Estimado Lector, ya estoy de vuelta en nuestra tierra, aclaración que hago suponiendo que usted se hubiera dado cuenta de mi lejanía. Fueron 93 días, algo más, algo menos, da igual, pero los días que fueron esta vez me pesaron mucho. Conclusión 1: cuantos más años se cargan en la espalda, más duele alejarse de la casa; conclusión 2: cada vez que haya oportunidad de viajar, hay que hacerlo con gran alegría, pero el regreso hay que festejarlo con una felicidad desmedida. Nada mejor que los frijolitos de la casa y compartir los problemas y las esperanzas con nuestros vecinos y amigos de siempre y encontrarse al regreso con grandes novedades, como la Cumbre de Negocios que se realiza en Querétaro para beneficio, ahí se dijo, del pueblo de México. Que bonito.
Y que bueno que se propicien esas reuniones con títulos rimbombantes como socializar en una cumbre y hacer negocios desde lo más alto, tan alto que los de abajo ya no se distinguen y por lo mismo dejan de ser motivo de preocupación. Al cabo, como el dinero se avienta desde arriba algo les tocará a los que se quedaron a ras del suelo en espera de los acuerdos que se tomen en la cúspide. Lo menos, caray, como están las cosas, es que se generen las suficientes oportunidades de empleo para saldar las cuentas con tantos y tantos Indignados sin trabajo que se manifiestan en todo el mundo.
Sin embargo, hay cosas que desconciertan por el rumbo que toman eventos que se anuncian como de negocios y terminan en políticos. Tal vez es por la fuerza del viento ya que estamos en temporada de huracanes. ¿Qué hacen los políticos en reuniones de negocios? Sabemos que le entran a todo lo que produce una ganancia y que le cargan las pérdidas a cualquier pretexto externo imposible de prever, según ellos, pero tomar la copita en un evento tan difundido, entre abrazos, chascarrillos y ajenjo, como los bohemios de Guillermo Aguirre y Fierro, con los dueños del dinero y de las comunicaciones televisivas, no tiene nombre. Que esperan los políticos en esta Cumbre de Negocios, ¿qué les costeen sus campañas?; y los empresarios, qué ganan con abrirles la puerta, ¿Qué los exenten de impuestos? ¿Qué les den concesiones?
Eduardo Pérez Mota, titular de la Comisión Federal de Competencia, afirmó en la IX Cumbre de Negocios que “se han heredado monopolios del estado a particulares”. Parece que esto le dolió a Ricardo Salinas Pliego, quien en vez de responder al tema, se puso de ejemplo: “(yo) era un humilde empresario con 54 tiendas de la cadena Elektra. Hoy tengo 2000 tiendas, una cadena televisiva y un banco que no existía. Nadie me puede hablar de competencia… Yo no digo cosas. Yo simplemente hago”. Sencillito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario