sábado, 16 de abril de 2011

El IMSS: Viacrucis del Derechoabiente

Le dice un médico a otro: a este señor hay que operarlo enseguida. ¿Qué tiene? ¡Mucha lana! Dicen que las bromas llevan un fondo de verdad y puede que la comercialización, cuestión aparte de la deshumanización que es peor en el ámbito de la medicina familiar, combinada con los escandalosos precios a que los laboratorios farmacéuticos venden todo tipo de medicamentos, necesarios o no para el paciente, hoy en día sea el objetivo fundamental de los médicos y no el devolverle la salud a los enfermos. En la práctica, haciendo caso omiso a los llamados de conciencia, una persona crónicamente enferma resulta un bomboncito para el médico y no los que lo visitan de cuando en cuando. Si no fuera cierto lo que digo, un médico privado no le cobraría a su paciente más que la primera consulta y no todas las subsecuentes para checar los análisis de laboratorio y radiografías o tomografías que le mandó a hacer; los médicos del IMSS no tendrían un consultorio privado o viceversa. Si realmente fueran personas con vocación de servicio (que también las hay, muy pocas, pero los hay), humanitarias y solidarias con su país, ¿por qué entonces si tienen un consultorio privado no trabajan unas horas gratis para el IMSS o el ISSSTE o Salubridad? ¿Por qué los que trabajan de tiempo completo en el IMSS y en su tiempo libre en un consultorio privado, no dan sus consultas gratis a la gente del barrio? Porqué no es negocio consagrar la vida al servicio de la humanidad, como dirían Hipócrates o Galeno que no sabían que “time is money”.

Es de locos lo que pasa. Los médicos que trabajan para el IMSS no lo hacen por amor al prójimo, si no por adoración al hueso. Algunos se salvan, pero los demás no se por que son médicos. Para muestra un botón: en la Clínica 15 de Querétaro Capital, la Dra. Patricia Silva Salgado atiende 24 pacientes al día, es su cuota, a los que en promedio dedica 10 minutos de atención, tiempo en los que literalmente les gruñe, les obsequia un trato despectivo, los corre de su consultorio y aquellos que procuraban sus buenos oficios para recuperar la salud, regresan con una nueva enfermedad ya que se les disparó la presión arterial por el disgusto que su trato les ocasiona, porque les niega las medicinas (las pocas que hay) y los expedientes de sus exámenes de laboratorio. Bueno, también le aumenta el trabajo a su jefa, la directora de la Clínica 15, Dra. Ma. Concepción Vega Rico, quien con sus buenas maneras y fino trato, intenta devolver la salud, el ánimo y el respeto, a los pacientes de la beligerante doctora. El Cliente siempre tiene la razón menos en el IMSS.

Los niveles de ineficacia en el IMSS son increíbles. Le cuento, estimado Lector, otro caso: un paciente acude a su Clínica (principios de noviembre y le dan cita dos semanas después) y solicita que le surtan un medicamento para el corazón que, por causa de reciente jubilación, ya no le alcanza el dinero para comprarlo en una farmacia privada. Le ordenan hacerse un electrocardiograma y una radiografía de torax y lo agendan con dos días de diferencia para cada examen, tres semanas después (mediados de diciembre). Con los resultados en la mano regresa a su Clínica donde su médico familiar le agenda una cita con el médico especialista, un cardiólogo, en la T-1, que es el Hospital General. La cita quedó para mediados de enero. El cardiólogo lo checa y lo devuelve a su Clínica con una orden válida por un año para que ahí se le surta, mes a mes, la medicina requerida con la instrucción de que la primera tanda se la entreguen en la propia T-1, en la farmacia de especialidades. Después de una “cola” de hora y media le dicen que no tienen el medicamento en existencia y le dan un número telefónico para que pregunte si ya la surtieron. En su Clínica le dicen que regrese en un mes para la segunda entrega, o sea a mediados de febrero. Entre tanto, la primera entrega no se logra, todas las llamadas a la farmacia de especialidades han sido infructuosas. En la tercera semana de febrero se presenta a la farmacia de su clínica y el despachador le informa que no era necesaria la instrucción de la T-1, ya que ese medicamento siempre lo tienen (?). –Pues démelo- le dice el derechohabiente. Así no se puede, le contestan, tiene que pasar con su médico para que le extienda la receta. El paciente, ya de plano impaciente, va con la “secre” de su médico y le pide por favor la receta a lo que le contestan que tiene que sacar cita porque esta petición, al cargarla el médico en su computadora, sería como tener 25 consultas y solo puede tener 24 al máximo, así que le damos una cita rápida, para la próxima semana, ¿la prefiere en la mañana o en la tarde? (SIC). Lo cierto es que después de casi 4 meses, el paciente afectado del corazón ¡aún no recibía la medicina!

Las guarderías del IMSS ameritan una reflexión aparte, sin embargo, por ahora mencionaremos la incongruencia de sus horarios, en los cuales obligan a las madres o padres a recoger a sus hijos a la misma hora en que la mayoría está saliendo de su trabajo. Esta incongruencia mantiene a los padres con una elevada e innecesaria angustia debido a la imposibilidad de llegar a tiempo por sus pequeños.

Pero eso no es todo, la verdad es mucho más dilatada y nos llevaría varias entregas relatar las anomalías que el IMSS presenta. A cambio de lo malo que son para atender y sanar a los derechohabientes o al menos tratarlos con afecto y respeto, son muy buenos para las violaciones a los derechos humanos y para las trompadas, ocupando el segundo lugar nacional según la CNDH y el DF el peor por Estado. En cuanto a lo primero, durante el primer bimestre del año, las quejas con mayor incidencia fueron sobre negligencia médica, omisiones al proporcionar atención médica o suministrar medicamentos e incumplir con el pago de pensión; respecto a lo segundo, a principios de enero, fueron agredidos los colaboradores de Plaza de Armas, el Periódico de Querétaro, Alejandro Caballero y Hugo Camarillo, a manos de elementos de seguridad del IMSS y es hora de que su delegado, Raúl Figueroa García, no ha solventado la reivindicación que de este bochornoso caso reclaman los ofendidos. El que si se ha dado vuelo pisando fuerte es el director general del IMSS, Daniel Karam, quien sostuvo que la percepción positiva hacia la institución ha aumentado en más de 80 por ciento, como resultado de las acciones para mejorar la atención a sus más de 45 millones de derechohabientes. ¿Alguna vez habrá acudido Don Daniel a que lo atiendan en el IMSS de una dolencia? ¿En verdad se cree lo que dice? Ojalá que lea esta columna y nos apabulle con una fehaciente demostración de que el 80% de quien sabe quien percibe una mejora en la atención que presta a la ciudadanía la Institución que tan dignamente encabeza.

Un dato más de que la negligencia del IMSS campea por todo México. En Quintana Roo, la Secretaría de Salud afirmó que un menor de edad falleció en la clínica del IMSS a consecuencia de una infección generalizada y acompañado de varicela. Nadie se salva, el menor era nieto del ex Secretario de Salud del Estado Gerardo Amaro Santana y tenía 9 años de edad. ¿Jorge Río Pérez, el delegado en Quintana Roo, ha investigado y explicado a la ciudadanía sobre este caso?

Concluyo: -¿Así que tu abuelo murió en la consulta del médico? ¿Y el médico qué le dijo antes de morir? Le dijo: cuente conmigo, señor: cuatro, tres, dos, uno, cero...

Estimado Lector: regáleme un par de líneas para felicitar desde aquí, su madre y yo, a nuestra hija Imelda que hoy cumple años y cuya lejanía geográfica nos impide abrazarla: ¡Felicidades!












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