jueves, 12 de enero de 2012

Necropsia al 2011

Estimado Lector, ya estamos de vuelta y antes de completar este párrafo, reciba con respeto, el mejor de mis deseos para que año 2012 que estamos iniciando, sea para usted y su familia, pleno de salud y felicidad. No será un año fácil pero nos queda la esperanza de que no podrá ser peor que el 2011 y que, como país, iniciaremos una etapa intensa de recuperación. El punto de partida es que con el final de este gobierno de filiación panista, se acabe para siempre el raterísimo "Año de Hidalgo".

No todo el referido 2011 estuvo mal. Así puede verse al momento de enterrarle el bisturí para practicar la necropsia de rigor. En ocasiones anteriores hemos evaluado los resultados del año concluido y, alegóricamente, nombramos a dicho ejercicio "radiografía". Este año, con más de 25,000 asesinatos (unos dicen que más, otros que menos) que, adicionados a los 15,564 que se registraron hasta enero del 2011, ocurridos durante los primeros cuatro años de gobierno del Presidente Calderón, cifra por demás espeluznante y que nos resistimos a creer, no podemos y ni caso tiene, practicar una radiografía al cadáver del año fenecido, de modo que no hay opción y, cuchillo en mano, lo abrimos en canal y le practicamos la necropsia.

Decíamos que no todo el tejido del 2011 estaba mal. Se aprecian partes sanas en medio del colapso cancerígeno: por ejemplo, le fue muy bien, a pesar de la crisis económica, a los diputados y senadores, a los ministros de la SCJ, a la bancada política en general; a los banqueros y especuladores bursátiles, a los que trafican con los alimentos básicos, a las funerarias, a los Consejeros del IFE, que deben ser Consejeros Ciudadanos y no lo son; a los que trafican con armas y drogas, a los que construyen obra pública como la Estela de Luz (Estela de Pus, al decir de algunos críticos), a los embajadores y, entre otros, a los "agricultores" que siembran amapola.

Por el contrario, más del 80% del tejido humano del 2011 estaba invadido por el cáncer de la pobreza y la desesperanza: la crisis económica se volvió crónica, la gente que perdió el trabajo siguió en aumento, los que se atienden en el IMSS siguen sin medicinas, la educación continúa en terapia intensiva mientras en América Latina se gastan 50,000 millones de dólares en armamento militar; la democracia colapsó por la invasión de una bacteria partidista; los precios de la canasta básica aumentan más que el salario y en consecuencia aumenta la pobreza de las familias; el cacareado aumento sin precedente de las reservas en dólares registradas en el Banco de Mexico, tiene un costo de varios miles de millones al año (el último dato que tengo era del orden de los 3,000 millones de dólares) que afectan, una vez más, la economía de los mexicanos que tenemos que pagarla. También le fue mal a los electores michoacanos, a los pilotos de mexicana y, bueno, entre varios más, a los Indignados de todo el mundo.

La hemos pasado mal, que duda cabe, por lo menos los últimos cuatro períodos presidenciales. Sin embargo, las crisis económicas de cada sexenio provenían, en lo general, de la aplicación de políticas públicas equivocadas que remataban con el saqueo del "Año de Hidalgo", en tanto que las economías de los países desarrollados funcionaban normalmente con tasas de crecimiento estables. Dicho de otra manera, los países desarrollados nos "ayudaban" a salir de la crisis aplicando políticas de rescate en favor del gobernante mexicano en turno, ayudas que solo aumentan la carga de la deuda pública para el pueblo. Lamentablemente, las expectativas de los próximos años, basadas en que los países desarrollados también han caído en una profunda y prolongada crisis, no permiten generar una visión optimista y lo mejor que podemos esperar es que el 2012 sea un año parecido en lo económico al que acabamos de enterrar y que, al menos, en cuestiones de seguridad, sea el mejor año del Presidente Calderón si logra que el número de asesinatos sea muy pequeño. Amor y paz y que sirva de algo la Estela de Luz que recién inauguró en el Defe.

TROPEZON
Le mando al Presidente Calderón mi carta de año nuevo con dos deseos: 1) que baje o subsidie el precio del arroz, los frijoles y las tortillas quedando al alcance de las familias más pobres; 2) que use las reservas en dólares para que un huevo cueste un peso y no al revés. Feliz año.

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