viernes, 19 de marzo de 2010

El Mundo se Acaba el 21.12.12.

Estimados, ya no queda mucho tiempo y creo que todos tenemos muchas cosas pendientes, muchos proyectos a mitad de camino y muchas esperanzas que se añejan aunque sean menos que los propósitos que posponemos.

Los agoreros del presente, cineastas, científicos, astrólogos, videntes y nuestra apreciada comunidad de brujos de Catemaco, han coincidido en que el mundo se va a acabar, cosa que ya todos sabíamos, pero lo nuevo que presagian y por lo que hay que limpiar la casa, hacer el testamento y arreglar los demás pendientes a la voz de ya, es porque el final está a la vuelta de la esquina: ¡21 de diciembre del 2012!

Este acucioso grupo de agoreros del presente, se apoyan además de los avances de la ciencia, en la predicciones de civilizaciones antiguas, como la de los agoreros Mayas, que le pusieron fecha aunque no hora (no dicen si será en la mañana o en la tarde), al último día de la humanidad sobre la faz de la tierra.

Lo que no dicen los visionarios de hoy, y probablemente sea por una omisión de interpretación, es que los Mayas no predicen un final de muerte, si no un final de un ciclo de vida que da comienzo a otra vida nueva que se instala en un estatus superior del conocimiento y del espíritu. El Calendario Maya se va conformando en función de celebraciones religiosas y de procesos asociados a la producción de alimentos, como el momento determinante de la siembra, las temporadas de lluvia, la rotación de las tierras para recuperar la fertilidad, etc., y todo esto se liga necesariamente a una cuestión de sobrevivencia, de vida. Hoy en día, parece que el calendario y el reloj solo sirven para medir el tiempo, y claro, el tiempo es dinero, dicen nuestros vecinos del río Bravo.

La difusión, profusa por cierto, de estas calamidades terroríficas y terminales sobre los humanos en este mundo tan querido y vapuleado, no va a ser inocua. Seguramente traerá a la par consecuencias inaceptables como desánimo, depresiones o, por decir lo menos, desconciertos y, desde luego, miedo, mucho miedo el que sufriremos y que será más por lo que pueda acontecer a nuestros seres queridos que por uno mismo. Sin embargo, si optamos por la interpretación positiva del espíritu de vida del Calendario Maya, entonces no tenemos de que preocuparnos, no va a pasar nada y el mundo seguirá su marcha en un nivel de conciencia superior.

Por lo anterior me atrevo a recomendarle, que no se gaste su dinero en fiestas de despedida o en conocer los antros que siempre quiso, o pedir fuertes créditos pensando que no los va a pagar, o maltratar a su jefe aunque sea por poco tiempo, mejor ahórrelo para que, el 22 de diciembre del 2012 si no pasó nada el día 21, entonces nos lo gastemos en una gran Fiesta de Renacimiento a nivel mundial, donde le demos principio a un Nuevo Mundo, más justo, sin pobres, sin guerras, sin hambre, donde la avaricia sea lo único que se acabe y nos ilumine el entendido de que la riqueza de la humanidad está en la vida, en el poder de su unión y no en el poder del dinero.

Pero, por si las moscas, le paso un buen tip que me acaba de recordar un querido paisano: “Si se acaba el mundo, yo me voy a Yucatán; ¡mare, ahí no nos pasa nada!

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