y que la inteligencia y la voluntad para transformarla no requiere de estructuras atléticas, pero sí y mucho, de recursos que compensen las limitaciones físicas, que no mentales ni emocionales, que esos niños requieren y que la sociedad a veces olvida.

Por ende, se debe destacar que, chueco o derecho (prefiero pensar que derecho) se han construido 15 de estos centros en diferentes estados de la república, con equipo, tecnología y avanzadas técnicas de entrenamiento que ni las instituciones de salud públicas tienen. Además, debe subrayarse que se ha construido el Instituto Teletón de Estudios Superiores (ITESUR), cuyo propósito es educar, capacitar y profesionalizar a jóvenes para que obtengan nuevas fuentes de trabajo en los centros de rehabilitación de la propia Fundación y de cualquier otra en México y en el mundo. El ITESUR es la única institución en México que otorga títulos en Terapia Física y Ocupacional. Este año, buenas noticias nos trae la navidad, expandirán su ayuda también para niños con cáncer.

Creo que el Teletón, como cada fin de año, seguirá acercando más y mejores recursos para los niños discapacitados. Traerá a sus padres, muchos de ellos en el desamparo económico y social, grandes esperanzas y algo de alegría. Creo también, que en favor de una imagen intachable como debe corresponder a una obra tan altruista como esta, sus promotores deberían pensar ya en dar un paso más sólido en la consecución de esta descomunal tarea y reconocerle su carácter de obra pública, practicar la muy loable rendición de cuentas y transparentar a la sociedad cuanto han hecho y como lo han hecho.

Por lo pronto, aportemos de buena fe, ¡UNA LANA PARA EL TELETON! Y usted, apreciado y paciente Lector, reciba de mi parte un saludo sincero y afectuoso y mis mejores deseos de que pase gratamente y en paz este fin de año. Tendré el gusto de restablecer contacto con usted el sábado 8 de enero del 2011. Un abrazo y feliz año.

sábado, 27 de noviembre de 2010

El “Call Center”: Desgracia del Consumidor

Caminaba sin prisa, como si fuera dueño del tiempo. En aquel momento en realidad así era, ya que me trasladaba a la sala de abordaje para subirme a un avión de Aeroméxico con bastante tiempo de anticipación. Interrumpió mi paso y mi concentración (había logrado poner mi pensamiento en blanco) una sonriente joven que apretaba con el brazo izquierdo un manojo de carpetas y papeles y con la mano derecha blandía picaronamente una pluma de a peso que uno puede tomar con autoridad y firmar cualquier cantidad de compromisos que al tiempo se convierten en líos y problemas de tiempo o de dinero o de ambos.
 
- Disculpe señor, ¿me haría el favor de contestarme un par de preguntitas? – Bueno, estimado Lector, usted igual que yo no podría decir que no si ya hemos quedado que era dueño del tiempo y, por si fuera poco, que llevaba la mente en blanco.


- ¿Porqué no? De que se trata – Contesté con gentileza y fino trato.


- Sólo dígame por favor, si tiene tarjeta de crédito de American Express


- No, no tengo – Ahora contesté supliendo mi gesto gentil con uno de alerta roja


- ¿Me acepta que le ofrezca una Golden Card, asociada a Aeroméxico, sin costo de anualidad el primer año y con un premio de bienvenida de 10,000 puntos a su cuenta con la compañía de aviación? Recuerde que un viaje sencillo a cualquier destino del país lo puede hacer con solo 16,000 puntos.


- Señorita, estoy un poco apurado, tengo que abordar un avión y me asignaron la última sala –En realidad, estaba intentando una inocua defensa (Usted ya sabe que tiempo si tenía), para no enredarme con otra tarjeta de crédito y menos una como la de American Express que, aunque se pague en pesos, todas las compras las cotizan en dólares y le aplican el tipo de cambio el día que el Cliente efectúe un abono o liquide la totalidad del saldo. Claro, mi respuesta debió haber sido un firme “No, muchas gracias”, con aplomo y autoridad, con un gesto de cortesía y seguir mi camino. Pero ya sabe usted como somos, unos blandengues con el sexo débil, por aquello de la ternura que nos envuelve al recordar que todos venimos de una mujer, que alguna vez todos tuvimos madre y que todo se lo debemos a ellas.


- Señor, no abusaré de su tiempo –Y yo enchuecando la boca y mirando al cielo: “pues que abuse, ya que no se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios”-, -sólo nos tomará dos minutos –Y yo perplejo: caray, un rapidín así deberá ser un récord Guiness-, -permítame su credencial de elector –, siguió diciendo ella.


No me preguntó si tenía mi credencial del IFE, solo me la pidió con terso aplomo y yo se la entregué dócil y expedito. Acto seguido un ayudante sacó una fotocopia de mi credencial y la joven llenó una solicitud de crédito con los datos que le iba dictando, me entregó la pluma de a peso con la que firme mi sentencia y los 10,000 puntos que Aeroméxico me obsequiaba. Ella, a su vez, me dio la bienvenida como Cliente de American Express, me aseguró que en un par de semanas llegaría a mi casa la tarjeta y me regaló con una espléndida sonrisa en señal de agradecimiento por la comisión que de seguro se había ganado y que yo espero, sinceramente, que se la hayan pagado. Esto fue el 26 de agosto del 2009.


Pasaron las semanas y los meses. La tarjeta no llegó y los 10,000 puntos de Aeroméxico nunca pude constatar que hubieran sido acreditados en mi cuenta. Así, la tarjeta del cuento cayó en el olvido y a los puntos nunca le salieron alas. Pero que le digo, apreciado amigo, si vivimos en un país mágico y sorprendentemente Kafkiano y por ello usted ya se estará haciendo conjeturas sobre el desenlace de esta mexicanísima historia.


Pues bien, el 24 de noviembre del 2010, si señor, leyó usted correctamente, ¡15 meses después de que estampé en un papel de American Express el poder de mi firma, me llegó mi primer estado de cuenta! Un verdadero lujo de eficacia. Pero lo que más me impresionó de este magnífico servicio, fue que trae un saldo a pagar de US232.01 que equivale, dato meramente informativo, a $2,853.72 pesitos mexicanos. Me aclaran, eso sí, que el tipo de cambio corresponde a la fecha de corte y que puede variar en la fecha de pago. Además, me indican que no haga uso de la tarjeta hasta que cubra este saldo, el cual tiene ¡dos meses de atraso! Este saldo corresponde a un consumo que no describen por US154.66 más US66.68 por concepto de renovación (claro, si tiene más de un año que me la ofrecieron), más US10.67 que corresponde al 16% de IVA (también la SHCP tiene lo suyo y es bien mandada). Lo mejor de esta historia ¡ES QUE NUNCA ME DIERON LA TARJETA!


El cuento aquí no termina, no señor, apenas empieza. Estoy seguro que usted lo padece cada vez que tiene que hablar a un banco o a una macro empresa, cualquiera, cuyos funcionarios de Atención al Cliente se agazapan detrás de una línea telefónica en un “Call Center” y, cuando usted está a punto de romper su teléfono porque no logra que le contesten, alguien, un disco, por piedad al fin, le responde solo para seguir esperando: “Un momentito por favor, todas las líneas están ocupadas, en cuanto se desocupen, con gusto lo atenderá uno de nuestros ejecutivos”. Y ahí te pudres.


Marqué para una aclaración al teléfono que indican en el propio estado de cuenta, 01-800-640-5084. Después de varios intentos, me contestó una mujer, no un disco como casi siempre y me dijo: -Le voy a cambiar el número, hable usted al 01-800-830-1714. Bueno, paciencia, dije para mí, a volver a empezar. Me contestó Ana Lilia Zamora a las 16:58 del recién pasado día 24 y me pregunta: ¿Fecha de nacimiento? ¿RFC? Le doy ambos datos y me responde: -No puedo darle información, los datos que me dice no coinciden con los tengo, le sugiero que los coteje. Y yo, otra vez perplejo, le digo: -Señorita, tengo el estado de cuenta que me enviaron y mi acta de nacimiento en la mano y ya me cotejé frente al espejo y le aseguro que soy yo, ¿no me puede aclarar que les debo? No señor, no, no y no y de ahí no la saqué por que son órdenes de seguridad. ¿Ha sufrido usted algo así? Cuéntemelo, podemos apoyarnos.


Volví a marcar, ya sabe usted, otro vía crucis y me contestó Jorge Aguiñaga, más colmilludo, que igualmente me bateó pero me dijo que les enviara mi IFE por correo-e para actualizar mis datos. Espero que esta nota la lean en la PROFECO y en AAMEX.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Fobaproa: ¿a como nos toca?

Quien no recuerda la épica historia de Robin Hood, aquel joven intrépido y justiciero, aquel que no le temblaba el pulso y atravesaba manzanas sobre la testa de un amigo y que le robaba a los ricos para darle a los pobres. O a los indómitos Bandidos de Río Frío que a punta de machete y bala asolaron las haciendas poblanas con igual fin. Pero, ¡oh! modernidad, ¿qué nombre le podemos poner al líder de la banda del cuello blanco, quien impunemente, le ha robado a los pobres para darle a los ricos? Ayúdeme apreciado Lector a buscarle un nombre. Mientras tanto traigo a su memoria la historia del robo.

¿Se acuerda usted del FOBAPROA? Como olvidarlo. El próximo mes de diciembre cumple 10 años de haber sido elevado a la categoría de Deuda Pública y a la par se creo el IPAB para administrarla. El FOBAPROA, le recuerdo, era un organismo encargado de vigilar y garantizar las operaciones de los bancos. Para cumplir con ese fin recibía de los bancos y del gobierno federal recursos económicos y podía, hasta ciertos límites, con una vigilancia especial y bajo reglas específicas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), entregarle a los bancos respaldos económicos por los créditos que hubieran caído en cartera vencida.

Dicho organismo se creó en 1990 con aportaciones de los bancos como un fondo para garantizar los depósitos de los ahorradores, con la característica de ser un fideicomiso privado y no una entidad del gobierno federal pero si administrado por el Banco de México. Sin embargo, ante la crisis bancaria, el gobierno, a través del FOBAPROA y sin aprobación de la Cámara de Diputados, les cambió a los bancos la cartera vencida por pagarés, que se vencían a los diez años, tiempo en el cual no se podían vender ni intercambiar, garantizándoles además que generarían intereses capitalizables cada tres meses. Hoy en día esa deuda asciende alrededor de 800 mil millones de pesos, la cual equivale a unos 64,000 millones de dólares.

Los antecedentes más cercanos de este mega quebranto, se ubican entre 1988 y 1994, cuando se relajó la disciplina y la prudencia crediticia, a grado tal que la proporción de préstamos respecto del PIB, pasó del 15 al 43%. Recuerdo que la capacidad financiera de los gerentes bancarios de la época se medía por el monto de crédito colocado por el funcionario correspondiente, aunque el riesgo de la entidad bancaria fuera equivalente a cruzar la Avenida Tulúm a las 9 de la mañana con los ojos vendados.

A la distancia, parecería que los grandes eventos nacionales ocurridos en esos mismos años (1988-1994), como la reprivatización de la banca y la desregulación del sistema bancario y financiero así como las enormes expectativas “calentadas” por el gobierno ante la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá, fueron preparados para expandir el crédito, hacer grandes negocios de “saliva” y apropiarse de toda la riqueza posible del país. El TLC fue el gran proyecto salinista.

En esta época, los bancos registraron grandes beneficios, pero fueron ganancias fáciles basadas en la toma de alto riesgo que les duró poco y el gusto se trocó en susto cuando la cartera vencida se salió de control y, finalmente, estalló en llanto y en mil pedazos con la crisis de 1994-1995. Para no ir muy lejos, baste recordar que los bancos se reprivatizaron adquiriéndose en buena medida con créditos otorgados a los nuevos dueños quienes, a su vez, con el banco en la mano, se dieron a si mismos y a los amigos y prestanombres, múltiples y generosos préstamos de complacencia para realizar negocios simulados.

De lo anterior se sigue que todos los nuevos dueños de los bancos, vivales y oportunistas que se dieron la mano con el gobierno, debieran perder con la insolvencia bancaria hasta la camisa; que a los deudores, en particular a los fraudulentos, se les apretara con base en la Ley y que se les responsabilizara del mal uso de los empréstitos recibidos. Nada de esto ocurrió. Simplemente si ya se habían hecho nuevas reglas para reprivatizar los bancos, pues lógicamente se hicieron otras más nuevas para realizar un rescate bancario con cargo al presupuesto público, o sea, con cargo a usted, a mi, a nuestros hijos y posiblemente a nuestros nietos. Esta cuenta de pago generacional, no la hago yo, la hacen los actuarios.

Sin embargo, yo le haré otra cuentita, porque como a muchos no me alcanzan los registros cerebrales para entender cifras de endeudamiento nacional como la ya mencionada de $800,000´000,000.00 (se lee así: 800 mil millones de pesos). Bueno, pues alcanza para construir 160,000 escuelas primarias con un terreno de 800 m2 y un edificio de 400 m2 de 8 salones, dirección, baños y equipamiento. Unas 5,000 escuelas por Estado. Pero bueno, esto es solo para dimensionar que se podría hacer con tanto dinero.

En realidad, nuestro futuro como nación está muy difícil y seriamente comprometido. Vea usted lo que hemos abonado a la cuenta del FOBAPROA administrada por el IPAB: del año 2000 al 2009, el gobierno federal ha aplicado recursos por casi 312,000 millones de pesos, con presupuestos anuales que variaron desde 40,000 millones en el primer año, hasta 27,000 millones en su punto más bajo, registrado en el 2007. Para el 2009, los recursos asignados al IPAB en el Presupuesto de Egresos de la Federación fueron de 30,687 millones de pesos. El monto para 2010 no lo tengo, pero en base a las cifras mencionadas puede estar en el orden de otros 30,000millones de pesos y en unos pocos días podremos saber cuanto le asigna el presupuesto federal del 2011.

No le quiero amargar el día, pero tengo que decirle que eso no es todo. Así que cito textualmente un comentario de Roberto Gonzalez Amador del periódico La Jornada: “la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa alcanzó el récord de incrementar el saldo de la deuda interna del gobierno federal a un ritmo de poco más de mil millones de pesos diarios, incluidos fines de semanas y feriados, de acuerdo con información oficial. La suma de la deuda interna del gobierno federal y la emitida por el IPAB llegó al empezar este mes a 3 billones 536 mil 230 millones de pesos, cuando al comienzo del gobierno era de 2 billones 407 mil 846 millones de pesos. El monto que alcanzaron ambos pasivos es comparable al presupuesto federal aprobado la madrugada del martes por la Cámara de Diputados para 2010, que suma 3 billones 176 mil 332 millones de pesos, el más alto en la historia del país”.

Después de estos números, que más le puedo decir: que a nuestro atraso ya tradicional en educación, salud, vivienda e infraestructura, lo básico de cualquier nación, se atrasará aún más y que como no es de la competencia del sector privado, entonces las esperanzas para tener un desarrollo realista, están prácticamente canceladas para varias generaciones. Y luego dicen que las pensiones, retrasan el desarrollo. Sin embargo, me pongo del lado de los optimistas cuando ven que al paso que vamos, todos acabaremos comiendo heces, porque los pesimistas aseguran que no alcanzará para todos.

Termino este relato, transcribiendo al ex-presidente del Colegio Nacional de Economistas, Arturo Salcido Beltrán, cuando escribe que “el FOBAPROA es el triunfo más grande de la corrupción oficial y privada en México. Nunca, ningún gobierno, ningún acto, representó mayor corrupción ni causó daño tan grande al pueblo de México”.

sábado, 13 de noviembre de 2010

IFE: Arma Poderosa con dos Filos

Desde hace algunos años he venido promoviendo la concepción de que la transparencia es una virtud superior a la de la honestidad. Durante el desempeño de mis actividades laborales, docentes o, incluso familiares, he constatado que la honestidad es una condición necesaria pero nunca suficiente para construir lazos indisolubles de confianza.

Muchas veces he visto como se han perdido relaciones de trabajo, de amistad o de familia a pesar de tratarse de personas honestas y prevaleciendo la buena fe. Alguna vez habremos escuchado que una persona perdió dinero debido a los malos manejos de su socio y, al mismo tiempo, hemos sabido que el afectado expresa su pesar por la pérdida y sin embargo asegura que su socio no ocasionó el menoscabo de manera intencional. Es más, se han llegado a escuchar comentarios por parte del afectado diciendo que pondría las manos al fuego para avalar la honestidad de su socio, que ya no haría más negocios con él, pero que habría que echar la culpa del quebranto a la impericia y no al dolo.

Aquí radica el corazón del problema. Para hacer las cosas bien no basta con ser honrado, también se debe ser eficaz y esta habilidad conlleva la exigencia de disponer de elementos que permitan actuar con transparencia, al margen de emotivos discursos, rasgadura del ropaje o justificación de errores. El IFE nacional requiere tres Consejeros y la H. Cámara de Diputados está entrampada y ¡ha pospuesto su elección!

El sentido común, tantas veces caído en descrédito, es un lenguaje no hablado, instintivo, que nos permite trasladar las vivencias personales al ámbito social. Hoy en día, nuestra sociedad, México, en una palabra, esta inmerso en un ambiente de desconfianza, inseguridad y desánimo y son pocas las cosas que se salvan y que pueden contribuir a la reconstrucción de la confianza.

La confianza nacional se nos ha escondido. La ciudadanía desconfía de casi todo, se vive sobresaltado pero se conserva la esperanza. El Pueblo, en general, no cree en sus autoridades; las palabras van por un lado y la economía por otro; el sistema electoral recibe el embate cotidiano de los partidos políticos por asegurar su control; la ciudadanía observa expectante una mutación de un Gobierno republicano a un Gobierno de partidos, es decir, de una Democracia a una Partidocracia.

Con todos los argumentos positivos y propositivos que hoy se vierten para convencer al ciudadano de que el país se recupera y va por mejor camino y que, incluso, se difunden cifras contundentes que avalan dicha mejora, lo que queda es una percepción popular, dígase lo que se diga, de que estamos mal y que mañana ¡estaremos peor! La confianza nacional se nos ha escondido.

Tenemos que retomar el proceso de la reconstrucción de la confianza, empezando por reconstruirnos en cada articulación del país. Una de ellas, de las varias que nos competen a los ciudadanos, es el sistema electoral, el IFE; en él tenemos una herramienta poderosa pero imperfecta, vital para la democracia pero tentadora para la manipulación, precisa para generar confianza, certeza y seguridad, pero cómplice para exculpar el fraude.

Por ello, es necesario, para multiplicar la confianza, deslindar las tareas de los organismos electorales de los poderes legislativos, en razón de que los integrantes de este poder, se nutren de los partidos políticos a quienes los ciudadanos-consejeros, mediante los Institutos Electorales, se obligan a sancionar.

Aún cuando se puedan fortalecer de la anterior manera los mecanismos para abonar en el aspecto de la transparencia, poco se podrá ganar en confianza social si no se incrementa la participación ciudadana en los procesos electorales, especialmente en los actos previos y en el cívico derecho, pero también obligación, de ejercer el voto.

La brújula política se ha extraviado y la confianza del pueblo se ha escondido. ¿Eso es una consecuencia de la democracia? ó ¿somos un país muy nuevo intentando construirla? Y ¿por esto es que los partidos políticos se están apropiando de los organismos electorales? La etimología de la palabra democracia le da un significado específico: el pueblo es el que gobierna. Un sistema democrático permite que el pueblo participe en los asuntos más importantes del país y decida el rumbo que deberán tomar los acontecimientos y esto aún no es así y no abona a la participación ciudadana.

Las campañas políticas no se están realizando con ética y, el electorado, expectante, esta en el medio de la tolvanera política expresando su indiferencia ante los siguientes eventos electorales, porque no creen que el ejercicio de su voto sea un instrumento de corrección y cambio. Obsérvese que la intención del voto decrece en tanto que el padrón electoral se incrementa, paradoja que se explica por efecto de las campañas publicitarias y porque la credencial del IFE tiene una utilidad práctica e inmediata, ya que se ha convertido en un medio de identificación superior a cualquier otro, como puede ser una licencia de manejo, una credencial del trabajo o el pasaporte.

¿Que nos queda como ciudadanos? Nos queda hacer del sistema electoral una revisión profunda, sin pausa pero sin prisa, sin revanchas ni pasivos, solidaria e incluyente, respetuosa y ciudadana y, a partir de ahí, perfeccionar una sociedad democrática que desemboque, justamente, en un país mejor, con más oportunidades y con más deseos de vivirlo. Para ello es necesario que el IFE trabaje sobre algunos de los puntos que ya mencioné y que, a manera de resumen, a continuación propongo:

1. Fundamentar la transparencia electoral en la elección por la vecindad de los integrantes de cada casilla y no por una designación oficial.

2. Instituir permanentemente la participación ciudadana a nivel de comunidad o manzana, con independencia de los eventos electorales.

3. Regular los compromisos de los candidatos establecidos con la ciudadanía, durante las campañas electorales y señalar su cumplimiento o incumplimiento.

4. Registrar el número de personas afiliadas a cada partido y cotejarlas con las reportadas a la Secretaría de Gobernación.

5. Establecer la auto-renovación de sus Consejeros Propietarios y Suplentes de manera autónoma, sin injerencia de ninguna otra autoridad o Poder Constitucional.

Mis puntos de vista sobre la cuestión electoral, no son otros que los recogidos en las pláticas espontáneas con vecinos, amigos, trabajadores como el plomero, el carpintero o el taxista y el inefable taquero. Todos ellos enriquecen con su sabiduría mis conceptos sobre la política y la convivencia social y me demuestran, cotidianamente, que tenemos hambre de un país mejor, más justo, más seguro y menos pobre.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Las Pensiones: Un Fantasma recorre el Mundo (II)

ver la primera parte de este articulo:
La semana pasada le decía, apreciado Lector, que las pensiones no eran un problema, si no una justa retribución por la riqueza generada durante una vida laboral, que se hereda para el disfrute de la generación siguiente. Por lo tanto, no es un tema de cálculo actuarial si no de productividad y de mejor distribución de la riqueza. Decía también que es una obligación de la sociedad y del Estado y que los adultos de hoy no tardarán en verse en la situación en que se encuentran ahora los adultos mayores en cualquier país.

En México como en España, Francia o Alemania, antes de existir la seguridad social, las personas procuraban tener muchos hijos, porque de esa manera tendrían quien los mantuviera durante la vejez. En esa lógica, cuantos más hijos se tuviera, mas gente podría cuidar de uno cuando ya no pudiera valerse por si mismo. Lo que son las cosas, este principio fue la base con la que se inició el sistema de la Seguridad Social: cuanto más gente aporte, mejor se podrán mantener a los pensionados durante la vejez. Pero este principio, como ya hemos estado viendo, sobre el cual fue creada la Seguridad Social, se tambalea en casi todos los países del mundo porque, aseguran, la gente vive más y trabaja menos y un alto porcentaje de los que debían de trabajar, se encuentran en paro y, por si fuera poco, los jóvenes tardan más en tener familia y procuran tener muy pocos hijos.

Todo lo dicho en el párrafo anterior es cierto. El mundo está patas pa’rriba. Sin embargo, retomemos el tema de la productividad para mostrar como la producción de alimentos es más fuerte en la actual generación, a pesar de que proporcionalmente trabajen menos personas. Veamos el caso del maíz. En México se producen alrededor de 20 millones de toneladas y se importa una tercera parte. Durante siglos ha sido la base de alimentación del pueblo. En USA se producen algo así como ¡325 millones de toneladas! Su población es 2.5 veces mayor que la nuestra, pero ¡la producción de maíz es 16 veces más!

Y que hacen con esa producción, ¿se la comen? Sólo un poco, más bien se la beben. Porque dedican algo más de 100 millones de toneladas a la producción de etanol; exportan cerca de 60 millones y el resto, que ya lo quisiéramos, se lo dan a los animales como forraje. En México, el campo no es opción para el campesino. Muchos de ellos producen 200 kg. de maíz por hectárea (que sería una parcela grande) y tienen 5 hijos para mantener. Esta es una buena razón para abandonar el campo y engrosar las ciudades con albañiles y criadas. Hoy en día, solamente un 25% de la población es rural y si tuviera tierras y tecnología, produciría más que suficiente para dar de comer a toda la población y hasta a los animales. Pero no las tienen y ya sabemos que es posible apenas cruzando la frontera. Insisto, el “problema” de las pensiones y de muchos otros problemas del país, es la falta de productividad y, si usted me aprieta, también de probidad.

Como lo acabado de decir parece que no es posible en México, entonces, ¿qué cada quien ahorre lo suyo? Esta solución, al menos en países como México, va directo al fracaso, porque, ¿quienes pueden ahorrar en este país? ¿Si el 80 por ciento vive al día y unos 30 millones de mexicanos viven en pobreza aguda? Si no se tiene una fuente de trabajo formal, ¿quién va a aportar recursos para constituir un fondo de pensión? Y la gente que gana de 1 a 3 salarios mínimos durante toda su vida, con inflaciones superiores a la tasa de interés, ¿qué institución le va a garantizar que al menos esa cantidad recibirá cuando se pensione? Se dice que el Estado garantiza que al menos el trabajador reciba un salario mínimo. Yo, estimado Lector, a reserva de que continuemos discutiendo este tema, le diré lo que pienso:

1. Cuando trabajé en las Afores acepté la idea de que el sistema de reparto no era justo, puesto que nadie sabia que pasaba con sus ahorros y que de esa bolsa tomaban para darle a uno, aunque podrías merecer más si hubieras conocido tu cuenta y cuantos intereses habías ganado, amén de que el Gobierno no hubiera podido meterle mano a esos ahorros.

2. Surge entonces la nueva idea de las cuentas individuales y que supieras exactamente cuanto tenias en tu fondo para pensionarte, cuanto estabas ahorrando y cuantos intereses te estaban pagando y como era tuyo, de tu propiedad, personal, igual que tener una cuenta bancaria, nadie te lo podía escamotear. Y esa idea le estuvimos diciendo a la gente para que se afiliara con nosotros, tuviera o no tuviera capacidad de ahorro, contara o no con un trabajo formal.

3. Apenas se agotó el número de personas afiliables, se empezó a transmitir un sentimiento de ansiedad al trabajador, en el sentido de que las pensiones tal como estaban ahora no serian suficientes para llevar una vida digna cuando llegara el tiempo de la jubilación, Luego habría que aumentar por tu cuenta la cantidad a ahorrar, aportar más si querías jubilarte con una pensión decorosa. Seguramente esto es cierto, pero si es difícil para los pocos que tienen capacidad de ahorro, ¿significa entonces que los que no la tienen y que son la mayoría de los trabajadores, sus últimos años en la pobreza?

4. Un país se construye entre todos sus habitantes y el Estado es la figura que administra los recursos para satisfacer sus necesidades. Un país democrático y solidario DEBE GARANTIZAR A TODOS SUS HABITANTES EL ACCESO A LA seguridad social, independientemente de si se cotiza o no.

5. La salud, la educación y las pensiones debe ser gratuita y a cargo del Estado, financiadas con impuestos (ojo evasores) y, por el particular hecho de cumplir 65 años, todo mexicano debe quedar exento de todo tipo impuestos, tenencias, derechos, etc.; disponer del seguro medico social, de disponer de una cuota de exención de pago de los servicios publicos (p ej agua x num. de metros3; luz. x num. de kw; vales por 20 kg de gas al mes; ayuda para renta o hipoteca si no tiene casa propia; y un cierto número de salarios mínimos en función de sus dependientes económicos, de por vida.

6. Se debe socializar la vejes. Por lo menos ahí todos deben ser iguales. Todos los de 65 años en adelante deben recibir lo mismo. El que quiera más, ahí si, que haya sido por el producto de sus ahorros personales durante su vida laboral.

La mejor garantía para tranquilidad emocional de los jóvenes y adultos en edad productiva, es que estén seguros de que no tendrán que disponer de dinero para sostener, ayudar o mal ayudar a sus padres. Que ese “problema” esta resuelto socialmente y lo pagan entre todos y que no tendrán que quitarle el pan a sus hijos para darlo a sus padres. Y que, por último, podrán esforzarse y concentrarse en la formación, desarrollo y consolidación de su propia familia y de su país.

sábado, 30 de octubre de 2010

Las Pensiones: Un Fantasma recorre el Mundo

Mire usted lo que son las cosas, toda una historia de trabajo para que, en los que deben ser los mejores años de la vida, porque son los últimos, nos vengan con el cuento de que las finanzas públicas o la economía nacional o la carabina de Ambrosio están en riesgo de colapsarse, debido a que cada vez hay más viejitos y que son más correosos porque viven más tiempo y que los fondos no alcanzan para pagarles una pensión hasta que cuelguen los tenis. Lo peor son las soluciones que se plantean que van desde la privatización total del sistema pensionario hasta retrasar el tiempo para pensionarse y aumentar las aportaciones para el pago de la pensión. (Viñeta: Enric Jardí).

El tema da para parafrasear a Marx en el Manifiesto del Partido Comunista: “Un fantasma recorre el mundo: el fantasma de las pensiones”. Y así es, ya que prácticamente no hay país en el orbe donde no se esté ventilando el “problema” de las pensiones y la amenaza que representa para el equilibrio de la economía de cada país al afectar, dicen, otras partidas del gasto público que impactan en el bienestar de la sociedad.

Lo más reciente son las públicas protestas, de jóvenes y viejos en Francia, duramente reprimidas, debidas a la propuesta del gobierno de Sarkozy de incrementar la edad de jubilación del trabajador francés, aumentando a partir del 2018, de 60 a 62 años la edad mínima legal para dejar de trabajar y, para cobrar una jubilación al 100% en el 2010, habrá que tener 65 años con aportaciones durante 40.5 años y, a partir del 2012, de 41 años. La reforma prevé también elevar la edad de jubilación a 67 años. Aprobado el numerito por el congreso, el trabajador no tendrá otra que trabajar más para aportar más y ser más viejo para poder pensionarse al 100 %.
El punto es que el sistema de pensiones está estrechamente relacionado con los mercados financieros, desde que alguien descubrió, que es un maravilloso negocio el que los trabajadores depositen religiosamente durante toda su vida laboral, una cierta cantidad de dinero sin derecho a retiro, a fin de “gozar” de una pensión por el resto de la vida. Estas ideas han sido exponenciales a través de los medios informáticos contribuyendo a crear una atmósfera de incertidumbre y temor respecto de como será sufrida su existencia en el futuro, sin trabajo y sin dinero. Como es previsible, los bancos, compañías de seguros y organizaciones especializadas como las Afores, están machacando sobre el tema de la ansiedad, para salir disparado, usted y yo, a comprar una promesa privada que nos restituya o nos complemente una pensión.

Se dice que el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), cerca de un 10%, destinado al pago de pensiones es cada vez mayor y por tanto insostenible. La privatización de las pensiones es una buena salida según el gobierno y, los bancos, que no saben cuanto ganarán en un año, nos hacen cuentas de lo que recibiremos por una pensión dentro de 30 o más años. El caso es que si no se toma esta medida, las pensiones absorberán recursos públicos que el país necesitará para otros fines como pueden ser la salud, educación o infraestructura, por ejemplo. Esta explicación parece lógica y razonable. Pero, por muy lógico y razonable que parezca este argumento, ello no quiere decir que haya menos recursos en México para los pensionistas que 30 o 50 años antes. Todo lo contrario, hay muchos más y en próxima entrega haremos un poco de numeritos para demostrarlo.

Por otra parte, el retraso de la edad de jubilación es injustamente regresivo a nivel segmento laboral, puesto que las personas que están en los niveles superiores de ingresos viven más años que las personas de más bajos ingresos. O sea, que además de que te la pasaste muy jodido durante tu juventud, de remate, más viejo y más cansado, vas a trabajar unos años más. Pero tal parece que lo más grave, es asegurar que el sistema de pensiones puede colapsarse por falta de cotizaciones de suficientes trabajadores.

Cuantos métodos se inventan para esconder que la lucha de clases se nutre de la mala distribución del ingreso, como es el fomentar una lucha de generaciones en cuanto a los fondos que se requieren para que los jóvenes solventen las necesidades de los viejos. El sistema de pensiones es uno de los programas públicos más aceptados de cualquier país por la sencilla razón de que los viejos son los padres de los jóvenes y que por tanto, las pensiones son una garantía de estabilidad para los que hoy están trabajando y sus propios hijos. Si las cotizaciones sociales no fueran suficientes en algún momento, el Estado tiene la obligación de financiarlas directamente con impuestos que pagan los hijos de los pensionados, que además deben de ser todos, “haigan o no haigan” cotizado.

¿Porqué de pronto se han “apestado” las pensiones y el sistema de reparto? Porque en manos del gobierno no es negocio para el sector privado. La gente se cree que el dinero que le quitan de la nomina es un dinero que administran las afores y lo guarda el estado para que el día de mañana le paguen la pensión. Lo segundo es rotundamente falso. El dinero que te quitan cada mes de la nomina es un dinero que va a parar al bolsillo del que actualmente esta jubilado. ¿Alguien de verdad puede asegurar a un joven que empieza su vida laboral el día de hoy, cuanto le pagarán realmente cuando se jubile? ¿Y en todo caso para que le va alcanzar? Hay que revisar el sistema de las Afores, aún no está acabado.

Mire hasta donde llega lo “apestado”: el propio Rector de la Universidad Autónoma de Querétaro declaró campechanamente que las finanzas de la UAQ están en riesgo debido a que el rubro de pensiones consume el 20% de su presupuesto. ¿Pero porqué los viejitos ponemos en riesgo a la UAQ y no las compras de papelería o el cuidado de jardines o la construcción de estacionamientos? ¿Por qué el concepto de déficit presupuestal se aplica a las pensiones y no, por ejemplo, al gasto militar o a las rentas de oficinas públicas o a las obras de infraestructura carretera? ¿Por qué cuando hay desastres naturales el déficit del fondo para tales contingencias se compensa con dinero público? Porque así debe de ser, por humanidad y solidaridad. ¿Y porqué no a las pensiones que son un merecimiento?

¿Por qué cuando los banqueros han quebrado el sistema financiero y puesto en riesgo el ahorro de los ricos, el gobierno crea un salvador FOBAPROA con cargo a varias generaciones de mexicanos y no puede generar recursos para el sistema de pensiones, si éste entrara en crisis? ¿Y porqué las Afores propuestas como solución al “fracaso” del sistema de reparto no pueden garantizar las pensiones? Porqué si no saben que pasa en el presente, menos lo que pasará en el futuro. La única garantía es la que puede dar la propia sociedad ejerciendo su soberanía y mandato a través de su instrumento ejecutor que es el gobierno y no al revés. Las pensiones son un merecimiento y no un problema.

sábado, 23 de octubre de 2010

El Monte Pío, las Casas de Empeño y la Crisis

Cuando el agua nos llega al cuello, nos agarramos de cualquier cosa para poder flotar. Y en esta vida tan dispareja, lo que uno llora otro lo ríe. Producto de la reciente crisis económica en la que estamos zambullidos, he visto caer las cortinas de cualquier tipo de negocio y, al mismo tiempo, observo levantarse otras como el notable florecimiento de las casas de empeño. Que duda cabe, las “colas” ante las ventanillas de una casa de empeño, se alargan en proporción inversa a la disminución de las fuentes de trabajo. Uno llora, otro ríe.

La crisis afecta también al Gobierno en la medida que se cierran empresas y se cancelan nóminas, ya que disminuye su captación de impuestos. Sin embargo, tiene dos opciones para mantenerse en equilibrio: reducir su abultado gasto o atracar al ciudadano que aún conserve su empleo y, desde luego, a las empresas sobrevivientes. Como siempre, apreciado Lector, estoy de acuerdo con usted al apuntar hacia que lado jalará el Gobierno, ya que abundan las evidencias de que la segunda opción siempre será su preferida y el aumento de impuestos y pagos por los productos y servicios públicos, su instrumento idóneo, bendecidos ambos con la complacencia del Congreso de la Unión.

Pero los que no tienen poder, ni trabajo, ni influencias, ni amigos bien colocados; que los programas de solidaridad del gobierno no los alcanzan (porque en el camino se extravían los apoyos), que no tienen acceso al sistema financiero (los bancos ni los voltean a ver aunque son cerca de ¡40 millones de mexicanos¡); que, eso sí, tienen más necesidades que arena en el desierto, muchas bocas para alimentar y proteger del frío, deslaves e inundaciones, pobreza y enfermedades, ¿Qué pueden hacer para obtener un poco de dinero? Pues ya lo dije y lo están haciendo: alargar las “colas” en las casas de empeño pero, espérese tantito, no se empeñe con cualquiera.

¡Como han cambiado las cosas! El crédito prendario (el empeño, pues, que no es más que dejar algo en prenda como garantía del cumplimiento de un compromiso o de la devolución de un préstamo) se originó en el norte y centro de Italia entre 1462 y 1490, con el propósito de apoyar básicamente a la gente pobre y, entre ellos, al último escalón de agricultores y artesanos. Y, aunque usted no lo crea, gente buena lo hizo para contrarrestar la usura, el abuso a los más desprotegidos y ¡sin cobrar intereses! Una verdadera obra pía. En 1702, se funda en Madrid el primer Monte de Piedad y en México hasta 1775, por Don Pedro Romero de Terreros, con 300 mil pesos oro de su propio peculio. Ambos Montepíos con los mismos piadosos objetivos.

Pues así las cosas, entre donativos de pudientes personajes, limosnas de la Iglesia y aportaciones de las casas reales, se juntaba una lanita para los empeños sin fines de lucro. Sin embargo, cada vez más se manifestaron insuficientes los recursos y se hizo necesario cobrar intereses con el apoyo de la Iglesia Católica y las críticas de todo el mundo y hasta que, de nuevo al paso del tiempo, se reconoció el carácter benéfico del Monte Pío y el pago de un interés justo. En México, el Nacional Monte de Piedad ha cumplido ¡235 años! y ha superado todas las crisis económicas y políticas del país, incluyendo por supuesto, las guerras bicentenarias y centenarias, invasiones francesas y gringas y cualquier cantidad de cambios a las leyes que regulan el sistema financiero mexicano.

Si con el tiempo se perdió el piadoso empeño sin intereses, con el desarrollo de las economías más fuertes se perdió también el concepto de fines benéficos (que hoy sólo conservan los Monte Pío) y ha sido rebasado ampliamente como un negocio cualquiera cuyo objetivo principal es tener fines de lucro y ha proliferado a través de las casas de empeño. Nótese, por favor, esta diferencia: no es lo mismo una Casa de Empeño que un Monte de Piedad, aunque en la práctica suele confundirse y el descrédito popular agarra parejo. Siendo ambas empresas de carácter privado, las ganancias obtenidas en el caso de las casas de empeño, son un beneficio para sus dueños, en tanto que las ganancias obtenidas en un Monte de Piedad, se destinan a la beneficiencia pública, si no todo, al menos en un alto porcentaje. Se trata de instituciones sin fines de lucro.

Sin embargo, lo que más importa al usuario de este tipo de acceso al crédito, es el costo que finalmente paga al desempeñar una prenda. Para esto, una adecuada referencia debe ser el Costo Anual Total (CAT) del financiamiento y que es lo que usted paga por ese dinero que le prestan. Enseguida le transcribo un pequeño ejemplo tomado de un estudio de la PROFECO sobre alrededor de 250 negocios de empeño en todo el país (pocos comparados con USA donde operan unos 13 mil), en el que se relaciona lo que están cobrando al pignorante y que cito a continuación:

Las tres Casas de Empeño con el CAT más alto son Mister Money (362%), Prenda Fácil (300%) y Prendalana (261%); las dos más bajas son Sistema Prendario y Comercial (165%) y Morton Hall (138%). Los tres Bancos más altos en tarjeta de crédito son Santander (84%), Bancomer (81%) y Banamex (77%); los dos más bajos son Banorte (65%) e Inbursa (51%). Los únicos 3 Montes de Piedad IAP (Institución de Asistencia Pública) en México, registran los siguientes costos: Fundación Dondé (105%), Montepío Luz Saviñón (92%) y Nacional Monte de Piedad (48%). Resulta obvio, hoy en día, que se debe de hacer cola en el Nacional Monte de Piedad.

Finalmente, si usted requiere de una casa de empeño, considere lo siguiente: 1) antes de empeñar repase si tendrá los recursos necesarios para recuperar la prenda; 2) tome en cuenta el CAT de por lo menos tres casas de empeño; 3) Consulte en la Profeco si cuentan con un contrato registrado a fin de que no le incluyan claúsulas que lo estafen; 4) el visto bueno de PROFECO es importante porque si algo sale mal en el empeño podrá reclamar ante los organismos de protección al consumidor.

En mi modesta opinión, el Gobierno debería de desaparecer todas las casas de empeño (o por lo menos regularlas, p. ej., obligándolas a que exhiban el CAT del día de todas), fortalecer los Montes de Piedad asignándoles una partida presupuestal para que administren y crear su propio Monte de Piedad con una tasa prendaria cercana al cero porciento. Su costo de operación se lo podrían cargar a la Lotería Nacional, Melate y demás sorteos que dicen que son para la beneficiencia pública pero que en realidad operan para el lucimiento de los Gobiernos en turno. Hay quien dice que es la caja chica...

sábado, 16 de octubre de 2010

La Tierra esta Pariendo en Atacama

Pocas cosas en la vida me han conmocionado tanto a lo largo de mi existir: el alunizaje de Amstrong y compañía, tal vez porque a la sazón era muy joven; el nacimiento de mis hijos, quizás porque no tenía experiencia; y, el rescate de los mineros chilenos, en el imponente desierto de Atacama, enterrados a casi 700 metros de la superficie en una agujereada mina de oro y cobre, llamada San José, en las cercanías de Copiapó. Aquí, no se porqué, pero pudiera ser por la esperanza de la resurrección. A cuantos seres queridos podríamos abrazar otra vez, si de la muerte se regresara como esos 33 sufridos mineros o esos 5 o 6 rescatistas aventureros, valientes en extremo, eso sí, que se metieron a organizar la salida.

¿De que estarán hechos estos amigos chilenos? Por lo que se ve, a cualquiera de ellos le puede tocar una terrible catástrofe y salir caminando de ella, de buen ánimo y sonriente. Estoy seguro, apreciado Lector, que tanto a usted como a mi, se nos pondría la epidermis de cocodrilo y el corazón de chícharo, si el ascensor donde vamos se atorara 20 minutos en el piso 35 de los 42 que tiene la Torre Latinoamericana (183 metros de altura sin antena) y no se diga si fuera al revés, es decir, que el ascensor se detuviera en un pozo que tiene casi 4 veces la longitud de dicha torre. ¿Qué haríamos entonces si estuviéramos incomunicados en la antesala del infierno durante 17 interminables días? ¿Y después 53 días más en angustiosa incertidumbre? Se pudiera decir que los mineros están curtidos, pero ¿y el mecánico que solo fue a reparar un vehículo y el derrumbe lo atrapo? Más asombro: ¡el hombre se comportó a la altura de sus compañeros en desgracia!

Este hecho de ejemplar sobrevivencia y solidaridad no es único. Recordemos a los sobrevivientes de los andes, al terremoto con tsunami de principio de año y, mención aparte, por ya lejana, a la tripulación del “Yelcho”, un buque de la Armada chilena, una embarcación fuerte pero no hecha para las aguas de la Antártida, al mando del Piloto Luis Pardo Villalón, quien con valor y habilidad, sorteando un sinnúmero de témpanos en medio de densa niebla, navegando en un buque sin calefacción ni energía eléctrica, logra llegar al campamento de los sobrevivientes del “Endurance” en la isla Elefante. Claro que acertó usted, hablamos del descalabro que sufrió el osado explorador Ernest Shackleton por allá de 1915 durante una expedición a la Antardida. Donde fallaron argentinos, uruguayos e ingleses a los que Shackleton pidió ayuda, salio avante la Armada chilena que volvió a la existencia a los expedicionarios del “Endurance”, arriesgando su propia vida.

Otros pueblos han sufrido grandes tragedias, entre ellos nosotros mismos con el terremoto de 1985, con miles de personas muertas y desaparecidas, en los que hemos presenciado conmovedores actos de heroísmo de la gente y solidaridad entre las naciones que, extrañamente, no han sacudido a la opinión mundial como este caso sin antecedentes, de unos pocos mineros en Chile. No es entonces la magnitud de la tragedia ni las consecuencias económicas y sociales para un determinado pueblo, lo que nos impacta y que, irónicamente, se vuelve parte de nuestra inercia de vida perdiéndole miedo y respeto a la muerte colectiva que ocasiona la naturaleza. Como ejemplo, en México, D.F, habitan “tranquilamente” 10 o 20 millones de suicidas sísmicos.

¿Porqué entonces tanta emoción y tanta esperanza en el rescate de los mineros chilenos? ¿Porqué tanta felicidad por el escape inmaculado llevado cabo? ¿Qué esperamos de este resultado de vida? Al plantearnos estas interrogantes no podemos dejar de pensar con dolor y coraje en casos similares con resultados funestos como nuestros 65 mineros de Pasta de Conchos sepultados a solo 150 m., o los 116 miembros de la tripulación del submarino ruso Kursk hundido a tan solo 108 m. de la superficie, o el rescate en Entebe donde mataron a casi tanta gente como a la que salvaron y que volvieron a nacer.

Tal vez la respuesta sea porque no estamos presenciando un inventario de muertos y daños materiales por muchos que estos sean, si no de número de personas vueltas a la vida aunque sean pocas, porque instintivamente reconocemos el valor de la vida, porque esta no tiene precio, porque nos alerta a cuidar de lo único que realmente tenemos que es nuestra vida y de ello se infiere que debemos cuidar la de los demás, la casa donde vivimos que es nuestro mundo y no tenemos otro, el grito de desesperación ante la impotencia de no saber como frenar que nos sigamos matando y como lograr que vivamos en paz.

El caso muy especial que hemos vivido con estos hombres que perforan las entrañas de la tierra, es que se resuelve en múltiples enseñanzas debidas al tiempo que estuvieron atrapados. Eso es algo que nunca había sucedido. Hemos visto muchas veces que la tierra se trague a los hombres, pero nunca que los pariera. La dulce espera de 9 meses se convirtió en un periodo de gestación dramáticamente interminable de 70 días. Tormento inenarrable que sufrieron los de abajo y los de arriba, los empresarios y los políticos, los trabajadores del rescate y los ingenieros y, como nadie, los enterrados y sus familias.

Un papelito hizo exponencial la esperanza: “Estamos bien en el refugio los 33”. Manos a la obra. Dios se puso el casco y el overoll –escribió Harold, un panameño– y enseguida se fundó el Campamento Esperanza que no pudo tener mejor nombre, ya que la esperanza es el sueño de los despiertos, de esos hombres que, al contrario, no desesperan, que ninguno perdió la razón ni sufrió un ataque de histeria o de miedo, que resistieron un profundo cautiverio durante ¡70 días! Demostrando un valor a toda prueba, una voluntad de vivir inquebrantable, una disciplina rigurosa y una ejemplar solidaridad del grupo, que se impuso basada en el sacrificio personal.

Los días 69 y 70 la tierra empezó a parir hombres nuevos. El primer parido fue Florencio Avalos; el alumbramiento 33 correspondió a Lucio Urzúa; todos son hombres templados como el acero que reciben una segunda oportunidad. Hombres que se limpiaron en las profundidades del cruento desierto de Atacama, hombres que serán seguidos en su actuación por todos sus semejantes en el resto del mundo. Sobre ellos abundarán reflexiones, propuestas de humana convivencia, películas, libros, cientos de mensajes de ilustres pensadores publicados en revistas y periódicos. Como si fueran Apóstoles, de esta manera se difundirá su palabra y el alabado hecho de nacer de nuevo. Por ahora, son 33 en vez de 12, también el mundo es un poco más grande.

El beneficio inmediato será que los bonos del Presidente Sebastián Piñera subirán a las nubes; que las condiciones económicas y de trabajo de todos los mineros deberán de mejorar; que los 33 rescatados cambiarán drásticamente su sentido de la vida y de vivirla y que han adquirido mayor sabiduría para distinguir entre el mal y el bien como se puede apreciar por las declaraciones de Mario Sepúlveda: "Creo que tuve una suerte extraordinaria. Estuve con Dios y con el diablo y me agarré a la mejor mano".

http://www.elquintanarroense.com/nuevosite/modulosphp/vernota.php?id_nota=34982

domingo, 10 de octubre de 2010

La inseguridad recorre a México

El fuego a discreción se extiende por todo el país. Ya no se sabe si es producto del crimen organizado o de bandas de narcotraficantes que se matan por controlar un territorio o rencillas personales o asesinos a río revuelto, pero si se sabe que el número de madres y padres angustiados y con luto en el corazón y un dolor infinito en el alma, crece incesantemente.

Esta semana el demonio que anda suelto arrasó con una familia en el Ajusco, mató al menos a una inocente en la Plaza Morelos de Monterrey y nada se sabe de 18 jóvenes michoacanos secuestrados en Acapulco. La sociedad esta pasmada ante tantas acciones delictivas y violentas realizadas a la luz del día, en el centro de las ciudades, que estalla en impotencia ante tan descarada impunidad.

En la reciente comparecencia de Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública, ante la Comisión correspondiente de la Cámara de Diputados, se le expresó que no es posible que todos los días [][]nos despertemos con una noticia como la de hoy (la ejecución del alcalde de Tancítaro, Mich.) y que no tengan capacidad de respuesta para capturar a los causantes del crimen. En lo que si han demostrado eficacia es en que son extraordinariamente buenos para derramar sangre.

Por lo anterior, se ha dicho hasta el cansancio y en esta columna lo hemos dicho también, que la administración federal debe cambiar el enfoque de su estrategia, porque el problema de la delincuencia organizada no ha sido bien entendido ni los resultados han sido positivos. Sin embargo, al parecer, ya se están dando los primeros pasos en la medida de que esta semana el Ejecutivo envió una iniciativa para la construcción de una nueva Policía Federal, iniciativa que el propio Presidente manifiesta que todavía falta completarla, hacerla totalmente confiable, transparente y eficaz. Reconoce también que donde está el mayor reto es hacer nuevas policías estatales y municipales, si es que no desaparecen éstas últimas.

Desde luego, esta primera acción para combatir al crimen organizado, tendrá que ir acompañada, necesariamente, con un cambio en los Ministerios Públicos a nivel Federal y a nivel Estatal, hacerlos confiables, porque de nada servirá una policía eficiente si en los Ministerios Públicos se negocia la justica. Sólo cuando se cambien las instituciones de seguridad y de justicia, aumentarán las posibilidades de dar la vuelta, como se necesita, a este tema de la seguridad, aunque aún quedaría pendiente el tema de combatir su estructura financiera y su implicación más relevante que es el lavado de dinero.

Donde afloran con mayor claridad la falta de transparencia en la acción de la Policía y de los Ministerios, es en Ciudad Juárez, donde sus habitantes se encuentran agobiados entre
la violencia relacionada al tráfico de drogas y las violaciones a los derechos humanos por las fuerzas de seguridad. Dicho de paso, esta observación vale para todo el país. Juzgue usted, amable Lector: en el documento titulado Abuso y miedo en Ciudad Juárez: un análisis de violaciones a los derechos humanos cometidas por militares en México, se exponen casos como el de Israel Arzate, que asegura haber sido torturado por policías y militares que le dieron choques eléctricos en el pecho y abdomen, le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y le dijeron que en el cuarto contiguo tenían a su esposa y que la iban a violar. Después de dos desmayos producto de los golpes y quemaduras y ante la amenaza de que los policías violarían a su esposa, Arzate dijo finalmente que sí había participado en el asesinato de 16 adolescentes en la popular colonia de Villas de Salvarcar, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Más allá de que en justicia Arzate haya participado o no en tan lamentable y desgarrador suceso o de que sean argumentos de abogados con intereses políticos que buscan desacreditar al ejército, las Fuerzas Armadas no ha dado una respuesta satisfactoria a la inseguridad que sobre este y otros casos (estudiantes del Tecnológico de Monterrey o Ines Fernandez, indígena de 17 años violada por soldados) asola a muchas regiones de México. Para demostrarlo, WOLA -una organización promotora de los derechos humanos- hace referencia al alto
índice de asesinatos que se cometen pese a la presencia militar: 91 por cada 10,000 habitantes en Ciudad Juárez.

Estadísticamente, el Presidente Calderón aseguró en recién entrevista, comparando a México contra los peores años de Colombia, que nuestra situación es más controlada porque dicho índice es de 13 por cada 10,000 contra 38/10,000 de los colombianos. ¿13? ¿Y entonces los 91 que asegura WOLA? ¿A quien creerle? Cheque usted este dato y saque conclusiones. Cito textualmente de un editorial de El Universal: “Desde 2006, cuando el presidente mexicano, Felipe Calderón, asumió el mando y lanzó su Estrategia Integral de Prevención del Delito y Combate a la Delincuencia, las quejas contra el Ejército interpuestas ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) aumentaron un 300%”. A cualquiera se le paran los pelos cuando se entera de los ingredientes que contiene el coctel de obscenidades más frecuentes que registran los funcionarios de la CNDH mediante las denuncias recibidas: “tortura, detención arbitraria, allanamiento de morada, cateos ilegales, trato cruel o degradante, robo, detención ilegal, amenazas, desaparición forzada, intimidación, daño en propiedad ajena y violaciones a la libertad y la seguridad jurídica".

El tema de fondo es que se fomenta un círculo vicioso, ya que las violaciones a los derechos y garantías individuales de las personas, en la medida que queden impunes, generan nuevas violaciones y debilitan el prestigio y la confianza que, como quiera que sea, el pueblo de México tiene en su ejército y bien ganada por su ayuda a la población en todo tipo de desastres. Aquí, no hay manera de “suavizar” el impacto del ejército en la población, ya que justamente éste recibe la orden de combatir, para lo cual ha sido entrenado y en el proceso de cumplir su misión emplea todo su poder y arrasa con lo que se encuentra en el camino. No podemos poner al ejército a jugar guerritas en la sala de la casa y decirle que tenga cuidado, que no rompa las cosas. No puede ser, así que las Fuerzas Armadas hay que regresarlas a sus cuarteles y sustituirlas con este proyecto de Policía Federal, dotada de personal especializado, altamente capacitado y con reglas de transparencia en su operación, si no, la impunidad seguirá enseñorandose.

Hoy se considera a Ciudad Juárez como la ciudad más violenta del país. Todo un pueblo laborioso y mexicano hasta las cachas que ha sido duramente castigado. Primero, por “las muertas de Juarez” y ahora, por sus jóvenes asesinados. ¡Ya basta!

sábado, 2 de octubre de 2010

“Impensable la Victoria sin Violencia”. FCH

Como dice la canción: “… y mientras más lo bañaba, más negro que se ponía”. Es tanto lo que se escucha sobre la inseguridad en que vivimos, que me puse a investigar un poco acerca de ello, de su impacto en la sociedad y de la confrontación que el gobierno ha emprendido para devolver la paz a las familias mexicanas, que antaño era un valor natural como el aire y que ahora es un objetivo de vida.

Desayunando en el Sanborn’s de Insurgentes con Av. De la Paz, que conserva su ambiente de los años postrevolucionarios, con dos apreciados amigos, uno de ellos, Antonio, discursó sobre una tesis que en cierta forma justifica el combate frontal que el actual gobierno federal ha emprendido en contra del crimen organizado y el narcotráfico.

Decía que por mucho tiempo los delincuentes mexicanos auxiliaban a los proveedores de droga de otros países a introducirla a los EE. UU., gran consumidor final y pasaban prácticamente desapercibidos porque en México no se tenía un mercado alternativo. Con el tiempo, la producción ha crecido tanto que a los narcotraficantes mexicanos les pagan con el mismo producto, o sea, con droga y todo tipo de estupefacientes.

Ahora si, señores, ha trabajar se ha dicho. Con el producto en la mano no queda otro camino que desarrollar redes de distribución, reclutar vendedores, adquirir almacenes y medios de transporte. En pocas palabras, crear un amplio mercado mexicano consumidor de drogas. El conflicto aparece cuando las diferentes organizaciones delictivas luchan entre sí para ganar una mayor parte de ese mercado y, como es un producto prohibido, cuando lo escalan buscando la protección de diversos niveles de autoridad, mediante el soborno y las amenazas que van desde el miedo hasta la muerte.

Para proteger las porciones del mercado ganado, las diversas bandas necesitan, además de la protección de algunas autoridades que se corrompen durante este proceso, de armas, muchas armas y de alto poder, a fin de crear sus propios cuerpos de seguridad y defensa de sus ilegítimos intereses. Y hete aquí que se desarrolla un nuevo negocio con nuestros vivales primos que le venden todo tipo de armas y calibres a sus compinches mexicanos. Dicen que en el último pedido de armamentos, solicitaron urgentemente una bomba atómica para borrar el “michoacanazo”; los gringos no la quieren surtir porque si la revientan en Juárez les toca a ellos. Como están las cosas ya nadie se confía en el otro. Se perdió el honor. Y también la forma tradicional de combatir a las antiguas bandas.

En el fondo, es que las nuevas organizaciones delictivas, en su afán por controlar mercados y mantener el poder, se enfrentan a bazukazos unas con otras, sin reparar en los “daños colaterales” (frase acuñada por el Presidente de la República) que ocasionan a la población, dejando en sus prácticas comerciales un reguero de destrucción y muerte de seres inocentes, por lo que el gobierno se obliga a actuar de manera inmediata con igual violencia.

Usted, apreciado Lector, que opina. La tesis tiene sentido pero también muchas aristas que se deben integrar al tema y replantearse a la sociedad. El Presidente Calderón declaró hace algunos días, el 25 de agosto para mayor precisión, que “esta guerra no es mía, si no de toda la sociedad”. En este mismo sentido, la sociedad le contesta que no debe seguir enfrentando al enemigo con la estrategia que actualmente emplea y que lo hace sin haber consultado a la misma. Si es de todos, pues a discutir entre todos lo que se debe de hacer.

¿Cual debe ser la mejor estrategia para enfrentar un problema nacional que va más allá de los balazos a mansalva en la vía pública? ¿Cómo enfrentar los “daños colaterales? Enlistemos algunos como ejemplo:

1. La droga es un negociazo de miles de millones de dólares para las bandas mexicanas que superan en organización, movilidad y armamento a la mayoría de las policías estatales y municipales las que, por si fuera poco, en muchos casos no pueden intervenir por ser delitos de orden federal, es decir, ¡no son de su competencia! Además, su consumo está prohibido en los EE.UU, el mayor consumidor de estupefacientes.

2. La exportación de armas es un negociazo de miles de millones de dólares para los gansters de Norteamérica que, por cierto, su consumo es legal en los estados unidos. A usted y a mi, sin mayor trámite, nos pueden vender una bazuka. Pasarla a Nopalandia debe ser muy fácil, además de que nos hace cliente distinguido.

3. El porcentaje de delitos federales sobre el total de delitos cometidos, según cifras oficiales, es sumamente bajo, menos del 8% y, comparado contra el total de población, es insignificante ya que apenas representa el 0.0012%. O sea, nada. Sin embargo, la percepción de la población y el miedo con el que se vive, se aprecia por todo el país. Solamente fíjese usted en la cantidad de negocios modestos que operan enrejados, la cantidad de calles que se han cerrado en múltiples colonias, el uso de localizadores satelitales, las innumerables bardas adornadas con alambres de púas, cercas electrificadas y bayonetas en los muros que por doquier se muestran, sólo porque el gobierno es incapaz de garantizar la seguridad de sus habitantes ante los ataques provenientes, ya sea del narco o del delincuente común.

4. El fenómeno del miedo se extiende y a río revuelto se meten los delincuentes colados que por teléfono asaltan a sus víctimas haciéndoles creer que tienen a un familiar secuestrado o que les harán algún daño si no cooperan con “donativos” para la banda o el secuestro express o cualquier modalidad que aparece cada día.

5. El impacto económico negativo que el gasto por tener medidas individuales o empresariales de seguridad ocasionan al país. Se han publicado cálculos que van desde 1.2% del PIB según el Sr. Cordero, Secretario de Hacienda, hasta el 15% del PIB según el Banco de Desarrollo Interamericano (BID). Piense usted en este gasto absurdo que retira recursos de inversión a un país como el nuestro tan necesitado de crear nuevas fuentes de empleo. Dinero y protección parecen sinónimos.

6. La guerra de las bandas llega a nuestras casas favorecida por la crisis económica que nuestro gobierno es incapaz de solventar. Ríos de jóvenes desempleados son candidatos a ser reclutados por los narcotraficantes y, literalmente, se encuentran delimitados por la débil raya de encontrar un trabajo o sumarse a la delincuencia para sobrevivir.

Los decomisos de armas y drogas han roto cualquier record antecedente; las capturas de capos han sido espectaculares; los 15 mil muertos y 4 mil desparecidos en el sexenio es del mayor impacto, pero la violencia y los seis puntos mencionados no se frenan. Esto debe ser suficiente para replantear la estrategia de enfrentar el narcotráfico. Sin embargo, mientras en EE.UU. no se prohíba la venta de armas y se legalice el consumo de drogas y el Presidente de México no escuche a la ciudadanía aunque no se canse de decir que necesita el apoyo de todos, en nuestro horizonte seguirá habiendo violencia a rajatabla, sin dar ni pedir tregua, caiga quien caiga, culpables o inocentes. Y no puede ser de otra manera, ya que el mismo Presidente declaró el 24 de agosto pasado que “es impensable la victoria sin violencia”. ¡Que haya suerte!

sábado, 25 de septiembre de 2010

UNAM: 100 años, Vasconcelos, Justo Sierra, …

La UNAM es heredera de la Real y Pontificia Universidad de México. Esta inició sus labores el 25 de enero de 1553 y aquella el 22 de septiembre de 1910. Su autonomía la obtuvo en 1929. En la práctica tenemos más de 400 años con educación superior en México, pero apena 100 años de creada con un pensamiento liberal.

La Universidad fue cerrada en los años de 1833, 1857, 1861 y definitivamente en 1865. No fue bien vista por los liberales, que la hacían ejemplo del retroceso. El emperador Maximiliano la reabrió para luego clausurarla. Al desaparecer la Universidad, quedaron establecimientos para el estudio de la medicina, la ingeniería, la teneduría de libros, la arquitectura y la jurisprudencia, a los que se sumó más adelante la Escuela de Agricultura.

Copio de las características y principios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que es la máxima casa de estudios, la universidad más grande e importante de la nación; que tiene como propósito primordial estar al servicio del país y de la humanidad, así como formar profesionistas útiles a la sociedad, organizar y realizar investigaciones, principalmente acerca de las condiciones y problemas nacionales y extender con la mayor amplitud posible, los beneficios de la cultura y que como universidad autónoma es un organismo público, descentralizado del Estado, basada en los principios de libertad de cátedra y de investigación e inspirada en todas las corrientes del pensamiento, sin tomar parte en actividades militantes ni aceptar cualquier interés de tipo individual. En 2007, su campus central fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en 2009 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y cabe destacar también, que los tres laureados con el Premio Nobel en México son egresados de esta máxima casa de estudios.

Méritos y sufrimientos aparte, en la ceremonia realizada en al Palacio de Minería en la Ciudad de México el jueves pasado, durante el otorgamiento de los 16 nuevos doctores Honoris Causa, el Ministro de Educación de España, también doctorado, Angel Gabilondo Pujol, “sentenció que nunca seremos del todo libres mientras no lo seamos todos; nunca nuestra palabra será efectiva y justa mientras el dolor y la pobreza alcancen a alguien”.

La UNAM ha dado la cara por la educación superior en México y la seguirá dando a la par de que en época reciente ha dejado de ser un monopolio en el sentido de que hay cada vez más nuevas opciones educativas, especialmente en el sector privado. Sin embargo, nunca como en la UNAM se verán reflejadas las necesidades profundas del pueblo mexicano. Esto implica que cada nuevo universitario deberá redoblar su sentido de responsabilidad, ética y compromiso para mejorar las condiciones de vida de quienes, muchas veces sin saberlo o sin tener plena conciencia de ello, sufragan con sus tributos la educación de quienes deben velar por lo más desprotegidos que, en muchos casos se convierten en sus más acérrimos enemigos y explotadores.

Son innegables las buenas aportaciones de la Universidad a la sociedad, sin embargo, en su duro andar ha sufrido y sigue enfrentando asaltos continuos a la unidad de propósitos y respeto a la diversidad de pensamiento. Parecería que pensar distinto, misión de toda Universidad, es causa necesaria de división interna.

Hoy mismo, las comunidades académicas se encuentran dislocadas por intereses políticos que se expresan mediante faltas a la ética, difamaciones, distorsiones informativas sobre el desempeño del personal académico, bloqueos presupuestales que privilegian el gasto burocrático por encima de la educación y que lesionan la concordia necesaria para que prevalezca la libertad de disentir, la crítica sin cortapisas y la reivindicación del sentido humanístico y artístico que ha cedido paso a la educación tecnológica, dicho esto sin objetar lo último.

La Universidad sigue su marcha sin pausa y con firmeza, pero como el mismo Rector José Narro Robles dice, “el pragmatismo y el egoísmo parecen ganar terreno cuando más necesaria resulta la solidaridad (…) ante la competencia destructiva y el individualismo extremo, además de que la acumulación de dinero y de bienes materiales se ha convertido en símbolos del éxito”. Por este camino, digo yo, acabaremos por perderlo todo inmersos en un mundo globalizado y metalizado. Ese no es nuestro camino. México tiene que enfrentar el proceso de globalización no con dinero, poderoso caballero, si no con valores que debemos rescatar de nuestra propia mexicanidad: justicia, libertad, solidaridad, identidad y compromiso, entre otros.

La construcción del futuro de México nace en la Universidad. Démosle apoyo, recursos, confianza y honor. Eso está en nuestras manos y será la mejor herencia para nuestros hijos. Con todas las críticas que carga Porfirio Díaz, hay algo que quizás fue una de sus aportaciones de mayor trascendencia: la refundación de la UNAM. ¡Baste recordar que aún era Presidente de México en septiembre de 1910! Cien años después estamos a la puerta de superar lo hecho por Díaz e inyectar a la Universidad un nuevo y superior impulso para otros 100 años.

¡POR MI RAZA HABLARA EL ESPIRITU!