sábado, 5 de noviembre de 2011

La Cumbre de la Desesperanza

Que pretenciosa y arrogante suena la palabra “cumbre”, cuando en vez de aplicarse para ilustrar un gran esfuerzo o un logro que implica sacrificio, tesón y voluntad de hierro, se usa para ostentar que se trata de una reunión en la que sólo están invitados los mero, mero, chipocludos (dicho mexicano) o los chivos que más mean (decir venezolano) o la crema y nata de lo que sea (dicho más universal), para tomar decisiones que afectarán la vida de sus congéneres, les guste o no. Recién concluida la Cumbre de Negocios en Querétaro, donde participaron los más destacados empresarios de Latinoamérica y sus más renombrados políticos, mexicanos incluidos, se liga la XXI Cumbre de Iberoamérica realizada en Asunción, escaparate de prestidigitadores en el que se reúnen 19 Jefes de Estado latinoamericanos con el de Portugal y con el Rey de España y su Jefe de Gobierno (no recuerdo si Andorra sigue). Esta Cumbre en la que los gobernantes queman sus reservas de pólvora disparando balas de salva, fue producto de una ocurrencia diplomática española que tuvo eco en el gobierno de Salinas, cuyo parto alumbró el cielo de Guadalajara hace 20 años.

Esa reunión en suelo tapatío celebrada en 1991, creó grandes expectativas teniendo como pivote de sus propósitos a España para ser enlace con la unión europea. Y dale con España que no acaba de encontrar su camino a la independencia económica y se le busca como ejemplo y guía para América Latina. ¿No era mejor y más novedoso organizar una Cumbre Angloamericana o una Chinoamericana? Para donde soplan los vientos del comercio internacional desde hace muchos años, evidentemente, no hacia España. No es que Hispanoamérica le dé la espalda a la Madre Patria, pero hoy en día España no es una solución para nuestros pueblos y, por el contrario, América Latina si es una alternativa para consolidar el desarrollo del pueblo español, por lo que bien le iría sumarse a los países de América que, en bloque, desarrollen relaciones comerciales con los países de Asia. América hoy, contada al sur del río Bravo, es mucho más que España.

La Cumbre de Asunción, mostró que dicho evento va en picada según se observa por el descolón (¿o desprecio?), que provocó la inasistencia de 10 de los 21 Jefes de Estado. Un desaire de tal magnitud solo puede anunciar su muerte, sin embargo, prevalece la esperanza de un nuevo aliento en razón de que la próxima Cumbre se efectuará en Cádiz y ello resulta buen pretexto para que todos nuestros Presidentes asistan, porque en el fondo sabemos que lo tomarán como vacaciones. A la gorra ni quien corra. Por lo pronto, los temas que en Paraguay se trataron son los posibles efectos de la crisis USA-Europa en Iberoamérica, el rechazo a las políticas neoliberales, la desigualdad social y la necesidad de realizar reformas que se traduzcan en mejoras para la sociedad. A los 11 Jefes que asistieron, incluido un Rey, los sentaron como escuelita y les llevaron conferencistas y funcionarios de talla internacional, como Gurría o Cox, para que les explicaran lo que pasa en sus pueblos. Naturalmente, los combativos Rafael Correa y Evo Morales, sacudieron a los organismos internacionales y a sus representantes:” no
vengan a darnos lecciones cuando sus fórmulas han fallado”; “¿Cuándo nos escucharán a nosotros?”

Sebastián Piñera, el Presidente de Chile, también aportó su dosis de crítica: “asistimos a una verdadera sucesión de cumbres, tantas que parece una cordillera, pero falta verdadera voluntad de integración”. Por su parte, Enrique Iglesias, el Secretario General Iberoamericano, no el cantante, declaró que “el riesgo para la organización y para España, está en el exceso de complacencia y en desaprovechar estos años de bonanza para realizar la s reformas necesarias”. Y es que, directamente, el desplante también afecta a España, que a más de propiciar dicho organismo, aporta un 60% del presupuesto de la secretaría general iberoamericana (siete millones de euros anuales, el resto lo pagamos nosotros), que tiene su sede en Madrid, en el Paseo de Recoletos (continuación del Paseo del Prado), en el elegantísimo barrio de Serrano. Tal parece que Rodríguez Zapatero, que solo vino a despedirse y que estuvo 8 años al frente del gobierno español, no entendió, por no decir que España en pleno, que se han invertido los papeles y que ahora son sus ex–colonias quienes pueden ayudarla y no al revés. El que no ve por lo menos tropieza.

¿Quién podrá defendernos? España, junto con Portugal, sin considerar a otras naciones, están en el centro de la crisis financiera de Europa; América Latina muestra un crecimiento económico global, a la par que empeora la distribución del ingreso y aumentan los índices de pobreza; el crimen organizado avanza brutalmente lo mismo en México que en Centroamérica o Brasil, aunque digan de este último que es un ejemplo a seguir. 20 años de promesas incumplidas produce hastío y, por ello, nunca como ahora una cumbre política internacional había concluido sus trabajos con tantas diferencias, con tanto descrédito de sus líderes y sus democracias y tanta… y tanta desesperanza.

Tropezón
No crean que se olvidó mencionar al Presidente Calderón, según EFE, en Uruguay dijo: “Las vacas gordas pueden terminar súbitamente en América Latina”. ¿Las vacas gordas? Seguramente las hay e intuimos quien las ordeña y por ende quien se toma la leche. Eso sí, el pueblo de América no es, pues solo sabe de vacas flacas. Gardel, ¿dónde estás?, ¿cómo que veinte años no es nada?

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