sábado, 2 de julio de 2011

Sicilia: un clavo ardiendo

No cabe duda, en política, los muertos gozan de cabal salud y los más vivos, rozagantes y sanos, de sopetón y porrazo, se quedan tan fríos como un pingüino. Sin pensarlo mucho, las apuestas al negro futuro político del PAN, están a punto de dar un vuelco de fantasía y ello no será por otra cosa que por el resultado de la entrevista-diálogo en el Castillo de Chapultepec en la que el Presidente se agarró de un clavo ardiendo marca Sicilia que, si lo manejan políticamente como es de esperarse, los candidatos presidenciales de la oposición pasarán a segundo plano y el candidato del PAN se llevará todos los millones de votos que en la junta del Cerro del Chapulín, el Ejecutivo Federal empezó a ganar.

El gran problema que destroza al país, es que la verdad está perdida, nadie cree en algo, por minúsculo que sea y la duda y desconfianza se pavonea a los cuatro vientos. Sicilia asegura que no tienen intereses políticos y sin embargo se ha convertido en un instrumento político en el instante mismo en que él y sus compañeros establecieron contacto público con el Poder Ejecutivo, un contacto que rebasa la estructura institucional de un país democrático. El pueblo debe y puede expresarse a través de sus representantes en los Congresos de los Estados y de la Nación, pero los que ahí dormitan no representan a nadie y la prueba está en que un grupo de ciudadanos exige participar con el Ejecutivo en cuestiones de seguridad pública, por lo pronto. Tampoco creen en el Poder Judicial según lo hacen ver los dramáticos reclamos de justicia como el de la señora María Elena Herrera a quien no se le da razón de cuatro de sus hijos desaparecidos, viuda por esa causa y sufriendo, por si fuera poco, por sus nietos sin padre. Imposible no conmoverse ante el demoledor estado de dolor que aflora de la señora Herrera. Imposible creer en la buena fe de las autoridades y en su labor eficaz y profesional para resolver esos casos y erradicar el crimen. Se pierde la verdad y con ella las instituciones.

¿Qué hacer cuando todas las partes defienden su razón? Sicilia reclama al Presidente que se lanzó a una “guerra” contra el crimen organizado sin estar preparado para ello. Por principio –le señalaba al Presidente- usted estaba equivocado al pensar que los malos estaban afuera (del gobierno) y los buenos adentro, cuando en las propias instituciones públicas hay tantos malos y corruptos como a los que se combate en las calles; en la nómina de los cárteles –se mencionó y se sigue mencionando- se registran desde policías hasta jueces, pasando por curas y militares y las acciones criminales no se constriñen al narcotráfico, también crecen los agravios relacionados con el secuestro, asaltos a casas y robo de autos, tráfico de personas, trata de blancas y pornografía infantil, entre otros gravísimos delitos que tienen al ciudadano en zozobra. Y el Presidente se defiende a rajatabla explicando que no puede esperar a reestructurar las instituciones públicas para defender a la ciudadanía y a los pueblos de los ataques que se mencionan y que, si solo tuviera piedras, piedras le aventaría a los criminales. Dijo también que no dará ni un paso atrás en el combate a la delincuencia con todos los medios a su alcance y que mantiene la puerta abierta para discutir cualquier otra forma de combatirla. ¿Qué hacer? Pues a jalar en paralelo, seguir repartiendo culatazos y encontrar otras estrategias, todo al mismo tiempo. No hay de otra.

En fin, la verdad se esconde y las medias verdades afloran. La flagrancia con Hank no existe pero si con la joven veinteañera que se “clava” una prenda de ropa en el super, que la suben a una patrulla, la encarcelan y exhiben su foto en la nota roja. El fuego se combate con gasolina en vez de hacerlo con agua. Las estadísticas que “demuestran” que el crimen va perdiendo terreno ignoran el dolor de las víctimas sobrevivientes. El abrazo de Calderón a la señora Herrera le roba el corazón a los mexicanos y antepone un velo a la ineficacia o contubernio de las fuerzas de seguridad. Tajantemente se niega la autodefensa contra los talamontes en el pueblo de Cherán (Michoacán) o contra los zetas en Tubutama (Sonora) porque contraviene a la Ley aunque nadie los defienda. El gobierno es el interlocutor de la ciudadanía pero es un interlocutor sin autoridad (una juez derrumba en Tijuana una flagrancia atajada por militares). A buen palo se arrima Sicilia y su movimiento por la paz que se han convertido en un clavo ardiendo para las aspiraciones panistas de conservar la presidencia en el 2012.

Y así es, el PAN-Gobierno ha recibido una tremenda oportunidad para recuperar terreno con miras a las elecciones presidenciales. Lo que verdaderamente cuenta es encontrar una veta emocional en la percepción del pueblo. Fox la encontró en el hartazgo contra el PRI (“Hay que sacar al PRI de los Pinos”); Calderón contra el miedo popular a López Obrador ("Es un peligro para México”); y, como seguramente ocurrirá, el Presidente Calderón hará suyo el movimiento de Sicilia, abanderará sus justas exigencias, se sumará al frente de la próxima caminata –usted lo verá- y solucionará, así sea a tehuacanazos, en los próximos tres meses, los reclamos más evidentes como los asesinatos de los hermanos de Julián LeBarón que, ni modo, así es la percepción colectiva y el pueblo no se equivoca, se convertirán en millones de votos a favor. Pese a tan oportuno movimiento, hay una pieza que no encaja y puede mandar el gozo al pozo: ¿Dónde están los desaparecidos? ¿Cómo se podrá explicar?

Aunque por ahora la mayoría de los analistas expresen a través de los medios su beneplácito por la reunión de Chapultepec e, incluso la califiquen de histórica y el inicio de la reconstrucción de la paz y el tejido sano de la sociedad, razones válidas, deseables y plausibles, no hay que perder de vista que en cosas de política nada es casual y que la próxima justa electoral, los lemas de campaña podrían decir algo así: “PRI-PRD-NARCO: ALIANZA CONTRA MEXICO”, (si el PAN va solo); o entuertos como “PAN-PRD UNIDOS CONTRA EL NARCO-PRI”, (si unen fuerzas). Nuevamente se avizora el recurso político del terror en contra de la población. El voto negro viene de vuelta.





Columnista

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