sábado, 15 de octubre de 2011

Arriban los Indignados a Wall Street

Hace algunas semanas comentamos que el movimiento de los Indignados iniciado en España el 15 de mayo pasado, se extendía en algunas ciudades de Europa y mostraba incipientes contagios en ciudades de Latinoamérica, sin pasar a mayores, que no dejaba de recordar la sacudida mundial que de manera similar estalló en Francia en mayo del 68 y que en nuestro país fue brutalmente aplastado en octubre del mismo año, por el ejército comandado por Gustavo Díaz Ordaz, entonces Presidente de México. La cuestión es que en los países de América Latina existen los ingredientes para que se genere otro movimiento de masas depauperadas, con aspiraciones y magras oportunidades. Lo que no se percibía como consecuencia lógica, era que esto ¡pudiera pasar en los Estados Unidos! Caray, ocupados en nuestras carencias tan ancestrales como cotidianas, no hemos visto con atención en que momento las esperanzas de los jóvenes estadounidenses, se empezaron a parecer, guardando la más prudente distancia, a las de los nuestros. Si esto esta pasando en el país más rico y poderoso del planeta, ¿qué nos espera en esta sufrida patria, “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”?

En Estados Unidos, el movimiento de los Indignados se denomina Ocuppy Wall Street, los Ocupados para abreviar, y algo debe pesar desde el momento en que el Presidente Obama se ha manifestado recientemente sobre ellos y, de cierta forma, con carácter comprensivo: “… ese movimiento refleja la frustración del pueblo norteamericano por la peor crisis económica desde la Gran Depresión.” No más, pero no menos. De esta declaración se pueden deducir, entre otras, un par de cosas: que en cuestión de sacarle dinero al pueblo no hay discriminación, es decir, los grandes especuladores le pegan lo mismo a los griegos que a sus propios paisanos; y, desde luego, que en el corazón de la protesta social, porque ya pasa de un problema económico a otro social, tanto da, está el enorme poder que acumula el sistema financiero. El reconocimiento de Obama a la frustración del pueblo norteamericano, pronto lo rebasará, porque el siguiente paso de ese pueblo, corrijo, de esos pueblos en cualquier parte del mundo, superaran sus demandas por un trabajo digno para cuestionar la causa que lo provoca, que es el actual sistema financiero cuyo poder excesivo y sin freno a la especulación, se nutre de una estructura democrática que cada vez más se ajusta para servir al “poderoso caballero don dinero”. La gente sencilla, el ciudadano común y corriente, el hombre de la calle, vamos, la mayoría de nosotros, ya no se siente representada por la actual estructura democrática. Y eso tiene que cambiar. Aquí lo hemos dicho varias veces, los representantes “populares” son representantes de partidos y estos de las grandes empresas y cada país es un negocio y el poder sirve para explotar ese negocio. El sistema de partidos, o sea, la partidocracia, como su nombre lo indica, no es democracia. Los partidos interfieren el ideal de la democracia que es una fórmula directa entre gobernados y gobernantes. Claro, en sociedades grandes y por ello complejas, no es fácil administrar un sistema ciudadanamente democrático. Por esto mismo hay que buscar nuevas fórmulas, porque está visto, en todo el mundo, que los partidos oprimen la democracia y se vuelven una especie de dictadura, “blanda” por el momento, pero dictadura al fin, que exprimen a sus pueblos aprobando leyes que facilitan la transferencia de riqueza desde las mayorías hacia las minorías. Esto es lo que en los hechos garantizan las dictaduras. Si queda un país en el mundo que funcione basado en un régimen democrático, no partidocrático, necesitaremos de Diógenes para encontrarlo.

La causa mínima que ha dado origen a la protesta pública de los Ocupados resulta bastante grave, ya que el desempleo funcional en los Estados Unidos, ha sido tradicionalmente de alrededor del 1%, cifra que en realidad obedece a movimientos transitorios y de corto plazo, por lo que la economía operaba prácticamente a nivel de pleno empleo. Hoy, asustémonos todos, ¡el desempleo es del orden del 9%!, lo cual equivale a cerca de 27 millones de personas en paro, cuyo desamparo en buena parte se lo deben a la crisis provocada por la especulación inmobiliaria que empinó a los bancos en yanquilandia, chicos y grandes, tanto da, por cuyo rescate el gobierno de Obama apoquinó 700,000 millones de dólares. Solo para apuntalar la dimensión de este golpe para demostrar a Obama quien manda, el rescate bancario mexicano, convertido en Ley durante el gobierno de Zedillo fue, en su origen, del orden de los 5,000 millones de dólares (menos del 1% de la bronca en USA) y aún nos tienen de cabeza y pagándolo puntualmente; otro dato, que también tiene a España en el tobogán, es que el número de desempleados se acerca a los 5 millones y solo es la quinta parte de nuestros vecinos sin trabajo. Como observaría mi hija: 27 millones de personas sin trabajo, corresponde a que Portugal, Suecia y Suiza, por enteros, ¡nadie tuviera trabajo! En el caso de México, para las autoridades, no ha sido fácil explicar porque todos los mexicanos tienen que pagar un rescate de ahorradores o de bancos quebrados, cuando el 75% de la población ni ahorra, ni debe a los bancos y, peor aún, ni siquiera tiene una cuenta bancaria. Nada, que nomás ven burro ensillado y se les ofrece viaje.



TROPEZON
Matrimonio y mortaja, del cielo baja. No cabe duda que el camino al infierno esté empedrado de buenas intenciones. Ahí está Marcelo que de manera sana y desinteresada, dio trabajo en el DDF a la guapa Rosalinda, que era embajadora de Honduras cuando golpearon al Presidente Celaya, quedándose sin chamba por tan grave causa. Y que recibió de ella nuestro carnal: ¡la pérdida de su democrática soltería! No hay derecho. Mala paga.



Madrid, Octubre del 2011

ricalmayab@hotmail.com

carlosricalde@elquintanarroense.com

Columnista

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