sábado, 28 de agosto de 2010

El Informe Presidencial

Se dice que de los toros hay que cuidarse por delante, de los caballos por detrás y, de mi cosecha digo, de los políticos por todas partes. El respeto y la credibilidad la han perdido. La esperanza, que es lo último que se pierde después de la virginidad, está colgada de una telaraña en el ánimo de los mexicanos, según se puede inferir de cientos de artículos, manifestaciones populares e inefables pláticas de café.

Así, lo poco que queda de ilusión al Pueblo de que las cosas van a cambiar para bien, según quisiera oírse de los informes presidenciales y los mensajes de año nuevo, han entrado en una pendiente con caída libre que refleja el ánimo público: el Pueblo no solo ha perdido la certidumbre en el gobierno, si no hasta la esperanza en el Presidente en turno.

Como minúscula prueba de lo observado, me pongo como ejemplo, algo que se me da en mi persistente afán por las causas perdidas, pues cada vez que se acercaba la fecha del informe o del mensaje, me invadía una sensación de urgencia, esperanza y, hasta cierto punto, de emoción, ante la expectativa de lo que diría el Presidente de cara a la Nación y del rumbo que tomarían las cosas para solucionar los problemas que, sexenios van y sexenios vienen, por muchos lustros nos han aquejado y en consecuencia me entusiasmaba con las promesas que más tardaban en anunciarse que en incumplirse.

Debido a tan reiterada frustración y con una cabría decepción a cuestas, imagino al Pueblo de México castigado como a Sísifo, empujando una y otra vez una voluminosa piedra que representa nuestras carencias de trabajo, salud y educación, entre otras muchas. En lo único, quizás, que vamos creciendo a buen ritmo, incluso a nivel internacional, es en la tasa de pobreza, el índice de criminalidad y primera minoría en los Estados Unidos.

¿Qué vamos a escuchar el próximo 1º de septiembre? En serio, sin afán pretencioso alguno, me preocupa mucho y por ello me remojo en la caldera o calderón, para que no piense usted en cosas chiquitas, a fin de convertirme en un termómetro de lo que siente otro mexicano desencantado como yo, que ya no esperamos, ni nos importa, ni nos conmueve el informe anual o el mensaje de año nuevo del Presidente. Es más, para acabar pronto, ya ni me acuerdo que el supremo tiene fechas constitucionales para decir algo y, si por pura coincidencia me lo encuentro al encender el aparato de televisión, le cambio el canal de inmediato.

Antes, por lo menos, me entretenía escuchar un dramático discurso pleno de demagogia, inflamado con las encendidas notas del himno nacional y cobijado con los no menos encendidos colores de nuestra hermosa bandera y, hasta hace no mucho tiempo, con los interminables y nutridos aplausos de los diputados y senadores durante el informe. Por lo tanto, como ya dije, ¿qué vamos a escuchar el uno de septiembre? Pues nada, porque ya hasta los aplausos nos quitaron y esto fue decidido por una camarilla de diputados que no representan a nadie (se que es una tautología pero se oye fuerte), por lo menos a mi no, impidiendo al Presidente entrar a su vulgarizado Congreso Nacional que, en otra época, fue un altar de respeto, pero ahora que los diputados se golpean y se recuerdan a la progenitora de manera soez, no se puede calificar de otro modo. Además, quien les dijo que le cierren el paso al Presidente, si a mí, Juan Pueblo, a pesar de mi decepción, me gusta que el tal Neto o Chente o Felipe o como se llame, aunque sea un día del año pase la pena de decir públicas mentiras o medias verdades. Lejana sabiduría de Cervantes y no aprendemos: “Quien dice la mitad de la verdad, dice mentira”.

Todo eso ya forma parte de nuestro mexicano folklore y ya nada del gobierno nos ilusiona, ya no les creemos ni pizca, ya solo admitimos lo que sentimos y vemos. Por ejemplo, que nos podrán decir en el Informe, ¿qué ya salimos de la crisis?, ¿qué se recupera el empleo?, ¿qué los precios no han subido?, ¿qué los salarios mejoran su poder adquisitivo? Ya verá, querido Lector, en solo 3 días podremos confirmar que precisamente a todas esas preguntas, la respuesta será afirmativa..

En tanto se llega dicho plazo, adelantemos algunas cuentas que demuestran lo contrario, tomadas de la CONAPO, que es una dependencia gubernamental. Veamos: la población total de México, estimada a junio del 2010, es de 108.4 millones de habitantes; los menores de 14 años suman 30.5 millones y los mayores de 65 añejos son 6.4 millones, por lo tanto, restando ambos segmentos de la población total, quedan algo más de ¡71 millones de personas en edad de trabajar! aunque, es verdad, algunos no tienen mucha prisa. Este saldo es lo que define a la Población Económicamente Activa (PEA). La misma dependencia reconoce un desempleo abierto del 5.2% que equivale a 3.7 millones de personas o, lo que es lo mismo, que casi 68 millones estamos empleados en México.

Así las cosas, el panorama se ve bastante bien. Sin embargo, ¿se puede considerar que una persona que vende flores en la vía pública tiene un empleo? o ¿que es un microempresario como diría Fox? o ¿las empleadas domésticas en verdad son empleadas? ¿Es a esto lo que se conoce como empleo informal? En realidad hay una mezcla de variantes, una caja negra, pero el mismo INEGI reconoce un dato duro, que cerca del 60% de la PEA ¡está en el sector informal de la economía! Como quien dice y con sus “asegunes”, cerca de 40 millones de mexicanos no tienen un trabajo formal.

Por otra parte, lo más duro de la crisis es que nos ha pegado en la líbido, orgullo de una perdida reputación internacional, pues nuestra tasa de natalidad ha decrecido sensiblemente al 1.28 al millar con un promedio de 2 hijos por mujer. ¡Hasta donde hemos llegado! Pero hay algo más, empleado o medio empleado, lo que llega para el gasto es poco. El 70% de la población apenas recibe el 28% del ingreso nacional y el 10% más bajo, sobrevive con menos de 2000 pesos mensuales. Estas personas viven en extrema pobreza, pero la misma CONAPO reconoce que la pobreza en el país ahoga a ¡47.2 millones de mexicanos! ¿Que va a decirse en el Informe sobre esta ofensa nacional?

El salario aumenta un 3% anual contra los precios de la canasta básica que, en la actual administración lleva más de un 40% de aumento; Concretamente, la tortilla costaba 6 pesos el kilo en el 2006, ahora en agosto del 2010 ronda los 11 pesos; el kilo de frijol negro de Veracruz en las mismas fechas, pasó de $6.90 a $14.00; para los que no usan carbón o leña, en igual periodo el litro de gas costaba $8.83 y ahora $9.47. ¿Es así como aumenta el poder adquisitivo? Como quiera, el Presidente ha dicho que en 2010 vamos a empezar a sentir un cambio favorable. Yo aún no lo siento. ¿Se mantendrá en lo dicho?

Bueno, nosotros ya le ayudamos a demostrar que seguimos de mal en peor. A pesar de ello en el Informe van a decir que estamos bien. Ya lo verá. Apuestita de por medio.

sábado, 21 de agosto de 2010

Milán: Moda e Industria

Arribé a Milán por el aeropuerto de Malpensa sobre las 10:00 horas. De inmediato abordé un Alfa-Romeo con mi hermana menor para dirigirnos a un escenográfico pueblito que se llama Massa Marittima, a 450 km de distancia. Es muy probable apreciado lector, que la marca del auto se perciba como algo pedante, sin embargo, lo remarco porque en Italia se usan como en México el Datsun o el vosho y en Alemania los Mercedes Benz para taxis. En sendos casos son moneda corriente.

El principal de mis objetivos era asistir ese mismo día a la puesta en escena de la ópera Don Pascuale; regresar a Milán a la mañana siguiente y un día después llegar a Vinadio, otro pueblito fantástico enclavado en la cordillera que hace frontera con Francia (270 km más) y presenciar otra espléndida ópera, “Elixir de Amor”, ambas producto del genio musical de Gaetano Donizetti y emotivamente interpretadas por el tenor Ricardo Mirabelli a quién, de seguro, muy pronto veremos en México.

Otro objetivo era desde luego, en tan largo recorrido, husmear un poco en el ambiente provincial italiano, haciendo cuanta escala fuera posible, caminando unos minutos, tomando café en el corazón de sus pueblos y conversando sobre temas que dieron sustento a la cultura occidental y que aún, hoy en día, les permite mantener una importante influencia a nivel mundial.

A paso veloz tomé notas y café acerca de Génova (Cristóbal Colón), Portofino (escondite de famosos), Carrara (montañas de mármol y granito), Pissa (torre inclinada), San Galgano (el milagro de la espada clavada en la roca), Sienna (Palio y Duomo), Florencia (Maquiavelo, Miguel Angel, Galileo, Alighieri, Da Vince, Donatello, Rossini, ¡qué grupito!), Monza (autódromo) y Milán (moda e industria). Desde luego que no haré una reseña de cada lugar, que mucho me gustaría, pero no tengo espacio. Así que, ateniéndome a su amable comprensión, trataré de ofrecerle un poco de todo, un “shek”.

No se puede dejar de hacer comparaciones entre lo que se ve en Italia y México. Pero mire usted: el primero es un país de 300 mil km2 con 7,600 km de costas, casi lo mismo que tiene el segundo, 10,000 km, pero 6 veces más grande en territorio. Tienen 60 millones de habitantes con cerca del 95% urbana y, según encuestas no muy serias, el mágico mundo femenino sueña con un italiano en casa. A nosotros nos ocurre lo contrario, somos esencialmente rurales y aparecemos en los sueños de las féminas como atroces pesadillas.

No se porque pensaba que el maíz solo se conocía por foto en Europa, pero observo en Lombardía y la Toscana, grandes extensiones sembradas de tan substanciosa gramínea. Bueno, para mi asombro, en la propia ciudad de Milán, en solares baldíos, entre casas y departamentos de zonas altamente urbanizadas como Muggio, Desio o Monza, abundan elegantes maizales con sus penachos rubios y sus mazorcas de sonriente grano. Desde luego existe una sensible diferencia: mientras nosotros lo consumimos en forma de tortilla como artículo de lujo, ellos se lo embuten al ganado como alimento forrajero.

Otro punto distintivo, es que en México no recuerdo que se importe algún producto del extranjero y lo devolvamos al mundo transformado con un valor agregado. Estos césares si que lo hacen y de tutti-fruti. Importan trigo de Francia y lo devuelven en forma de spaghetti a todo el mundo; lo mismo hacen con el cacao de América o con el café de muchas partes del planeta el cual han desarrollado de manera espectacular no solo en cuanto al producto, si no en relación a sus derivados y accesorios para degustarlo.

La variedad de temas en los que somos asimétricos es tan vasta como distantes nos vemos. Nosotros celebramos bajo cualquier pretexto la Feria de las Flores, la Feria del Caballo, La más Bella del Ejido y con eso se llena el país de palenques, mariachis y jaripeos casi todo el año. Ellos hacen lo mismo y sus pueblos muy fiesteros van de gorgorito en gorgorito celebrando El Festival de Venecia, la Prima del Risorgimento, la Lírica in Piazza, etc., etc. y al palenque le llaman concierto y al mariachi, orquesta y al jaripeo, palio y a la canción popular, ópera y al final solo somos diferentes en la forma de divertirnos.

Nuestra base poblacional es muy joven y amplia. La de ellos, una nación rica y moderna es, por el contrario, muy pequeña y con crecimiento desde 1985 prácticamente de cero, con algunos años de decrecimiento. Es, por consiguiente, una población que ha envejecido rápidamente con una esperanza longeva de vida al nacer, alrededor de 80 años. ¿Quién va a pagar las pensiones que son crecientes? Problema muy serio que tienen en puerta.

Más puntos opuestos: la industria es el gran apoyo de la economía italiana. Se trata de una industria desarrollada, moderna y diversificada cuya producción en su mayor parte se exporta con destino principalmente a los propios miembros de la Unión Europea y a los Estados Unidos. La producción de hierro, acero y aluminio es notable y otro tanto se puede decir del gran desarrollo de la industria naval. Y ya picados también hay que mencionar la potencia de la industria química y especialmente la industria automovilística y del motor en general, muy localizada en el norte del país, que cubre todo el espectro automotor que va desde los pequeños autos biplazas hasta el carrazo de lujo. Tampoco podemos dejar de mencionar la poderosa industria de la bicicleta y de las motos y que señora no puede decir que ha sido felizmente poseedora de una máquina de coser italiana o un mediano agricultor de maquinaria agrícola o mexicanos más especializados que digan no haber recurrido a las construcciones aeronáuticas, la mecánica de precisión y a la textil de cuya abundante diversificación y diseño nace y se alimenta la moda italiana, de gran aprecio y prestigio en todo el mundo.

Es verdad, querido lector, que nos llevan por lo menos 400 años de ventaja con el agravante de que para los pueblos colonizados han sido casi los mismos años de explotación, sometimiento y saqueo de nuestras riquezas naturales pero, a estas alturas también, ¿no cree usted que se nos pasa la mano de llorones y por ello no podemos destacar en algunas poquitas cosas de las muchas en que destacan los picudos italianos? Y peor aún, ¿Cuándo un montón de esas cosas son producto de la imaginación y no de multimillonarios capitales inalcanzables? Tenemos que hacer algo y pronto.

sábado, 14 de agosto de 2010

El lado gris de Amsterdam

Uno abusa de su imaginación influido por la publicidad manipuladora que, buscando un fin comercial, basa sus mensajes en medias verdades. En el caso de Amsterdam, uno cree que apenas llegando a tan anegada ciudad, te verás introducido como a las páginas de un cuento de adas, donde todo esta delicadamente ordenado, las casas adosadas de lindos encajes, fachadas multicolores y floridos balcones y, desde luego, con personajes encantadores y esmeradamente pulcros en su vestimenta y arreglo personal. Y que va, apenas se baja uno del tren y da un paso fuera de la estación central, parecería que se llegó a un pueblo bicicletero, sucio y desordenado. En el trayecto de traslado del tren al hotel, a riguroso patín y desequilibrante arrastre de maletas, más la falta de una brújula para evitar las vueltas en semicírculos, encuentra uno el tiempo suficiente para, amén de la necesaria orientación, poder leer nombres de calles como “NieuwezudsVooburgwal” que es donde se ubica el hotel pero se desubica uno y, cuando al fin te reubicas, encuentras que Amsterdam es una ciudad de carne, hueso, cristal y cemento, como todas.

Amsterdam no es la Venecia del Norte como algunos guías de turistas aseguran. Creo que la primera es una ciudad con más empaque y mejor organizada en relación al tema de sus calles inundadas o canales mejor dicho. La capital holandesa se levanta sobre unas noventa islas separadas y unidas por esos famosos canales, con una población multirracial (45% extranjeros) y un casco antiguo perfectamente conservado por el que da gusto pasear con todo y los sobresaltos que provocan los infrenables ciclistas.

Para los que venimos de piramidales tierras, de piedra firme y casas modestas pero de solar grande, no deja de estimular nuestro asombro que se edifique una ciudad de 750,000 habitantes con un 20% abajo del nivel del mar y 100 kilómetros de serpenteantes canales; que se las arreglan para vivir bien en pequeños espacios como las famosas casas de estrechas fachadas en el canal de Heren cuya razón era que ante la escasez de tierra cuanto más frente tenían, más pagaban de impuestos; es notorio y curioso también que, vistas de perfil las casas, se percibe una ligera inclinación hacia delante con un gancho en la parte superior que sirve para subir los muebles e introducirlos por las ventanas sin golpear el frontis, ya que no cabían por las escaleras. Esto recientemente empieza a ocurrir en todo México aunque lo que sobra es tierra. Por último y por si usted, perspicaz lector esta sacando cuentas, le diré que no visité el Voldenpark pero si el famoso barrio rojo y que ese si está plagado de vitrinas con exposición permanente de muñecas y una que otra pasadita de tonelaje, tal cual nos lo muestran los reportajes televisivos. Hay que ir, ni modo. De hecho, dicen los que saben, que registra más visitas que a los museos como el de Van Gogh, el de cera de Madame Tussands o la conmovedora Casa de Anna Frank.

En general, Holanda, a pesar de su fama como país rico, laborioso y pacifista, no siempre ha sido un protagonista relevante en el curso de la historia si no hasta la etapa considerada moderna. Antes había sido un pueblo en disputa y siempre sometido ya sea por el Imperio Romano o por Alemania o por los vikingos o por España, alcanzando apenas su independencia del dominio español a finales del siglo XVI. Lo asombroso es que de inmediato se pusieron a la cabeza del comercio europeo y aún les dio tiempo para establecer algunas colonias y zonas de influencia transcontinentales, con la creación de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, que dio al país carácter de potencia mundial y trazó un estilo comercial y financiero que pronto copiaron otras potencias.

Volviendo al principio, Holanda y Amsterdam en particular, es una buena lección de historia, pero también es un laboratorio social que, como antaño, traza caminos inéditos para la humanidad que de inmediato son usados como referencia de autoridad en otros países que se proponen modificar sus leyes y normas de conducta. Ello es así, porque es inevitable reconocer que Holanda es un pueblo pacifista chico con ideas grandes. Baste para confirmar esto que es un país fundador y, en muchos casos precursor, de organismos tales como la Unión Europea (UE), la Organización de la Naciones Unidas (ONU), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), del Fondo Monetario Internacional (FMI), el BIRT (Banco Mundial) y del Tribunal Internacional de la Haya, entre otros influyentes organismos de carácter mundial. Y que tal vez por esto mismo, ha sido un país líder en la adopción de medidas liberales y escandalosas en su momento, como legalizar la prostitución, el aborto, el consumo de drogas, la práctica sexual en lugares públicos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la eutanasia.

Pero ante todos estos hechos, que en Holanda se ha traducido en estar entre los índices más bajos de delincuencia por causa de la prostitución y consumo de drogas, de abortos juveniles, de altos niveles de educación escolar, de actitud pacifista de una sociedad liberal, tolerante y respetuosa de razas y religiones, ¿se debe seguir que es un país que ha alcanzado la madurez liberal y que por ello adquiere el derecho y da cabida a todo tipo de propuestas por aterradoras que parezcan.

Reflexione usted querido lector, sobre los siguientes temas que se discuten en Holanda, propiciados por un partido político que busca su registro, el NVD (Caridad, Libertad y Diversidad), a través de Ad van der Berg que es uno de sus voceros. Pues agárrese o tome asiento porque el siguiente cóctel de disparates es muy fuerte y muy grave: 1) impartir educación sexual desde la edad de 5 años; 2) legalizar la venta de drogas duras: 3) legalizar la pornografía infantil y el derecho de los niños y adultos a tener relaciones sexuales; 4) de aquí se sigue la petición de rebajar la edad penal de 16 a 12 años; 5) practicar libremente la zoofilia sin dañar a los animales; 6) reconocer el derecho de los jóvenes de 16 años a prostituirse; 7) reconocer el derecho a caminar desnudo en público; 8) permitir programas pornográficos en TV en cualquier horario; 9) Abolir el Congreso de Diputados (bueno, en esta si que parecen tener razón).

¿Qué sigue? ¿Subidos a este tobogán a donde iremos a parar? Sobre esta falsa percepción democrática se pierden los límites a la razón; así, entrados al juego por demás perverso de que todo se vale, cualquier grupo podrá exigir su derecho a que sus perros anden sueltos por la calle o a filmar películas XXX en lugares emblemáticos como el Castillo de Chapultepec o la Pirámide de Chichén Itzá. Este es el lado oscuro de Amsterdam. ¡Las monarquías constitucionales han dejado de ser conservadoras!

sábado, 7 de agosto de 2010

Londres Hoy

Mezclado con el pueblo londinense, ya que no pudo ser de otra manera pues no me fue posible adecuar mi agenda con la de la Reina, observo que son personas amables y risueñas, lo que en automático derrumba el paradigma de la severidad en el gesto y lo flemático en la conducta. Sin embargo, no entiendo porque se empeñan en continuar yendo contra la corriente. Quizás aspiran a ser el espejo del mundo, ya ve que en estos accesorios se reflejan las cosas al revés.

Mire usted: fabrican sus autos con el volante del lado derecho y por tanto circulan en el sentido contrario al que estamos acostumbrados; se esmeran en ser amables con el visitante y pintan en el piso de cada crucero un texto que indica por donde viene el bus, claro, el texto esta en inglés y mientras uno traduce ya se llevó una pitorroteada o tremendo susto a punto de atropello por un auto ¡al que no se le ve el chofer! Por otra parte, a pesar de que su sistema numérico se basa en la métrica arábiga, tienen que complicarlo para ser originales e inventan unidades de medida como la milla, yarda, pie, libra, galón, bushel, etc., y ninguna coincide con nuestros kilómetros, kilos o litros; su idioma no sigue el orden común de expresión de las frases, solo por fregar las dicen al revés como verde yerba; bueno, tampoco han querido ser miembros de la Comunidad Económica Europea y, quizás por eso y por fregar también, todo es más caro, ¡carísimo!

Londres es una ciudad muy revuelta. Junto a sus hermosas fachadas victorianas, se yerguen rectangulares o picudos rascacielos de vidrio y acero; a la vera del río Támesis, se eleva una gigantesca rueda de la fortuna, desdibujando por completo el contexto de los vetustos y venerables edificios de época que su vez la rodean. En un corto tramo sobre la cauda del río, lo mismo se puede apreciar un magnífico puente como el de la Torre de Londres, que inexplicables montajes cruzando sus aguas con arcos de metal o de concreto, más propios de pueblos aislados que de ciudades cosmopolitas. Sin embargo, para que más que la verdad, la ciudad esta literalmente atestada de turistas llegados desde cualquier confín del mundo.

Me emocionó por adelantado cuando supe que el primer punto de Londres al que arribaría, sería a la idealizada terminal de trenes Victoria Station, final de un viaje en tren rápido de unos 20 minutos desde el aeropuerto de Gatwick. Oh, decepción, de la nave original ya prácticamente no queda nada y de la fachada principal poco se puede apreciar debido a que está ennegrecida por el smog, lacerada por pegostes de lámina y fierro para que la gente no se moje esperando un bus o taxi o tickets del metro y ofendida su dignidad al estar su pequeña plaza ocupada por un paradero de autobuses de dos pisos. Para recordar a los viejos trenes ahora habrá que visitar las estaciones de Mérida o Querétaro.

Eso si, si de monarquías se trata, me parece que la casa real inglesa no tiene rival al menos en el mundo occidental. Sus posesiones, ostensible riqueza, influencia de estado y admiración popular así lo demuestran. La Reina Elizabeth II vive en el espléndido Palacio de Buckingham, el cual, durante parte del verano y en ausencia de su Majestad, se pone a disposición del pueblo para que este lo visite por la módica suma de 17 libras. Yo, desde luego, pude haberlo conocido gratis, pero por andar de mamila con lo de las agendas de la Reina y la mía, no tuve más opción que pagar mi entrada y aguantar una larga cola.

La verdad, valió la pena el boletito, porque el recorrido al interior del Buckingham es de extraordinaria belleza por cuanto a los detalles de su arquitectura, lámparas, alfombras, cuadros y muebles, entre muchos finos detalles, estilos y exquisito gusto, salvo por la colección de sombreros de la Reina que delata a sus enemigos. Por otra parte, he tenido oportunidad de conocer algunos castillos, palacios y fortalezas, pero ninguno como esta casita de interés social que tiene 19 salones de estado, 52 recamaras reales y de invitados, 188 dormitorios para el personal de servicios, 92 despachos y 78 cuartos de baño los cuales me parecen pocos. En total, 429 piezas circundadas de jardines y bosques y que, a pesar de sus dilatadas extensiones, no da miedo. Es más, dan ganas de quedarse en ella.

Pasado el descomunal impacto de la sorpresa por los millones y millones de libras que el palacio representa, no puede uno menos que pensar que tanta opulencia obedeció en parte a ganar posiciones fuertes de negociación, desde un principio, frente al adversario o aliado en turno. El punto era que quien ingresara, fuere a lo que fuere al Palacio de Buckingham, lo hiciera disminuido o ahí mismo se achicara ante el poderío de los Reyes de Inglaterra.

Tampoco puede uno dejar de pensar ante tanto boato, que toda riqueza acumulada en esas proporciones tiene su lado negro, el de la explotación de pueblos lejanos y propios, trabajo esclavizado y sangre derramada de hombres que fueron libres, mujeres violentadas y niños hambrientos, condenados a reproducir las condiciones inhumanas en las que vivieron sus padres; la piratería en alta mar robando a otros ladrones, hecho por el cual ahora se condena a los somalíes. ¿Cuántas viudas y huérfanos argentinos recuerdan hoy la confrontación por las Malvinas? ¿Cuantas vidas se consumieron en el proceso de extraer los diamantes que forman parte de las Joyas de la Corona? ¿Y cuanta sangre derramada para extraer de las colonias lo que no era suyo? Por ejemplo, en 1877, ya sometida la rebelión de los cipayos, la Reina Victoria fue proclamada Emperatriz de la India, el mayor país explotado por la colonización inglesa, la verdadera joya de la corona.

Y como si el tiempo no pasara, hoy como antes, el pueblo se agolpa, verdaderamente encaramándose uno sobre otro, entre curioso y admirado, entre el vasallaje y la ignorancia, a rendir culto con su sola presencia, a la ausencia de su majestad (yo ya sabía que no estaba en casa, por aquello de las agendas), aplaudiendo un acto tan simple como el cambio de guardia entre dos grupos de arrogantes soldaditos de plomo, unos de rojo y otros de gris, pero todos bien mamilas, tocándole las mañanitas a la reina ¡a medio día! Aclaro que las mañanitas de ahí son, entre otras, con la bella y dormilona melodía de “Over the rainbow” y con “Ynca”, que se la ha apropiado la comunidad gay.

Por lo pronto, que quede claro también que Londres esta lleno de historia, de cultura y de gente progresista. Que igualmente hay que reconocerle su dosis de pueblo civilizador ya que fue el país que detonó las Revoluciones Industrial y Religiosa. Que Inglaterra ha vertido luz a la humanidad con hombres como Newton, Moro, Darwin, Shakespeare, Dickens, Wilde, entre muchos genios más y, porque no, con prototipos como el Pirata Morgan, The Beatles, James Bond, Sherlock Holmes, Harry Poter y Jack el destripador.

Para concluir esta nota, les hago un recordatorio a los nuevos ingleses: que no se olviden que le deben mucha lana y mucho dolor a casi todos los pueblos del tercer mundo.

Desde aquí, un sentido adiós para José Caram y Héctor Herrera “Cholo”, geniales ambos.