sábado, 12 de junio de 2010

A las Reservas Internacionales les están saliendo alas

Lo busco, lo busco y no lo busco y por más que trato no me cuadran las cuentas. Si no hay transparencia con las finanzas públicas es porque se propicia y porque así conviene estar en un ambiente de opacidad. De repente, en el banco donde tengo mi cuenta quise comprar 200 dolaritos por sus respectivos pesitos en efectivo y me dijo el cajero que no me los podía vender a menos que tuviera cuenta con ellos. Al confirmarle que tenía la cuenta indicada, el mismo cajero me dijo que los pesos en efectivo de todas maneras no podía recibirlos, tenía que depositarlos en mi cuenta y de ahí los retirarían.

Se me hizo rara esta disposición y al poco tiempo, cuando quise ahora vender esos mismos dolaritos, me dijeron que por disposición oficial ya no comprarían dólares ni teniendo cuenta con ellos, que sólo seguirían vendiendo siempre que fuera una cuenta empresarial. Me fui a otro banco y me dijeron lo mismo. Acabé en un centro cambiario donde me dieron el tipo de cambio que les dio la gana. En los bancos los funcionarios dicen que es una disposición del gobierno; Banxico por su parte asegura que es una decisión unilateral de los bancos para mejorar el rastreo de los flujos de divisas.

Inclinándome por la información que de manera directa nos dan los empleados bancarios, en la práctica, esta medida siendo del gobierno se llama control de cambios y como casi siempre pasa la soltaron de manera inesperada y sin reglamentar. La consecuencia inmediata para el público común y corriente como yo, es que te orillan a caer en las manos de los intermediarios cambiarios no regulados, fuera del sistema bancario y uno no entiende porque a cierto sector empresarial se le beneficia de manera tan abierta. Posteriormente han surgido voces de diversas organizaciones que le exigen al gobierno reglamentar esta nueva disposición y, entre tanto, algunos funcionarios públicos la justifican por razón del combate al crimen organizado, al lavado de dinero y a la fuga de reservas, entre otras causas.

Si el recuerdo no me abandona, el único control de cambios, antes de este, que se ha registrado en el país, fue durante el gobierno de José López Portillo cuando el peso se devaluó de un día para otro de 28.50 a 46 pesos por dólar y en tan solo 72 horas más tarde ya se pagaban 70 pesos por dólar, con todo y la promesa de defender al peso como un perro.

Puede ser que este nuevo control de cambios obedezca a la causa razonable de combatir a la delincuencia organizada, pero también puede ser y eso es muy grave porque se trata de las reservas de la nación, a frenar el incesante escamoteo de dólares “baratos” que algunas fuentes, como Manuel Mejido, mencionan del orden de 40,000 millones de dólares que la actual administración gubernamental ha dilapidado a fuerza de sostener desde el Banco de México la paridad de dicha moneda entre los 12 y los 13 pesos, cuando su valor real debería de ser más alto. ¡Observe que dicha cifra equivale al 45% de las reservas actuales!

Mejido observa también, que el gobierno aguantará esta postura hasta después de las elecciones del 4 de julio en las que se disputarán 10 gubernaturas y 13 congresos locales y dejará flotar la moneda nacional libremente hasta donde tope con la realidad, entrando al recate para salvar al peso y regresándolo a 14 pesos por dólar. Si esto ocurre, apreciado lector, no habrá otra forma de lograrlo si no es disponiendo irresponsablemente de las reservas internacionales, lo cual se basa en una sencilla ley económica: a mayor oferta, menor precio.

Pues no me cuadran las cuentas. Entre 1970 y 1982, el crecimiento de la Producción Nacional osciló entre el 4 y el 8% anual; en los siguientes 12 años, 1983 a 1994, se fue desplomando hasta hundirse en un decrecimiento del -6% en uno de esos años; después de 1994 y hasta el 2008, a duras penas el crecimiento se ha mantenido en alrededor del 3%; y con cargo a la crisis mundial (tenemos que echarle la culpa a algo) que detonó en septiembre del 2007, se registró el año pasado un crecimiento negativo de otro 6%. Más desempleo, más pobreza, más inseguridad, es lo que resulta de esta prolongada crisis.

Y no me cuadran las cuentas porque el Secretario del Trabajo, entre otros, ya hablan de una recuperación económica basados en no se cuantos empleos nuevos que se han generado en lo que va del año. Hasta donde se ha visto, después de una crisis económica nuestro país se recupera de forma muy rápida pero breve para caer cíclicamente en otra crisis cuyo nuevo saldo es aumentar el número de pobres. En 1994 habían 61.7 millones de pobres a secas; hoy se habla de más de 40 millones… pero de pobreza extrema. Cuatro veces la población total de Cuba o tres veces la de Chile.

Por ese camino en el que se empeña el gobierno para desarrollar al país, no vamos a llegar a ninguna parte. Esta dicho en los estudios de la CEPAL desde hace más de 50 años. Veamos porque: 1) el obstáculo principal para que nuestro país registre crecimientos sin crisis económicas cíclicas, esta en su propia estructura de producción, ya que para generar crecimiento económico depende en alto grado de la importación de maquinaria, equipo, refacciones y tecnología de punta; 2) la importación de estos bienes debe pagarse con exportaciones que en el caso mexicano son insuficientes, entre otras causas, por dos razones: a) importamos tecnología y bienes de capital de alto precio y exportamos materias primas y productos manufacturados de bajo precio y, b) cuanto más rico es un país (o una persona), menor es su demanda (o consumo) de bienes básicos, lo cual provoca que nuestros productos sean de poco interés para los países ricos. 3) esta realidad en la estructura de la producción, en la que sufrimos la desventaja de los términos de intercambio, en el tiempo se nos convierte en una balanza de pagos deficitaria, es decir, aumenta constantemente nuestra deuda pública y privada con el exterior hasta un punto que se hace insostenible, se acrecienta la pérdida de reservas de divisas, se devalúa nuestra moneda, se frena el crecimiento y nuevamente caemos en crisis.

¿Porque dijimos antes que las exportaciones se recuperan rápidamente y con ello el país entero se reanima después de una crisis? Por la sencilla razón de que al devaluar el peso, nuestros productos y servicios se vuelven muy baratos para el extranjero y nos empiezan a comprar de nuevo y a visitarnos ríos de turistas encantados porque les regalamos todo pero, también dijimos que dura poco, porque de nuevo empieza a crecer el déficit comercial. Este modelo de crecimiento se convierte en un círculo perverso del que resulta que cada vez los ricos son menos y más ricos y los pobres se multiplican y son más pobres. ¿Hasta cuando un pueblo puede resistir tal desesperanza económica, independientemente del color de su gobierno?

Parece de risa que en un mundo globalizado la solución pueda estar en dejar de importar, en sustituir importaciones como en los años 40. Vale la pena revisar y ajustar ese modelo.

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