sábado, 27 de agosto de 2011

Los 10 Mandamientos: ¿ya son muchos?

Llegó al Parque del Retiro buscando un cura para confesarse. Tenía muchas opciones, 800 para ser exactos, ya que ese fue el número de confesionarios que se instalaron en dicho lugar con motivo de la visita pastoral del Papa Benedicto XVI a su ciudad.

-          Ave María Purísima
-          Sin pecado concebida 
-          ¿Cuales son tus pecados, hijo mío?
-          Los mismos de cada semana, padre.

-          ¿Cuáles son?

-          Pues de cajón violo el 4º, el 6º, el 8º y el 9º
-          ¿Nada más?

-          Bueno, a veces me excedo un poco y violo también el 7º y sobre todo el 10º.

-          Sólo por curiosidad: ¿respetas algún mandamiento?

-          Si, el 1º y el 3º y a veces el 2º. Con el 5º aún no he tenido oportunidad de probarme.

-          ¿Y cada semana es lo mismo?

-          Si padre, se lo juro, no haga nada grave.
-        Pues entonces no jodas. Ya sabes cual es la penitencia.  ¡Vete, Vete ya! Antes de que yo caiga en pecado mortal contigo, violando el 5º Mandamiento que te falta. Que Dios me perdone, pero estos jóvenes de hoy me han hecho malhablado …

Prácticamente los primeros cuatro mandamientos mencionados y violados sistemáticamente, tienen que ver con el respeto. Este valor fundamental brilla por su ausencia respecto del 4º mandamiento (honrarás a tu padre y a tu madre y por extensión a todas las personas mayores); el 6º y el 9º que sancionan los actos impuros de acción y pensamiento, se miden ahora con un metro de goma. Hace 40 años era obligado entrar a la Iglesia con mantilla, hoy está en desuso y las jóvenes van a misa con amplios escotes, mini-short y no hay mayor empaño si las parejas de novios o novias son del mismo sexo. El 8º y de una vez incluimos el 10º, las mentiras y falsos testimonios y desear los bienes ajenos, ya son peccata minuta. Se ha perdido el valor de la palabra. Antes se decía, con valor y con honor, “lo que vale es mi palabra”; hoy y desde hace mucho, se asegura que “las palabras se las lleva el viento”. Eso si, cada semana se confiesan, el sacerdote perdona y se vuelve a empezar. No pasa nada, el cinismo no tiene castigo.

Por otra parte, hace más de 2000 años por lo menos, robar y matar (7º y 5º) solo se castiga, a veces, si el caso es individual y el culpable no es muy importante. Los de rango superior están exentos y no se diga a los promotores de las guerras ya sea en defensa de la patria o en el nombre de Dios. El 3º, que obliga a santificar las fiestas, ya parece un descarado vacilón y diga si no es verdad, que los carnavales han caído en la perversión y la Semana Santa se espera, con el anhelo más perverso aún, de tomar vacaciones, reventarse en las playas y tomarle fotos a los que se coronan de espinas, se flagelan y llevan a rastras una pesada cruz. ¡Padre mío –diría el crucificado- y pensar que afligí mi vida por esta cabra de bolones! El 2º es letra muerta, “te juro por Dios que nada le gano a esto que te vendo”. No hay valores pero hay temores, así que por si las dudas y no se vaya a aparecer el diablo, todo el mundo le guarda su respetillo al 1er. Mandamiento. Más vale.

Estando así el planeta, sin límites ni rumbo, el Papa Benedicto XVI, como el Quijote también en tierras de La Mancha, lanza palabras de esperanza, reconciliación y solidaridad para todos los pueblos de la Tierra y lo hace con una selección de jóvenes, semillas que esparcirán su palabra, la palabra de Dios, por todo el mundo. Darán, en poco tiempo, buenos frutos. Pero no es suficiente. El Papa se zambulle en aguas turbulentas. Reyes y políticos, de izquierdas o derechas, zalameros le hacen coro pero no eco. En realidad está solo, ya que pocos obedecen los 10 Mandamientos. ¿Significa que por esta ostentosa realidad ha llegado el momento de rehacer o reducir los 10 mandamientos? Imposible, sería tanto como cuestionar la Palabra de Dios. Callejón sin salida a menos que le echen la culpa a Moisés, no es mala idea, o de perdida a San Agustín o a los redactores del Antiguo Testamento, aludiendo que no hicieron la traducción correcta o que no entendieron bien.

TROPEZON
El Presidente Calderón dijo durante la ceremonia del inicio escolar 2011-2012, aludiendo al comentario que una niña le hizo, que en su trabajo tiene que tomar decisiones entre dos cosas buenas, pero a veces no es así y eso hace difícil ser Presidente de México. Lo escoltaban Alonso Lujambio y Elba Esther Gordillo. ¿Acaso se refería a ellos como ejemplo de dos cosas buenas? No es correcto confundir a los niños. Ni de broma.

Madrid, Agosto del 2011

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