sábado, 30 de octubre de 2010

Las Pensiones: Un Fantasma recorre el Mundo

Mire usted lo que son las cosas, toda una historia de trabajo para que, en los que deben ser los mejores años de la vida, porque son los últimos, nos vengan con el cuento de que las finanzas públicas o la economía nacional o la carabina de Ambrosio están en riesgo de colapsarse, debido a que cada vez hay más viejitos y que son más correosos porque viven más tiempo y que los fondos no alcanzan para pagarles una pensión hasta que cuelguen los tenis. Lo peor son las soluciones que se plantean que van desde la privatización total del sistema pensionario hasta retrasar el tiempo para pensionarse y aumentar las aportaciones para el pago de la pensión. (Viñeta: Enric Jardí).

El tema da para parafrasear a Marx en el Manifiesto del Partido Comunista: “Un fantasma recorre el mundo: el fantasma de las pensiones”. Y así es, ya que prácticamente no hay país en el orbe donde no se esté ventilando el “problema” de las pensiones y la amenaza que representa para el equilibrio de la economía de cada país al afectar, dicen, otras partidas del gasto público que impactan en el bienestar de la sociedad.

Lo más reciente son las públicas protestas, de jóvenes y viejos en Francia, duramente reprimidas, debidas a la propuesta del gobierno de Sarkozy de incrementar la edad de jubilación del trabajador francés, aumentando a partir del 2018, de 60 a 62 años la edad mínima legal para dejar de trabajar y, para cobrar una jubilación al 100% en el 2010, habrá que tener 65 años con aportaciones durante 40.5 años y, a partir del 2012, de 41 años. La reforma prevé también elevar la edad de jubilación a 67 años. Aprobado el numerito por el congreso, el trabajador no tendrá otra que trabajar más para aportar más y ser más viejo para poder pensionarse al 100 %.
El punto es que el sistema de pensiones está estrechamente relacionado con los mercados financieros, desde que alguien descubrió, que es un maravilloso negocio el que los trabajadores depositen religiosamente durante toda su vida laboral, una cierta cantidad de dinero sin derecho a retiro, a fin de “gozar” de una pensión por el resto de la vida. Estas ideas han sido exponenciales a través de los medios informáticos contribuyendo a crear una atmósfera de incertidumbre y temor respecto de como será sufrida su existencia en el futuro, sin trabajo y sin dinero. Como es previsible, los bancos, compañías de seguros y organizaciones especializadas como las Afores, están machacando sobre el tema de la ansiedad, para salir disparado, usted y yo, a comprar una promesa privada que nos restituya o nos complemente una pensión.

Se dice que el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), cerca de un 10%, destinado al pago de pensiones es cada vez mayor y por tanto insostenible. La privatización de las pensiones es una buena salida según el gobierno y, los bancos, que no saben cuanto ganarán en un año, nos hacen cuentas de lo que recibiremos por una pensión dentro de 30 o más años. El caso es que si no se toma esta medida, las pensiones absorberán recursos públicos que el país necesitará para otros fines como pueden ser la salud, educación o infraestructura, por ejemplo. Esta explicación parece lógica y razonable. Pero, por muy lógico y razonable que parezca este argumento, ello no quiere decir que haya menos recursos en México para los pensionistas que 30 o 50 años antes. Todo lo contrario, hay muchos más y en próxima entrega haremos un poco de numeritos para demostrarlo.

Por otra parte, el retraso de la edad de jubilación es injustamente regresivo a nivel segmento laboral, puesto que las personas que están en los niveles superiores de ingresos viven más años que las personas de más bajos ingresos. O sea, que además de que te la pasaste muy jodido durante tu juventud, de remate, más viejo y más cansado, vas a trabajar unos años más. Pero tal parece que lo más grave, es asegurar que el sistema de pensiones puede colapsarse por falta de cotizaciones de suficientes trabajadores.

Cuantos métodos se inventan para esconder que la lucha de clases se nutre de la mala distribución del ingreso, como es el fomentar una lucha de generaciones en cuanto a los fondos que se requieren para que los jóvenes solventen las necesidades de los viejos. El sistema de pensiones es uno de los programas públicos más aceptados de cualquier país por la sencilla razón de que los viejos son los padres de los jóvenes y que por tanto, las pensiones son una garantía de estabilidad para los que hoy están trabajando y sus propios hijos. Si las cotizaciones sociales no fueran suficientes en algún momento, el Estado tiene la obligación de financiarlas directamente con impuestos que pagan los hijos de los pensionados, que además deben de ser todos, “haigan o no haigan” cotizado.

¿Porqué de pronto se han “apestado” las pensiones y el sistema de reparto? Porque en manos del gobierno no es negocio para el sector privado. La gente se cree que el dinero que le quitan de la nomina es un dinero que administran las afores y lo guarda el estado para que el día de mañana le paguen la pensión. Lo segundo es rotundamente falso. El dinero que te quitan cada mes de la nomina es un dinero que va a parar al bolsillo del que actualmente esta jubilado. ¿Alguien de verdad puede asegurar a un joven que empieza su vida laboral el día de hoy, cuanto le pagarán realmente cuando se jubile? ¿Y en todo caso para que le va alcanzar? Hay que revisar el sistema de las Afores, aún no está acabado.

Mire hasta donde llega lo “apestado”: el propio Rector de la Universidad Autónoma de Querétaro declaró campechanamente que las finanzas de la UAQ están en riesgo debido a que el rubro de pensiones consume el 20% de su presupuesto. ¿Pero porqué los viejitos ponemos en riesgo a la UAQ y no las compras de papelería o el cuidado de jardines o la construcción de estacionamientos? ¿Por qué el concepto de déficit presupuestal se aplica a las pensiones y no, por ejemplo, al gasto militar o a las rentas de oficinas públicas o a las obras de infraestructura carretera? ¿Por qué cuando hay desastres naturales el déficit del fondo para tales contingencias se compensa con dinero público? Porque así debe de ser, por humanidad y solidaridad. ¿Y porqué no a las pensiones que son un merecimiento?

¿Por qué cuando los banqueros han quebrado el sistema financiero y puesto en riesgo el ahorro de los ricos, el gobierno crea un salvador FOBAPROA con cargo a varias generaciones de mexicanos y no puede generar recursos para el sistema de pensiones, si éste entrara en crisis? ¿Y porqué las Afores propuestas como solución al “fracaso” del sistema de reparto no pueden garantizar las pensiones? Porqué si no saben que pasa en el presente, menos lo que pasará en el futuro. La única garantía es la que puede dar la propia sociedad ejerciendo su soberanía y mandato a través de su instrumento ejecutor que es el gobierno y no al revés. Las pensiones son un merecimiento y no un problema.

sábado, 23 de octubre de 2010

El Monte Pío, las Casas de Empeño y la Crisis

Cuando el agua nos llega al cuello, nos agarramos de cualquier cosa para poder flotar. Y en esta vida tan dispareja, lo que uno llora otro lo ríe. Producto de la reciente crisis económica en la que estamos zambullidos, he visto caer las cortinas de cualquier tipo de negocio y, al mismo tiempo, observo levantarse otras como el notable florecimiento de las casas de empeño. Que duda cabe, las “colas” ante las ventanillas de una casa de empeño, se alargan en proporción inversa a la disminución de las fuentes de trabajo. Uno llora, otro ríe.

La crisis afecta también al Gobierno en la medida que se cierran empresas y se cancelan nóminas, ya que disminuye su captación de impuestos. Sin embargo, tiene dos opciones para mantenerse en equilibrio: reducir su abultado gasto o atracar al ciudadano que aún conserve su empleo y, desde luego, a las empresas sobrevivientes. Como siempre, apreciado Lector, estoy de acuerdo con usted al apuntar hacia que lado jalará el Gobierno, ya que abundan las evidencias de que la segunda opción siempre será su preferida y el aumento de impuestos y pagos por los productos y servicios públicos, su instrumento idóneo, bendecidos ambos con la complacencia del Congreso de la Unión.

Pero los que no tienen poder, ni trabajo, ni influencias, ni amigos bien colocados; que los programas de solidaridad del gobierno no los alcanzan (porque en el camino se extravían los apoyos), que no tienen acceso al sistema financiero (los bancos ni los voltean a ver aunque son cerca de ¡40 millones de mexicanos¡); que, eso sí, tienen más necesidades que arena en el desierto, muchas bocas para alimentar y proteger del frío, deslaves e inundaciones, pobreza y enfermedades, ¿Qué pueden hacer para obtener un poco de dinero? Pues ya lo dije y lo están haciendo: alargar las “colas” en las casas de empeño pero, espérese tantito, no se empeñe con cualquiera.

¡Como han cambiado las cosas! El crédito prendario (el empeño, pues, que no es más que dejar algo en prenda como garantía del cumplimiento de un compromiso o de la devolución de un préstamo) se originó en el norte y centro de Italia entre 1462 y 1490, con el propósito de apoyar básicamente a la gente pobre y, entre ellos, al último escalón de agricultores y artesanos. Y, aunque usted no lo crea, gente buena lo hizo para contrarrestar la usura, el abuso a los más desprotegidos y ¡sin cobrar intereses! Una verdadera obra pía. En 1702, se funda en Madrid el primer Monte de Piedad y en México hasta 1775, por Don Pedro Romero de Terreros, con 300 mil pesos oro de su propio peculio. Ambos Montepíos con los mismos piadosos objetivos.

Pues así las cosas, entre donativos de pudientes personajes, limosnas de la Iglesia y aportaciones de las casas reales, se juntaba una lanita para los empeños sin fines de lucro. Sin embargo, cada vez más se manifestaron insuficientes los recursos y se hizo necesario cobrar intereses con el apoyo de la Iglesia Católica y las críticas de todo el mundo y hasta que, de nuevo al paso del tiempo, se reconoció el carácter benéfico del Monte Pío y el pago de un interés justo. En México, el Nacional Monte de Piedad ha cumplido ¡235 años! y ha superado todas las crisis económicas y políticas del país, incluyendo por supuesto, las guerras bicentenarias y centenarias, invasiones francesas y gringas y cualquier cantidad de cambios a las leyes que regulan el sistema financiero mexicano.

Si con el tiempo se perdió el piadoso empeño sin intereses, con el desarrollo de las economías más fuertes se perdió también el concepto de fines benéficos (que hoy sólo conservan los Monte Pío) y ha sido rebasado ampliamente como un negocio cualquiera cuyo objetivo principal es tener fines de lucro y ha proliferado a través de las casas de empeño. Nótese, por favor, esta diferencia: no es lo mismo una Casa de Empeño que un Monte de Piedad, aunque en la práctica suele confundirse y el descrédito popular agarra parejo. Siendo ambas empresas de carácter privado, las ganancias obtenidas en el caso de las casas de empeño, son un beneficio para sus dueños, en tanto que las ganancias obtenidas en un Monte de Piedad, se destinan a la beneficiencia pública, si no todo, al menos en un alto porcentaje. Se trata de instituciones sin fines de lucro.

Sin embargo, lo que más importa al usuario de este tipo de acceso al crédito, es el costo que finalmente paga al desempeñar una prenda. Para esto, una adecuada referencia debe ser el Costo Anual Total (CAT) del financiamiento y que es lo que usted paga por ese dinero que le prestan. Enseguida le transcribo un pequeño ejemplo tomado de un estudio de la PROFECO sobre alrededor de 250 negocios de empeño en todo el país (pocos comparados con USA donde operan unos 13 mil), en el que se relaciona lo que están cobrando al pignorante y que cito a continuación:

Las tres Casas de Empeño con el CAT más alto son Mister Money (362%), Prenda Fácil (300%) y Prendalana (261%); las dos más bajas son Sistema Prendario y Comercial (165%) y Morton Hall (138%). Los tres Bancos más altos en tarjeta de crédito son Santander (84%), Bancomer (81%) y Banamex (77%); los dos más bajos son Banorte (65%) e Inbursa (51%). Los únicos 3 Montes de Piedad IAP (Institución de Asistencia Pública) en México, registran los siguientes costos: Fundación Dondé (105%), Montepío Luz Saviñón (92%) y Nacional Monte de Piedad (48%). Resulta obvio, hoy en día, que se debe de hacer cola en el Nacional Monte de Piedad.

Finalmente, si usted requiere de una casa de empeño, considere lo siguiente: 1) antes de empeñar repase si tendrá los recursos necesarios para recuperar la prenda; 2) tome en cuenta el CAT de por lo menos tres casas de empeño; 3) Consulte en la Profeco si cuentan con un contrato registrado a fin de que no le incluyan claúsulas que lo estafen; 4) el visto bueno de PROFECO es importante porque si algo sale mal en el empeño podrá reclamar ante los organismos de protección al consumidor.

En mi modesta opinión, el Gobierno debería de desaparecer todas las casas de empeño (o por lo menos regularlas, p. ej., obligándolas a que exhiban el CAT del día de todas), fortalecer los Montes de Piedad asignándoles una partida presupuestal para que administren y crear su propio Monte de Piedad con una tasa prendaria cercana al cero porciento. Su costo de operación se lo podrían cargar a la Lotería Nacional, Melate y demás sorteos que dicen que son para la beneficiencia pública pero que en realidad operan para el lucimiento de los Gobiernos en turno. Hay quien dice que es la caja chica...

sábado, 16 de octubre de 2010

La Tierra esta Pariendo en Atacama

Pocas cosas en la vida me han conmocionado tanto a lo largo de mi existir: el alunizaje de Amstrong y compañía, tal vez porque a la sazón era muy joven; el nacimiento de mis hijos, quizás porque no tenía experiencia; y, el rescate de los mineros chilenos, en el imponente desierto de Atacama, enterrados a casi 700 metros de la superficie en una agujereada mina de oro y cobre, llamada San José, en las cercanías de Copiapó. Aquí, no se porqué, pero pudiera ser por la esperanza de la resurrección. A cuantos seres queridos podríamos abrazar otra vez, si de la muerte se regresara como esos 33 sufridos mineros o esos 5 o 6 rescatistas aventureros, valientes en extremo, eso sí, que se metieron a organizar la salida.

¿De que estarán hechos estos amigos chilenos? Por lo que se ve, a cualquiera de ellos le puede tocar una terrible catástrofe y salir caminando de ella, de buen ánimo y sonriente. Estoy seguro, apreciado Lector, que tanto a usted como a mi, se nos pondría la epidermis de cocodrilo y el corazón de chícharo, si el ascensor donde vamos se atorara 20 minutos en el piso 35 de los 42 que tiene la Torre Latinoamericana (183 metros de altura sin antena) y no se diga si fuera al revés, es decir, que el ascensor se detuviera en un pozo que tiene casi 4 veces la longitud de dicha torre. ¿Qué haríamos entonces si estuviéramos incomunicados en la antesala del infierno durante 17 interminables días? ¿Y después 53 días más en angustiosa incertidumbre? Se pudiera decir que los mineros están curtidos, pero ¿y el mecánico que solo fue a reparar un vehículo y el derrumbe lo atrapo? Más asombro: ¡el hombre se comportó a la altura de sus compañeros en desgracia!

Este hecho de ejemplar sobrevivencia y solidaridad no es único. Recordemos a los sobrevivientes de los andes, al terremoto con tsunami de principio de año y, mención aparte, por ya lejana, a la tripulación del “Yelcho”, un buque de la Armada chilena, una embarcación fuerte pero no hecha para las aguas de la Antártida, al mando del Piloto Luis Pardo Villalón, quien con valor y habilidad, sorteando un sinnúmero de témpanos en medio de densa niebla, navegando en un buque sin calefacción ni energía eléctrica, logra llegar al campamento de los sobrevivientes del “Endurance” en la isla Elefante. Claro que acertó usted, hablamos del descalabro que sufrió el osado explorador Ernest Shackleton por allá de 1915 durante una expedición a la Antardida. Donde fallaron argentinos, uruguayos e ingleses a los que Shackleton pidió ayuda, salio avante la Armada chilena que volvió a la existencia a los expedicionarios del “Endurance”, arriesgando su propia vida.

Otros pueblos han sufrido grandes tragedias, entre ellos nosotros mismos con el terremoto de 1985, con miles de personas muertas y desaparecidas, en los que hemos presenciado conmovedores actos de heroísmo de la gente y solidaridad entre las naciones que, extrañamente, no han sacudido a la opinión mundial como este caso sin antecedentes, de unos pocos mineros en Chile. No es entonces la magnitud de la tragedia ni las consecuencias económicas y sociales para un determinado pueblo, lo que nos impacta y que, irónicamente, se vuelve parte de nuestra inercia de vida perdiéndole miedo y respeto a la muerte colectiva que ocasiona la naturaleza. Como ejemplo, en México, D.F, habitan “tranquilamente” 10 o 20 millones de suicidas sísmicos.

¿Porqué entonces tanta emoción y tanta esperanza en el rescate de los mineros chilenos? ¿Porqué tanta felicidad por el escape inmaculado llevado cabo? ¿Qué esperamos de este resultado de vida? Al plantearnos estas interrogantes no podemos dejar de pensar con dolor y coraje en casos similares con resultados funestos como nuestros 65 mineros de Pasta de Conchos sepultados a solo 150 m., o los 116 miembros de la tripulación del submarino ruso Kursk hundido a tan solo 108 m. de la superficie, o el rescate en Entebe donde mataron a casi tanta gente como a la que salvaron y que volvieron a nacer.

Tal vez la respuesta sea porque no estamos presenciando un inventario de muertos y daños materiales por muchos que estos sean, si no de número de personas vueltas a la vida aunque sean pocas, porque instintivamente reconocemos el valor de la vida, porque esta no tiene precio, porque nos alerta a cuidar de lo único que realmente tenemos que es nuestra vida y de ello se infiere que debemos cuidar la de los demás, la casa donde vivimos que es nuestro mundo y no tenemos otro, el grito de desesperación ante la impotencia de no saber como frenar que nos sigamos matando y como lograr que vivamos en paz.

El caso muy especial que hemos vivido con estos hombres que perforan las entrañas de la tierra, es que se resuelve en múltiples enseñanzas debidas al tiempo que estuvieron atrapados. Eso es algo que nunca había sucedido. Hemos visto muchas veces que la tierra se trague a los hombres, pero nunca que los pariera. La dulce espera de 9 meses se convirtió en un periodo de gestación dramáticamente interminable de 70 días. Tormento inenarrable que sufrieron los de abajo y los de arriba, los empresarios y los políticos, los trabajadores del rescate y los ingenieros y, como nadie, los enterrados y sus familias.

Un papelito hizo exponencial la esperanza: “Estamos bien en el refugio los 33”. Manos a la obra. Dios se puso el casco y el overoll –escribió Harold, un panameño– y enseguida se fundó el Campamento Esperanza que no pudo tener mejor nombre, ya que la esperanza es el sueño de los despiertos, de esos hombres que, al contrario, no desesperan, que ninguno perdió la razón ni sufrió un ataque de histeria o de miedo, que resistieron un profundo cautiverio durante ¡70 días! Demostrando un valor a toda prueba, una voluntad de vivir inquebrantable, una disciplina rigurosa y una ejemplar solidaridad del grupo, que se impuso basada en el sacrificio personal.

Los días 69 y 70 la tierra empezó a parir hombres nuevos. El primer parido fue Florencio Avalos; el alumbramiento 33 correspondió a Lucio Urzúa; todos son hombres templados como el acero que reciben una segunda oportunidad. Hombres que se limpiaron en las profundidades del cruento desierto de Atacama, hombres que serán seguidos en su actuación por todos sus semejantes en el resto del mundo. Sobre ellos abundarán reflexiones, propuestas de humana convivencia, películas, libros, cientos de mensajes de ilustres pensadores publicados en revistas y periódicos. Como si fueran Apóstoles, de esta manera se difundirá su palabra y el alabado hecho de nacer de nuevo. Por ahora, son 33 en vez de 12, también el mundo es un poco más grande.

El beneficio inmediato será que los bonos del Presidente Sebastián Piñera subirán a las nubes; que las condiciones económicas y de trabajo de todos los mineros deberán de mejorar; que los 33 rescatados cambiarán drásticamente su sentido de la vida y de vivirla y que han adquirido mayor sabiduría para distinguir entre el mal y el bien como se puede apreciar por las declaraciones de Mario Sepúlveda: "Creo que tuve una suerte extraordinaria. Estuve con Dios y con el diablo y me agarré a la mejor mano".

http://www.elquintanarroense.com/nuevosite/modulosphp/vernota.php?id_nota=34982

domingo, 10 de octubre de 2010

La inseguridad recorre a México

El fuego a discreción se extiende por todo el país. Ya no se sabe si es producto del crimen organizado o de bandas de narcotraficantes que se matan por controlar un territorio o rencillas personales o asesinos a río revuelto, pero si se sabe que el número de madres y padres angustiados y con luto en el corazón y un dolor infinito en el alma, crece incesantemente.

Esta semana el demonio que anda suelto arrasó con una familia en el Ajusco, mató al menos a una inocente en la Plaza Morelos de Monterrey y nada se sabe de 18 jóvenes michoacanos secuestrados en Acapulco. La sociedad esta pasmada ante tantas acciones delictivas y violentas realizadas a la luz del día, en el centro de las ciudades, que estalla en impotencia ante tan descarada impunidad.

En la reciente comparecencia de Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública, ante la Comisión correspondiente de la Cámara de Diputados, se le expresó que no es posible que todos los días [][]nos despertemos con una noticia como la de hoy (la ejecución del alcalde de Tancítaro, Mich.) y que no tengan capacidad de respuesta para capturar a los causantes del crimen. En lo que si han demostrado eficacia es en que son extraordinariamente buenos para derramar sangre.

Por lo anterior, se ha dicho hasta el cansancio y en esta columna lo hemos dicho también, que la administración federal debe cambiar el enfoque de su estrategia, porque el problema de la delincuencia organizada no ha sido bien entendido ni los resultados han sido positivos. Sin embargo, al parecer, ya se están dando los primeros pasos en la medida de que esta semana el Ejecutivo envió una iniciativa para la construcción de una nueva Policía Federal, iniciativa que el propio Presidente manifiesta que todavía falta completarla, hacerla totalmente confiable, transparente y eficaz. Reconoce también que donde está el mayor reto es hacer nuevas policías estatales y municipales, si es que no desaparecen éstas últimas.

Desde luego, esta primera acción para combatir al crimen organizado, tendrá que ir acompañada, necesariamente, con un cambio en los Ministerios Públicos a nivel Federal y a nivel Estatal, hacerlos confiables, porque de nada servirá una policía eficiente si en los Ministerios Públicos se negocia la justica. Sólo cuando se cambien las instituciones de seguridad y de justicia, aumentarán las posibilidades de dar la vuelta, como se necesita, a este tema de la seguridad, aunque aún quedaría pendiente el tema de combatir su estructura financiera y su implicación más relevante que es el lavado de dinero.

Donde afloran con mayor claridad la falta de transparencia en la acción de la Policía y de los Ministerios, es en Ciudad Juárez, donde sus habitantes se encuentran agobiados entre
la violencia relacionada al tráfico de drogas y las violaciones a los derechos humanos por las fuerzas de seguridad. Dicho de paso, esta observación vale para todo el país. Juzgue usted, amable Lector: en el documento titulado Abuso y miedo en Ciudad Juárez: un análisis de violaciones a los derechos humanos cometidas por militares en México, se exponen casos como el de Israel Arzate, que asegura haber sido torturado por policías y militares que le dieron choques eléctricos en el pecho y abdomen, le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y le dijeron que en el cuarto contiguo tenían a su esposa y que la iban a violar. Después de dos desmayos producto de los golpes y quemaduras y ante la amenaza de que los policías violarían a su esposa, Arzate dijo finalmente que sí había participado en el asesinato de 16 adolescentes en la popular colonia de Villas de Salvarcar, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Más allá de que en justicia Arzate haya participado o no en tan lamentable y desgarrador suceso o de que sean argumentos de abogados con intereses políticos que buscan desacreditar al ejército, las Fuerzas Armadas no ha dado una respuesta satisfactoria a la inseguridad que sobre este y otros casos (estudiantes del Tecnológico de Monterrey o Ines Fernandez, indígena de 17 años violada por soldados) asola a muchas regiones de México. Para demostrarlo, WOLA -una organización promotora de los derechos humanos- hace referencia al alto
índice de asesinatos que se cometen pese a la presencia militar: 91 por cada 10,000 habitantes en Ciudad Juárez.

Estadísticamente, el Presidente Calderón aseguró en recién entrevista, comparando a México contra los peores años de Colombia, que nuestra situación es más controlada porque dicho índice es de 13 por cada 10,000 contra 38/10,000 de los colombianos. ¿13? ¿Y entonces los 91 que asegura WOLA? ¿A quien creerle? Cheque usted este dato y saque conclusiones. Cito textualmente de un editorial de El Universal: “Desde 2006, cuando el presidente mexicano, Felipe Calderón, asumió el mando y lanzó su Estrategia Integral de Prevención del Delito y Combate a la Delincuencia, las quejas contra el Ejército interpuestas ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) aumentaron un 300%”. A cualquiera se le paran los pelos cuando se entera de los ingredientes que contiene el coctel de obscenidades más frecuentes que registran los funcionarios de la CNDH mediante las denuncias recibidas: “tortura, detención arbitraria, allanamiento de morada, cateos ilegales, trato cruel o degradante, robo, detención ilegal, amenazas, desaparición forzada, intimidación, daño en propiedad ajena y violaciones a la libertad y la seguridad jurídica".

El tema de fondo es que se fomenta un círculo vicioso, ya que las violaciones a los derechos y garantías individuales de las personas, en la medida que queden impunes, generan nuevas violaciones y debilitan el prestigio y la confianza que, como quiera que sea, el pueblo de México tiene en su ejército y bien ganada por su ayuda a la población en todo tipo de desastres. Aquí, no hay manera de “suavizar” el impacto del ejército en la población, ya que justamente éste recibe la orden de combatir, para lo cual ha sido entrenado y en el proceso de cumplir su misión emplea todo su poder y arrasa con lo que se encuentra en el camino. No podemos poner al ejército a jugar guerritas en la sala de la casa y decirle que tenga cuidado, que no rompa las cosas. No puede ser, así que las Fuerzas Armadas hay que regresarlas a sus cuarteles y sustituirlas con este proyecto de Policía Federal, dotada de personal especializado, altamente capacitado y con reglas de transparencia en su operación, si no, la impunidad seguirá enseñorandose.

Hoy se considera a Ciudad Juárez como la ciudad más violenta del país. Todo un pueblo laborioso y mexicano hasta las cachas que ha sido duramente castigado. Primero, por “las muertas de Juarez” y ahora, por sus jóvenes asesinados. ¡Ya basta!

sábado, 2 de octubre de 2010

“Impensable la Victoria sin Violencia”. FCH

Como dice la canción: “… y mientras más lo bañaba, más negro que se ponía”. Es tanto lo que se escucha sobre la inseguridad en que vivimos, que me puse a investigar un poco acerca de ello, de su impacto en la sociedad y de la confrontación que el gobierno ha emprendido para devolver la paz a las familias mexicanas, que antaño era un valor natural como el aire y que ahora es un objetivo de vida.

Desayunando en el Sanborn’s de Insurgentes con Av. De la Paz, que conserva su ambiente de los años postrevolucionarios, con dos apreciados amigos, uno de ellos, Antonio, discursó sobre una tesis que en cierta forma justifica el combate frontal que el actual gobierno federal ha emprendido en contra del crimen organizado y el narcotráfico.

Decía que por mucho tiempo los delincuentes mexicanos auxiliaban a los proveedores de droga de otros países a introducirla a los EE. UU., gran consumidor final y pasaban prácticamente desapercibidos porque en México no se tenía un mercado alternativo. Con el tiempo, la producción ha crecido tanto que a los narcotraficantes mexicanos les pagan con el mismo producto, o sea, con droga y todo tipo de estupefacientes.

Ahora si, señores, ha trabajar se ha dicho. Con el producto en la mano no queda otro camino que desarrollar redes de distribución, reclutar vendedores, adquirir almacenes y medios de transporte. En pocas palabras, crear un amplio mercado mexicano consumidor de drogas. El conflicto aparece cuando las diferentes organizaciones delictivas luchan entre sí para ganar una mayor parte de ese mercado y, como es un producto prohibido, cuando lo escalan buscando la protección de diversos niveles de autoridad, mediante el soborno y las amenazas que van desde el miedo hasta la muerte.

Para proteger las porciones del mercado ganado, las diversas bandas necesitan, además de la protección de algunas autoridades que se corrompen durante este proceso, de armas, muchas armas y de alto poder, a fin de crear sus propios cuerpos de seguridad y defensa de sus ilegítimos intereses. Y hete aquí que se desarrolla un nuevo negocio con nuestros vivales primos que le venden todo tipo de armas y calibres a sus compinches mexicanos. Dicen que en el último pedido de armamentos, solicitaron urgentemente una bomba atómica para borrar el “michoacanazo”; los gringos no la quieren surtir porque si la revientan en Juárez les toca a ellos. Como están las cosas ya nadie se confía en el otro. Se perdió el honor. Y también la forma tradicional de combatir a las antiguas bandas.

En el fondo, es que las nuevas organizaciones delictivas, en su afán por controlar mercados y mantener el poder, se enfrentan a bazukazos unas con otras, sin reparar en los “daños colaterales” (frase acuñada por el Presidente de la República) que ocasionan a la población, dejando en sus prácticas comerciales un reguero de destrucción y muerte de seres inocentes, por lo que el gobierno se obliga a actuar de manera inmediata con igual violencia.

Usted, apreciado Lector, que opina. La tesis tiene sentido pero también muchas aristas que se deben integrar al tema y replantearse a la sociedad. El Presidente Calderón declaró hace algunos días, el 25 de agosto para mayor precisión, que “esta guerra no es mía, si no de toda la sociedad”. En este mismo sentido, la sociedad le contesta que no debe seguir enfrentando al enemigo con la estrategia que actualmente emplea y que lo hace sin haber consultado a la misma. Si es de todos, pues a discutir entre todos lo que se debe de hacer.

¿Cual debe ser la mejor estrategia para enfrentar un problema nacional que va más allá de los balazos a mansalva en la vía pública? ¿Cómo enfrentar los “daños colaterales? Enlistemos algunos como ejemplo:

1. La droga es un negociazo de miles de millones de dólares para las bandas mexicanas que superan en organización, movilidad y armamento a la mayoría de las policías estatales y municipales las que, por si fuera poco, en muchos casos no pueden intervenir por ser delitos de orden federal, es decir, ¡no son de su competencia! Además, su consumo está prohibido en los EE.UU, el mayor consumidor de estupefacientes.

2. La exportación de armas es un negociazo de miles de millones de dólares para los gansters de Norteamérica que, por cierto, su consumo es legal en los estados unidos. A usted y a mi, sin mayor trámite, nos pueden vender una bazuka. Pasarla a Nopalandia debe ser muy fácil, además de que nos hace cliente distinguido.

3. El porcentaje de delitos federales sobre el total de delitos cometidos, según cifras oficiales, es sumamente bajo, menos del 8% y, comparado contra el total de población, es insignificante ya que apenas representa el 0.0012%. O sea, nada. Sin embargo, la percepción de la población y el miedo con el que se vive, se aprecia por todo el país. Solamente fíjese usted en la cantidad de negocios modestos que operan enrejados, la cantidad de calles que se han cerrado en múltiples colonias, el uso de localizadores satelitales, las innumerables bardas adornadas con alambres de púas, cercas electrificadas y bayonetas en los muros que por doquier se muestran, sólo porque el gobierno es incapaz de garantizar la seguridad de sus habitantes ante los ataques provenientes, ya sea del narco o del delincuente común.

4. El fenómeno del miedo se extiende y a río revuelto se meten los delincuentes colados que por teléfono asaltan a sus víctimas haciéndoles creer que tienen a un familiar secuestrado o que les harán algún daño si no cooperan con “donativos” para la banda o el secuestro express o cualquier modalidad que aparece cada día.

5. El impacto económico negativo que el gasto por tener medidas individuales o empresariales de seguridad ocasionan al país. Se han publicado cálculos que van desde 1.2% del PIB según el Sr. Cordero, Secretario de Hacienda, hasta el 15% del PIB según el Banco de Desarrollo Interamericano (BID). Piense usted en este gasto absurdo que retira recursos de inversión a un país como el nuestro tan necesitado de crear nuevas fuentes de empleo. Dinero y protección parecen sinónimos.

6. La guerra de las bandas llega a nuestras casas favorecida por la crisis económica que nuestro gobierno es incapaz de solventar. Ríos de jóvenes desempleados son candidatos a ser reclutados por los narcotraficantes y, literalmente, se encuentran delimitados por la débil raya de encontrar un trabajo o sumarse a la delincuencia para sobrevivir.

Los decomisos de armas y drogas han roto cualquier record antecedente; las capturas de capos han sido espectaculares; los 15 mil muertos y 4 mil desparecidos en el sexenio es del mayor impacto, pero la violencia y los seis puntos mencionados no se frenan. Esto debe ser suficiente para replantear la estrategia de enfrentar el narcotráfico. Sin embargo, mientras en EE.UU. no se prohíba la venta de armas y se legalice el consumo de drogas y el Presidente de México no escuche a la ciudadanía aunque no se canse de decir que necesita el apoyo de todos, en nuestro horizonte seguirá habiendo violencia a rajatabla, sin dar ni pedir tregua, caiga quien caiga, culpables o inocentes. Y no puede ser de otra manera, ya que el mismo Presidente declaró el 24 de agosto pasado que “es impensable la victoria sin violencia”. ¡Que haya suerte!