sábado, 26 de noviembre de 2011

AMLO en el país de la simulación

La revolución mexicana nos dejo varios vicios y contados beneficios. Uno de esos vicios es que a los caudillos, si no les gustaban las leyes que aprobaba el Congreso en turno, alguno se levantaba en armas para imponer su voluntad con lujo de gandallismo. Con el tiempo, se creó un sistema de institucionalidad a través de acuerdos para concentrar el poder a cambio de prebendas y negocios a sectores organizados que acabó con los levantamientos pero no con los gandallas, porque la institucionalidad resultó de un acuerdo de conveniencia, impuesto por las distintas facciones, una institucionalidad negociada y no producto de la evolución y madurez de la sociedad. Desde entonces, salvo las consabidas excepciones, la sociedad es institucional por conveniencia y gandalla por vocación: el patrón hace como que paga y el empleado como que trabaja; el alumno como que estudia y el maestro como que enseña; el que cree en Cristo pero no sigue sus enseñanzas; el cura que pregona la humildad y vive como príncipe; el líder que idealiza el camino pero desvía su propia ruta; el político que se sirve del pueblo y se roba el presupuesto, en fin, el que simula ser honesto pero se estaciona en doble fila o en el sitio para minusválidos o soborna al policía o vende kilos de 900 gramos; no respeta límites de velocidad, evade impuestos y así casi todo como en el cuento de nunca acabar. La simulación se vuelve una forma de vida: "el que no transa no avanza" y el único verbo que se aprende a conjugar desde pequeño es "madrugar". Vea usted: le dimos madruguete; al que madruga Dios lo ayuda; no por mucho madrugar se amanece más temprano; para uno que madruga, otro que no duerme; me quiso madrugar pero me adelanté; ... y uno más, variante encantadora del gandalla que simula y madruga: ¡el más chimuelo masca rieles!

Pues ahí esta López Obrador, un político madrugador que no tiene límite a su conveniencia. No se levanta en armas como antaño, pero se alza por encima de las instituciones en cuanto la norma afecta sus intereses y lo hace con absoluta falta de congruencia y decoro en relación con su discurso. Ahí no da ni un paso atrás y no hay poder real o ético que le ponga freno. Cuando perdió las elecciones presidenciales porque se atascó de soberbia, no cayó en cuenta del momento en que su adversario lo madrugó, pero eso sí, sin medir consecuencias se declaró Presidente Legítimo y con ese título a gobernado durante 5 años. Ahora, siendo Presidente en funciones por su real voluntad, se lanza con el apoyo de todos los partidos de siniestra (sinónimo de izquierda, pero les acomoda mejor) a contender por la Presidencia de la República, ¿se vale eso? ¿Dónde queda entonces el principio de no reelección? ¿Desconoce así su propia y legítima presidencia? Pues si y ni siquiera se arrepiente o le da remordimiento haberse declarado Presidente ante su amado pueblo y pedirle otra vez su voto. Siendo Presidente, lo correcto, en vez de buscar la reelección, era trabajar en favor de Marcelo y buscar la unidad de la siniestra en torno a este último, propósito que hubiera logrado con la mano en la cintura y que hubiera sido aplaudido por todo el mundo ademas de que, en lo personal, hubiera alcanzado las grandes alturas reservadas para los políticos que anteponen el bienestar del país a sus propios intereses, un verdadero líder moral. Pero dicen que el hubiera no existe. La simulación, lamentablemente, sí.

Incongruente y egocéntrico a mas no poder. AMLO, habla de recuperar valores pero no pone la muestra. Si Marcelo hubiera ganado la competencia de encuestas no habría servido más que para ahondar la desunión, ya que desde su alta investidura de Presidente Legítimo, siempre sentenció que estaría en las boletas del 2012 aunque sea con un partido chico. Marcelo entendió -según cuenta un amigo de Convergencia-, que Andrés Manuel no respetaría que lo dejaran fuera y acordó una maniobra que lo dejara a él en el camino, sacrificándose para reconstruir, si alguna vez la ha habido, la unidad de la siniestra en favor de López Obrador. Con este retroceso ya pueden promover su frase de campaña "Unidos para Perder".

Y aquí le va otro madruguete: el IFE reglamentó plazos para realizar una pre-campaña en la que públicamente cada partido sacara un candidato y ya elegido iniciaran la campaña por la Presidencia de la República. En el caso de la siniestra mexicana, que decidieron sacar a su candidato único de una buena vez, deben reconocer que ya no tiene caso hacer una pre-campaña que concluye el 28 de febrero con un costo de 167 millones de pesos. Pero la van hacer. Desde luego el IFE debió prohibir que la siniestra utilizara ese lapso intermedio para aumentar su tiempo de campaña presidencial. Pero no lo hizo. El Presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, dio luz verde (parece que ya reculó) a López Obrador quien propenso como es a sacar ventaja, a evadir las reglas y a no respetar las decisiones de la autoridad, a buscar su conveniencia por encima de la ley, se aventó la puntada de pedir a los presidentes de cada partido de la siniestra, que se inscribieran como aspirantes a candidato único de la alianza PRD-PT-CONVERGENCIA-ETC, con el fin aprovechar el tiempo y el dinero de la pre-campaña. Simulación tan evidente y descarada obligó al Presidente del PT, a negarse como comparsa y a no jugar el papel del célebre "Juanito". Al parecer la ética no cuenta ni la burla a la sociedad ante la evidencia que ya todos sabemos: que el candidato único de la siniestra está definido. Lo siento, amanecí moralista.

Tropezón
Carreterazos en la México-Querétaro y México-Toluca. ¿Porqué gastar tanto dinero en señales que limitan la velocidad y que casi nadie respeta? Porque el Congreso no tiene el tamaño para promulgar una Ley que ponga un tope a la velocidad de los automotores. !Cuantas vidas al año se pierden por esta irresponsable simulación!

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