lunes, 19 de septiembre de 2011

Once ciudades españolas patrimonio de todos (II)

Pues estamos en lo dicho. Ofrecimos la semana pasada continuar con la descripción sucinta del camino que por el túnel del tiempo regresa al andante al pasado a través de visitar algunas o todas las ciudades españolas que la UNESCO a declarado como Patrimonio de la Humanidad. Le recordamos que en 1993 se creó el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, el cual nos ha servido de guía, y que constituye el organismo que se encarga de su conservación. Continuamos:

6. Mérida fue fundada en el 25 AC con el nombre de Emérita Augusta por Octavio Augusto, para los soldados eméritos licenciados del ejército romano, de dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras. La ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania, hoy Portugal. Se inició así un periodo de gran esplendor del que dan testimonio sus magníficos edificios: el teatro, el anfiteatro, el circo, los templos, los puentes y acueductos. Durante estos últimos veinte siglos, los puentes demostraron ser sólidas y singulares construcciones por su magnífico estado de conservación y, en el caso del puente que salva el Guadiana, por ser una de las obras de la ingeniería romana más importantes todavía en uso.

7. Salamanca. Viene a la mente de inmediato la palabra Universidad y la dura sentencia: “Lo que natura no da, Salamanca no presta”. Ser considerada la ciudad renacentista española por excelencia, la convierte en única, tanto en la estética arquitectónica y urbana de la ciudad que ha llegado hasta nuestros días, como por la especial relevancia de sus palacios, conventos, casonas y plazas y con sus protagonistas, como fray Luís de León o Francisco de Vitoria, que pone de relieve una época de especial impulso en la ciudad. Desde la literatura a la arquitectura con tendencias artísticas tan variadas como el románico, gótico, plateresco y barroco. Quizás por todo esto es que en 2002 fue elegida Capital Europea de la Cultura.

8. Santiago de Compostela, desde su nacimiento en la Edad media, se convierte en el paradigma de ciudad universal por ser meta de peregrinación, no sólo religiosa, sino también cultural. Capital de una comunidad histórica que posee su propia lengua, el gallego, y una floreciente cultura, la ciudad se ha convertido además de meta de peregrinación, en un centro turístico de primera magnitud. Los orígenes de la ciudad se remontan al hallazgo en el año 813 de la tumba del Apóstol Santiago, según cuenta la leyenda, que ocurrió mientras un día paseaba el anacoreta Pelayo por una vieja vía romana en la que confluían en una encrucijada varios caminos y, en las proximidades del bosque de Libredón, percibió unas luces extrañas entre los matorrales. Al verlas y conociendo la historia de Santiago de Zebedeo se acercó y descubrió detrás de los matorrales un cementerio abandonado y en él un edificio funerario. Sin vacilar y convencido de su hallazgo, fue a buscar al obispo Teodomiro, que emprendió las marchas hasta el lugar del descubrimiento, difundiendo la noticia entre los cristianos y obteniendo el apoyo de Alfonso II para la construcción de la primera capilla que, al tiempo, se convirtió en la majestuosa e imponente Catedral que es hoy en día y que, aseguran los que saben, en ella se resumen, en armónico equilibrio, el románico de su más antiguo origen, el gótico, el renacentista, el barroco y el neoclásico. No es poca cosa el Camino de Santiago.

9. Segovia: “En la visión que el viajero se forma de Segovia, rebullen en caos magnífico todos los monumentos de la ciudad. La mente se llena de palacios, capillas, arcos, capiteles, rejas, ventanas, torres, retablos… La imaginación, deslumbrada, en horas de recuerdo va de una maravilla a otra. No podemos poner pronto orden y sosiego en la admiración” (Azorín). Un alto Acueducto romano que cruza las viejas calles medievales, un Alcázar que recuerda a los castillos centroeuropeos, iglesias románicas de atractivo espiritual, la ubicación entre el verdor de la sierra y la parda llanura. Todo en la ciudad castellana es peculiar e inconfundible. Segovia es así porque desde ella Alfonso X estudiaba el firmamento, porque Quevedo se inspiró en sus espacios y sus gentes para escribir el Buscón, porque en esta ciudad fue proclamada Reina de Castilla Isabel I, la Católica, y porque aquí se guarda el primer libro impreso en España, “el Sinodal de Aguilafuente”. Cuando llegue usted a Segovia, coma en el restaurante de Cándido el cochinito o el cordero lechal. Se acordará bien de mí. Tampoco llevo comisión. Lo aseguro.

10. Tarragona: “Si los hados me niegan a Roma como patria, que al menos me sea permitido quedarme aquí …” (Publius Annius Florus). El origen romano de Tarragona dibuja, aún hoy, su fisonomía urbana. Las murallas delimitaron su forma, reconocible incluso donde no se han conservado. El recinto de culto con su templo existe todavía en los muros de la catedral medieval. Algunas calles de la Parte Alta o centro histórico de Tarragona son las que, en época medieval, llenaron de bullicio el espacio donde se alzó la gran plaza pública del Foro de la Provincia. Las bóvedas del Circo romano forman parte, actualmente, de plazas, bajos de viviendas, restaurantes y comercios. Su anfiteatro fue espacio de diversión y castigo, ha sido lugar de culto cristiano e, incluso, prisión.

11. Toledo:“Desde todas partes y en todos sus puntos, Toledo es alucinante y desmesurado” (Ortega y Gasset). Yo creo que este genial hombre de letras, como lo dice, si cobraba comisión. La ciudad ha sabido conservar un patrimonio inigualable que data del año 192 antes de Jesucristo, al ser conquistada por las legiones romanas que la denominaron Toletum y bajo su dominación se construyeron templos, teatros, anfiteatros, circos, murallas y acueducto. Toledo alcanzó su mayor esplendor en el siglo XVI, incluso después del traslado de la capitalidad a Madrid en el año 1561. La única institución importante que quedó en la ciudad fue la iglesia, por lo que llegó a ser considerada como segunda Roma. En ese ambiente, El Greco, produciría sus mejores cuadros, pincelista valorado muy singularmente por las vanguardias artísticas contemporáneas.

Hay en España dos ciudades más que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Ibiza y San Cristóbal (Canarias), pero creo que ahí nunca voy a llegar. Espero que usted sí. Termino este grato recuento con una cita de Ernest Hemingway: “España tiene tanto y tanto patrimonio, que lleva ocho siglos destruyéndolo y aún le queda.”

Madrid, Septiembre del 2011

 

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