jueves, 15 de septiembre de 2011

Once Ciudades españolas patrimonio de todos (I)

Apenas en 1993 fue creado el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, con la finalidad de actuar de manera conjunta en la defensa del patrimonio histórico y cultural de las ciudades que han sido declaradas por parte de la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Según mencionan los representantes del grupo aludido, ello constituye un honor y, al mismo tiempo, supone una gran responsabilidad de cara a garantizar la protección y conservación de todos esos valores para las generaciones futuras, al tiempo que genera una serie de obligaciones como el mantenimiento de los cascos históricos, la protección medioambiental que en muchos casos ha sido degradada por desafortunadas intervenciones modernas, la restauración y rentabilización de gran cantidad de patrimonio edificado de carácter monumental y todos aquellos problemas que produce el hecho de enfrentar una configuración del pasado con la vida actual.

De tan meritoria organización que, se entiende, es de carácter privado, se han tomado las características que, salvo su mejor opinión, sintetizan en unas pocas líneas la esencia de cada ciudad que sería el motivo por el cual usted, apreciado Lector, haría un viaje con un itinerario especial y recibir a cambio una gran satisfacción estética, cultural y plena de gratas sorpresas, muchas de ellas a nivel de asombro, algo que en mucho se ha perdido. Bueno, pues usted haga la visita en el orden y duración que más le acomode, aquí se las iremos describiendo en orden alfabético.

1. Alcalá de Henares, aquí nació en 1547 y vivió sus primeros años Miguel de Cervantes, el autor del universal Quijote. Su casa natal, magnífico ejemplo de vivienda castellana del siglo XVI, contiene hoy como museo una espléndida colección de ediciones cervantinas. Se ubica en las cercanías de Madrid. Alcalá atesora importantes yacimientos arqueológicos que hablan de la Complutum de los romanos, un excelente entramado urbano medieval que posibilitó la convivencia de tres culturas y tres religiones que permite disfrutar hoy de un conjunto único de soberbias construcciones del Renacimiento y el Barroco, entre las que destaca la gran obra de su Universidad.

2. Ávila es una ciudad muy especial la cual conserva una magnífica muralla, fortificación que evoca historias de yelmos y espadas de caballeros y castillos medievales. Es la ciudad más alta de España, En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos. De estos siglos de caballeros y villanos, de judíos, moros y cristianos, nacieron hermosas leyendas que aún hoy se evocan entre sus tranquilas y sobrias piedras. Todos ellos dejaron su huella y forman parte de su legado cultural. También es la cuna de Santa Teresa de la Cruz. Cuando llegue la hora de comer, hágalo en el restaurante Las Murallas, al pie de la misma, en la puerta de San Vicente. Le aseguro que no llevo comisión.

3. Cáceres, acercarse a la historia de la ciudad es conocer a pequeña escala la Historia de España. Esta tierra, habitada ya desde los tiempos del Paleolítico Superior, relata las distintas etapas por las que los hoy españoles han pasado. Romanos, Almohades, Judíos, Portugueses, Castellanos… cada uno con su cultura y su religión pero que se fundieron en Cáceres para legar un patrimonio histórico-cultural de excepción, lo que permite acceder a la Ciudad Monumental por una puerta romana o por una de estilo Barroco, adentrarse en una judería apenas al salir de una torre almohade o admirar una fachada mudéjar al lado de un palacio renacentista.

4. Córdoba representa una extraordinaria simbiosis de Oriente y Occidente, la Mezquita-Catedral es la protagonista de un mundo urbano en el que han dejado huella las culturas de las que la ciudad fue centro esencial. Dos milenios de historia han dado entidad y espesor al tiempo en Córdoba, ciudad que supo del hombre desde el Paleolítico; los Turdetanos la convirtieron en capital del Imperio de Tartesos; la conquistó para el cartaginés el general Amílcar Barca; fue romana dos siglos antes de Cristo, en la que nacieron y vivieron Séneca y Lucano; luego la dominó Bizancio, como después los visigodos de Leovigildo para ser musulmana con el último Omeya –dinastía de señores y califas de Damasco–, quien se erigió en emir independiente al derrotar en el 773 a Yussuf, emir de Al-Andalus. De todo hay vestigios en la Córdoba de hoy, abierta a la admiración de sus visitantes.

5. Cuenca, agua y piedra confrontaron durante milenios para construir la más formidable atalaya surgida en el territorio que habría de ser ibérico. Le bastaron a la naturaleza dos ríos para trazar sus contornos, abrazarla, ahondar sus hoces y nutrir de verde su horizonte más próximo. Después llegó el hombre. Desde los primitivos hasta los árabes se afanaron en convertirla en hogar y fortaleza. Y finalmente fue musulmana. Se llamó Kunka. Sus habitantes emprendieron la tarea de domesticar el risco y las alturas, para terminar configurando la insólita arquitectura de sus casas colgadas en el abismo. El Casco Antiguo de Cuenca y sus seculares barrios aledaños permanecen con idéntica fisonomía a la que en aquella época adquirieran. Recorrer sus estrechas y empinadas calles, reconocer sus recoletos rincones, apagar la sed en sus fuentes, compartir la mágica atmósfera de sus plazas con sus habituales ocupantes, habrá de ser una experiencia que le obligará al regreso.

En la próxima entrega completaremos este mágico recorrido.

Madrid, Septiembre del 2011

ricalmayab@hotmail.com

carlosricalde@elquintanarroense.com

Columnista

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