sábado, 29 de mayo de 2010

Quintana Roo: Radiografía de una Campaña Política

El pueblo va por un lado y las campañas políticas por otro, por eso no conectan, no emocionan, vamos, ni siquiera generan esperanzas. La gente no llega de manera espontánea a los mítines y, en cuanto puede, se escabulle. Los candidatos toman nota de lo que el pueblo quiere, pero ellos, campañas van y campañas vienen, parecen no escuchar, obsesionados por obtener el mayor número de votos. Ya con el poder en la mano se verá que puede hacerse.

En el fondo esta desconexión se origina por un procedimiento de selección de candidatos alejado del pueblo. No puede obviarse el que las cosas han cambiado a partir de que en fechas no muy lejanas el PRI dejó de ser el partido monopólico.

En dicha y gloriosa época para el pricolor, la selección de candidatos era más elegante: las fuerzas vivas de la sociedad acudían en tropel a la oficina del hombre probo, patriótico y comprometido con los intereses de las mayorías, a quien invariablemente encontraban alejado de la grilla y trabajando con denuedo y le expresaban su deseo de que fuera candidato y abanderado de las causas populares. Naturalmente, ¿quién podría negarse a una petición así? Desde luego, el pueblo se apelotonaba ante el elegido poco tiempo antes de que concluyera el mandato de su antecesor. Decía Fidel: “¡El que se mueva no sale en la foto!”. Simulación pura.

Ahora, al poco tiempo pero de iniciado el período del nuevo gobernante, los vivos con fuerza se auto-destapan buscando el apoyo de los dirigentes económicos y políticos y tratando de posicionarse en la mente de los ciudadanos para obtener su voto. Han convertido con este proceder a que el país esté en campaña permanente y la acción de gobernar pase a segundo plano. Hoy, en ausencia de Don Fidel, tendré que decir: “¡El que no se mueva no sale en la foto!”. Todo se negocia a espaldas del votante y baste como ejemplo los acuerdos para lograr alianzas entre partidos que histórica, ideológica y “ferozmente” han sido contrarios. Pura simulación.

En todo este lío político hay honrosas excepciones. Líderes intermedios en la escala de mando y más cerca de sus bases sociales que, al igual que sus agremiados, son sorprendidos por las decisiones desquiciantes de las cúpulas, sin embargo, surge de inmediato el milagro de la disciplina y muy pronto hayan argumentos para justificar la línea de acción que sus lideres les envían. Simulación obligada.

Yo, como veo doy. Y lo que veo son unas campañas que se basan en argumentos insustanciales para el pueblo y, además, trillados. Así no puede lograse credibilidad. Así, de plano mejor vendo mi voto, al cabo las campañas se han vuelto mediáticas en extremo y comerciales en lo ideológico. Prácticamente todos ofrecen lo mismo y ninguno dice COMO lo va a lograr. Así es frecuente escuchar entre los votantes expresiones como: -Déjate de habladas, que vas a dar ahorita, cuanto das y voto por ti. Simulación comercial.

Que vemos en las calles de Cancún atosigadas de fotografías, 2 o 3 en cada poste que, además de constituir un derroche de recursos ya sean públicos o privados, una carencia de
Contenido social. Vemos un material de alta calidad y estimo que por ello caro, “tirado” en la calle; vemos también el rostro de los candidatos con su mejor imagen (ayuda el fotoshop y al que no gane le queda el consuelo de colgar el poster en su egoteca) y, finalmente leemos el texto que al candidato le interesa que se nos grabe en la mente: “Greg Contigo GOBERNADOR”; “Alianza con la Gente Alicia Ricalde GOBERNADORA”; “En Borge si confío GOBERNADOR”.

Yo cuestiono, estimado lector, ¿porqué en las campañas políticas no se debaten las carencias de Quintana Roo, enfocándose como áreas de oportunidad? Eso es lo que un aspirante a gobernar los destinos de un pueblo debe tener presente todo el tiempo. Y vaya que son muchos los temas. Quintana Roo es una entidad que crece a una tasa del 4.7% cuando el país lo hace al 1%. Manejar esto es un reto tremendo, pero también es una gran oportunidad. No bien se ha satisfecho una necesidad cuando ya se tienen otras cinco en puerta. En 1970 Quintana Roo tenía menos de 90 mil habitantes; 20 años más tarde se aproximaba a la cifra de medio millón y en este año se registra una población cercana al millón y medio de habitantes. Este dato obliga a realizar mucho trabajo y poca política.

La confusión es tal que a la mezcla de los partidos, léase alianzas, hay que añadir candidatos que están en la calle (no es ironía) y candidatos, mejor dicho, candidato que está en la cárcel y se vale. El padrón electoral según el INEGI es muy importante, unas 850,000 personas, ya que equivale al 60% de la población total, sin embargo el día 27 pasado se publicó en Ultimas Noticias que Rafael Quintanar, destacado militante del PRD, asegura que están actualizando el padrón electoral y que su partido cuenta al menos con 60,000 afiliados en el Estado, esto es, el 7% del padrón electoral. Con esta cifra no se gana un gobierno estatal. Por este camino han de estar los demás partidos. Y volvemos a lo mismo, el ciudadano solo es visible en temporada de elecciones y el que las gana lo hace con el voto de los no afiliados, no con los de su partido.

En verdad, son muchas y concretas las áreas de oportunidad para mejorar la vida de los quintanarroenses en particular y de los mexicanos en general, como para perder el tiempo en denostarse unos a otros los líderes de los partidos en el gobierno o en la oposición. Tomemos otros ejemplos: en el país hay 2,455 municipios pero sólo 123 son gobernados por mujeres en tanto que uno de cada 5 hogares tiene jefa de familia; el Estado ocupa el lugar 31 en viviendas-casa pero el 2° en viviendas-departamentos, lo que quiere decir que se vive “apiñado” disponiendo de tanto territorio; la tasa de desempleo hace 5 años era del 1.9% anual mientras que la de hoy es del 5.4% con una tendencia para los próximos meses del 5.3%. Esto es inaceptable y fuente de grandes desequilibrios sociales. Esta tasa es mucho mayor si se considera el subempleo.

Desde el 2007 al menos, la banca participa solamente con el 10.4% de la inversión en vivienda y uno cree que la banca impulsa el desarrollo. Realmente el crédito brilla por su ausencia cuando debe ser su función básica y fuente principal de sus utilidades. Hoy en día la banca restringiendo el crédito obtiene grandes utilidades cobrando prácticamente por todos los servicios que presta y por los altísimos intereses que cobra en especial, por las tarjetas de crédito.

Insisto, hay muchos temas para debatir la mejor forma de resolverlos. Los candidatos deben concentrar su energía en el COMO solucionarlos y comprometerse a ello con la sociedad, sin notarios públicos de por medio, lo cual es una banalidad. Si se quiere refrendar la palabra empeñada durante la campaña, basta con que el candidato firme y publique en los periódicos sus compromisos. Punto. ¿Qué mejor notario que el propio pueblo?

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